ÁMBITO FINANCIERO – Periodista: ¿Cuál es su evaluación sobre el proceso de renegociación?
Aldo Abram: Yo creo que el proceso de negociación de deuda se demostró que no fue el mejor. Evidentemente somos un país que estamos encarando la novena reestructuración, con lo cual quiere decir que en términos históricos venimos siendo lo suficientemente irresponsables como para estar en esta posición tantas veces en otras oportunidades. Lamentablemente cuando una empresa va pidiéndole a sus acreedores que por novena vez le reestructuren la deuda, los acreedores tienen derecho a pensar que viene siendo bastante mal manejada esa empresa, por lo cual uno tendería a exigirle para hacer una mejor evaluación de las posibilidades de pago de esa empresa a futuro y que diga que va a hacer para mejorar el manejo de esa empresa. Lo que tuvimos nosotros fue un gobierno que se negó a hacerlo, o sea decir qué va a hacer para que la Argentina en unos años no esté en su décima reestructuración de deuda, porque hay que dejar de repetir los errores del pasado, que los funcionarios del gobierno gastan mucho más de lo que los argentinos podemos pagar. Eso hace que a la corta o a la larga vos acumules una cantidad de deuda suficiente como para no afrontarla. Ese es uno de los tantos ejemplos de cosas que hay que cambiar.
P.: ¿Qué opina de la quita?
A.A.: Dado eso, era poco probable que la oferta inicial del gobierno sea aceptada, porque implicaba una quita de dinero muy fuerte, y eso es lo que ha llevado a estas nuevas presentaciones de propuestas del gobierno acercándose a lo que estaba dispuestos los acreedores a aceptar de quita, dado que no le das ninguna garantía de que en el futuro vas a crecer y que vas a ser lo austero necesario para poder pagarle. Esa quita tiene que ser mucho menor, porque lo que vas a descontar es que a futuro te van a pedir otras quitas, como ya lo hemos hecho sobre los bonos que defaulteamos en 2001, a los cuales les hicimos una quita del 60/70 %, hacemos las estimaciones, y acá estamos reestructuramos la deuda de nuevo.
P.: ¿Alcanza?
A.A.: Claramente la Argentina demostró que su problema de fondo no es cuánta quita tiene que hacérsele a la deuda para que sea sustentable, sino un cambio de actitud, dejar de gastar perseverantemente por arriba de sus posibilidades. Por eso creo yo que se ha demorado lo que demoró este acuerdo, y yo sí creo que por suerte tanto del lado negociador del gobierno como de los acreedores había voluntad para llegar a un acuerdo.
P.: ¿Por qué?
A.A.: Del lado del gobierno fundamentalmente porque sabían y entienden del costo que tendría una sensación de pago total, sobre todo para la economía y el sector privado productivo, que todavía tiene crédito, que si logramos esta reestructuración va a mejorar, y que con una cesación de pago lo hubiera perdido todo. Del lado de los acreedores, para los cuales la verdad que nosotros somos una pequeña porción de la cartera que les está generando un dolor de cabeza en medio de una situación internacional marcada por una pandemia que genera altísima incertidumbre sobre todo el resto de su otra cartera. Por eso creo que estamos llegando a este final en el cual va a haber un acuerdo.
P.: ¿En cuánto podrá volver la Argentina a los mercados para tomar deuda?
A.A.: Lo más relevante no es el crédito al sector público, porque lamentablemente hemos visto que cuanto más acceso tienen nuestros gobiernos al crédito más malgastan, más se endeudan y terminamos en una nueva reestructuración de deuda. Aunque es cierto que en este caso no creo que tengamos un pronto acceso masivo a los mercados internacionales, algo más vamos a tener, porque con la tamaña cantidad de liquidez que hay en el mundo y los bajísimos rendimientos que dan aquellas inversiones que no tienen riesgo, alguna moneda puesta los inversores a los países más riesgo para ganar un poquito más de beneficio en sus carteras, puede que sí nos beneficie. Donde probablemente tengamos un mejor acceso al crédito es con los organismos internacionales, que son más generosos con un país que no está en default, que con uno que sí, y ahora con esto de la pandemia son un poco más generosos aún.
P.: ¿Vale esto para el sector privado?
A.A.: Eso por parte del sector público, pero para mí lo relevante es el acceso al crédito que va a tener nuestro sector privado productivo, si se reestructura la deuda, porque lo vamos a necesitar, ya que es el verdadero motor de la economía, el que va a recuperar la economía de esta cuarentena sumamente restrictiva. Va a necesitar todo el crédito que sea posible porque va a haber muchísima gente desempleada y muchísimos argentinos en la pobreza, así que necesitamos que el sector privado productivo crezca mucho y rápido. No creo que esa sea la única condición esto, lamentablemente, creo que es bueno y necesario porque vamos a tener más crédito, porque la gente va a tener menos incertidumbre del futuro.
P.: ¿Cuál va a ser el impacto del acuerdo en lo que solemos denominar la “economía real”?
A.A: La gente que tiene menos incertidumbre del futuro tiende a ahorrar menos en activos extranjeros, esto de agarrar tus pesos por incertidumbre y meterlo en el ropero, una caja de seguridad, o mandarlo al exterior. Si la fuga de capitales es menor y la gente está ahorrando menos, está gastando más, y está invirtiendo más y eso ayuda a dinamizar la economía. Por eso creo que el tema de la reestructuración de la deuda va a ser positivo, más que nada por el mayor acceso al crédito que le va a brindar al sector privado productivo para permitir una recuperación.
P.: ¿Qué efecto tendrá en acciones, bonos y riesgo país?
A.A.: Obviamente con estas perspectivas, y sacado del horizonte de una sensación de pago, la acciones y los bonos deberían tener un buen recorrido, que ya de hecho ayer lo han demostrado y hoy va a pasar lo mismo. Es cierto también que los bonos deberían mejorar su cotización y hacer bajar el riesgo país, que en definitiva es la diferencia lo que paga un bono de tasa de interese de la Argentina respeto a un bono de Estados Unidos. O sea, si mejoran los precios de los bonos, cae ese rendimiento, y se achica la percepción de riesgo. Yo creo que ese va a ser el rumbo que van a tomar los mercados, aunque también no me extrañaría que haya una menor presión cambiara en los mercados paralelos, no tanto en el mercado oficial, porque ahí el tipo de cambio está artificialmente retrasado, pero si en lo que es el tipo de cambio paralelo. Allí es donde se observa mayormente la demanda de divisas por parte de la gente que quiere buscar cubrirse, que tiene incertidumbre, incertidumbre que va a bajar, y también porque esto tiene que tener algún impacto moderador de la caída en la demanda de pesos que hemos obersvado en los últimos tiempos. Eso implica una menor presión a la baja del peso, y esa menor presión va a implicar una menor presión al alza de los tipo de cambios paralelos.