CRONISTA – El Grupo de los Seis y el Foro de Convergencia ya trabajan en una propuesta sobre cómo sacar al país de la pandemia y volverlo a insertar en la rueda económica. Tal vez sin quererlo y seguramente sin pedirlo explícitamente fue el propio presidente Alberto Fernández quien terminó de darles el impulso a los principales referentes del empresariado nacional cuando el pasado 9 de julio festejó el Día de la Independencia sentando en una misma foto tanto a empresarios como a sindicalistas en una celebración de la que también participaron los gobernadores. Eso no fue solo una foto; fue un gesto político duro del “albertismo” volviendo a sus pilares troncales: los gobernadores y la CGT; sólo que ahora deberá sumar la pata privada si quiere sostener más allá de la cuarentena y de sus primeros siete meses de Gobierno un trazo sostenible que genera confianza y reactivación en la economía y pueda surfear las tensiones políticas de la alianza gubernamental. Los dirigentes empresariales del denominado Grupo de los Seis recogieron el guante inmediatamente.
La idea es ganarle tiempo a la convocatoria del Consejo Económico y Social y tener propuestas concretas de corto plazo para evitar que esa iniciativa de lo que fue la Mesa del Hambre, con muchos convocados de fuste para la foto pero pocos “soldados” en el día a día. La urgencia hace que los empresarios apuesten, al menos por ahora, a acciones más modestas pero más concretas como por ejemplo la que logró la UIA y la CGT al comienzo de la cuarentena preventiva y obligatoria acordando reducción de salarios. Desde el sector privado le ponen muchas fichas para este armado al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, quien de hecho convocó el miércoles pasado a una primera reunión preparatoria.
En el encuentro del 9 de julio en Olivos, el Presidente ya les había ratificado la marcha atrás en la expropiación de Vicentin y el éxito en la negociación por la deuda con los bonistas bajo legislación extranjera. Si bien en la convocatoria se había dicho que los empresarios tendrían una reunión posterior a solas con el Presidente y eso, finalmente, no ocurrió; los empresarios aprovecharon cada instante al lado de primer mandatario, quien también habría admitido modificaciones en otro tema considerado troncal para la agenda privada como el cepo al dólar y las restricciones del Banco Central. En realidad, el tipo de cambio no parecería atrasado respecto de los Estados Unidos por ejemplo, aunque sí presenta algunas dificultades con otros países con los que comercializa la Argentina de acuerdo con un informe del estudio Ferreres que pone más el acento en la pérdida de capital del país y una eventual caída de la inversión que orillaría el 30% para fines de este complejo 2020. Sin hablar de los aumentos que están frenados y deberán accionarse en la segunda mitad del año como por ejemplo tarifas.
En ese sentido Ricardo Torres, presidente y CEO de Edenor calculó que por ejemplo los clientes de esa compañía recibieron u$s 500 millones del Estado en 2019 y ahora el 70% paga hasta cinco veces la factura eléctrica en servicio de cable o internet o un tanque de nafta es, en promedio, cuatro veces ese gasto. En este intercambio de señales cara a cara, los dirigentes del G6 decidieron en las puertas de Olivos avanzar con un documento conjunto que estaría por salir del horno en los próximos días. Los equipos técnicos trabajan sobre la base del plan de reactivación que ya presentó la Unión Industrial, que conduce Miguel Acevedo.
Hay diferencias entre las entidades que tienen básicamente vinculación con la suerte que les tocó durante la cuarentena. Es decir, el campo, que estuvo representada por Daniel Pelegrina, timonel de la Sociedad Rural que acaba de cumplir 154 años en cuarentena, por ejemplo nunca dejó de funcionar. Algo similar ocurrió con los bancos mientras que la industria, salvo la alimentación que viene motorizando la economía y seguirá haciéndolo en la pospandemia, la construcción y parte del comercio estuvieron inmovilizados. De todos modos, hay coincidencias fundamentales: la alta presión impositiva, el alto nivel de endeudamiento, el acceso al crédito productivo y las nuevas modalidades de contratación. Sobre esas coincidencias gira el texto al que aún le falta una edición final. La Mesa de Enlace, que integran todas las entidades del sector además de la SRA, Coninagro, CRA y Federación Agraria, viene con reuniones virtuales semanales en las que va puliendo sus propias propuestas, basadas en 14 puntos que ya le entregaron al Gobierno.
En estas últimas horas están prácticamente abocados a los ataques a silo bolsas y al cierre de fronteras provinciales. La semana pasada se reunieron con los ministros de Seguridad, Sabrina Frederic, y de Agricultura, Luis Basterra, y lograron que estos ataques se incorporen como tema dentro del protocolo que atiende el Consejo de Seguridad Interior. Desde entonces, hay un seguimiento personal de la ministra para unificar la información en torno a la violencia rural y definir acciones de Estado. Con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, los ruralistas trabajan en el cierre de fronteras entre Tucumán y Santiago del Estero y Córdoba y San Luis como focos más álgidos ya que esas normativas impuestas por los gobernadores dificultan el funcionamiento de la actividad que es considerada esencial e incluso demora el traslado de trabajadores calificados como esenciales de una provincia a otra. En la misma dirección se mueve el Foro de Convergencia Empresarial (FCE) que se reunió el miércoles vía online y que promueva un tercer encuentro con la cúpula de la CGT para un futuro no muy lejano.
En este caso el FCE trabaja en el mediano plazo, más que en la urgencia de la salida de la cuarentena pero apunta a la trama impositiva nacional, provincial y municipal que, según los cálculos de este foro, coordinado por Miguel Blanco, hacia fines de 2019 representaba en cuanto a presión impositiva en relación al PBI un volumen de recursos similar al acuerdo stand by que negoció el ex presidente Mauricio Macri con el FMI. En el documento de la agrupación que reúne a más de 60 entidades empresariales estaría afilando el lápiz el economista Manuel Solanet y su equipo de la Fundación Libertad y Progreso
Sentar en la misma mesa a los empresarios fue un gesto político duro del “albertismo” volviendo a sus pilares troncales: los gobernadores y la CGT
Ahora deberá sumar la pata privada si quiere sostener más allá de la cuarentena un trazo sostenible que genere reactivación en la economía