“A la hora de recuperar su dinero, el FMI va a volver a su ortodoxia”

Foto Manuel Solanet
Director de Políticas Públicas en 

Por Carlos Lamiral para ÁMBITO FINANCIERO

El exsecretario de Hacienda y actual director de Políticas Públicas de la Fundación Libertad y Progreso, Manuel Solanet, consideró que el Fondo Monetario Internacional le va a reclamar a la Argentina un déficit fiscal en 2021 más bajo que el del 4,5% anunciado por el ministro Martín Guzmán, lo cual implicará una reducción del gasto más importante.

Más alejado de la idea de aplicar una política de shock para resolver el problema de las finanzas públicas, el exfuncionario consideró que se puede evitar una devaluación si se presenta “un programa estructurado y coherente” y agregó que el gobierno debería mostrar un plan que permita en “dos o tres años” pasar a tener superávit primario.

A continuación, el diálogo que mantuvo con Ámbito.

Periodista: ¿Cuál es su perspectiva respecto de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional?

Manuel Solanet: Van a ser difíciles y duras las negociaciones porque en esta etapa el FMI va a exigir un programa. Va a exigir su cumplimiento y va a pedir un monitoreo. Ese programa tiene que apuntar a que el fisco esté en condiciones de devolverle la deuda al Fondo.

P.: El ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo que el déficit del año que viene va a ser de 4,5 puntos del PBI. ¿Cree que puede ser aceptado eso?

M.S.: No creo que el FMI esté en condiciones de aceptar una proyección de déficit primario de 4,5% del Producto Bruto Interno. Va a pretender un resultado un poco más ambicioso.

P.: Algunos economistas sostienen que el 4,5 puntos de PBI implica solo la reducción de los gastos vinculados al covid-19, que es como volver al déficit pre-pandemia…

M.S.: Sí, aproximadamente es eso. Pero hay que tener en cuenta que tenemos un atraso de salarios públicos y jubilaciones y que si se produce una recuperación como producto de movimientos de fuerza, va a ser difícil.

P.: Frente a eso, ¿qué tiene que hacer el Gobierno?

M.S.: El Gobierno tiene que presentar un programa que no pretenda hacer un ajuste inmediato, pero que en forma progresiva lo lleve a conseguir un superávit primario en dos o tres años.

P.: Todos aseguran que lo que se va a procurar es negociar en Acuerdo de Facilidades Extendidas…

M.S.: Ese programa incluye compromisos de ejecución. Cuando uno dice que va a bajar el gasto, hay que ponerle letra a eso. Tiene que decir cómo va a hacerlo.

P.: La mecánica sería que el aumento del gasto no sea superior al del aumento de los ingresos..

M.S.: Con la salvedad de que el aumento de los ingresos fiscales no puede ser por aumento de impuestos, porque ya están en un nivel que no soporta más. Van a tener que hacer un trabajo eficiente en la reducción de la evasión y una reducción del gasto. El gasto público subió 15 puntos entre 2002 y 2015. Algo de eso es irreversible, como la moratoria de jubilados y pensionados, que los llevó al doble. El número de empleados públicos creció 70% en el país.

P.: El ministro Guzmán habla que por ahora el objetivo de su administración es que se sostenga la brecha, es decir, que no se amplíe más. No dice por ahora de bajarla. ¿Cree que es posible?

M.S.: Bueno… le están quitando todos los dólares disponibles de la reserva. Hay que ver hasta cuando se aguanta eso. Primero van a pasar por una etapa de desdoblamiento de mercado, un dólar financiero y otro comercial, como ha ocurrido siempre, pero eso significa que la gente buscará los dólares baratos para venderlos caros. Eso va a postergar la solución del problema y en última instancia llegará una devaluación, que genera un impuesto inflacionario. Dios quiera que no se convierta en una hiperinflación.

P: ¿Se puede evitar eso?

M.S. Si hay un programa, con una reforma laboral, que disminuya los costos e impulse las inversiones privadas el clima va a ser otro…

P.: ¿Cree que el Gobierno va a poder financiarse con un mercado en pesos?

M.S. Va a tener que ofrecer una buena tasa de interés. Hoy el estado se está financiando con bonos y aún así la gente sigue comprando dólares, porque cree que la tasa que le están ofreciendo está debajo de la inflación. Eso es como una frazada corta. Si uno recrea un mercado de pesos tiene que subir la tasa y eso es recesivo. Lo que hay que hacer es un programa estructuralmente coherente que contemple reglas y genere confianza para las inversiones. Seguridad jurídica, garantizada, seguridad personal garantizada. Lo lamentable es creer cuando hacen las cosas al revés. En vez de privatizar, estatizan, aumentan el gasto, y entonces no hay coherencia. Pero estas cosas se pueden corregir…

P: ¿Supone que el FMI va a tratar de hacer cumplir esto?

M.S.: A la hora de tener que recuperar su dinero el FMI va a volver a su ortodoxia. Hasta ahora se ha mostrado muy complaciente cuando no le jugaba lo propio, pero ahora son responsables de recuperar la plata que prestaron.

P.: ¿Qué opinión tiene sobre este conflicto que estalló entre el Gobierno nacional y la Ciudad de Buenos Aires?. ¿Le corresponde a la ciudad tener coparticipación?

M.S: La ciudad de Buenos Aires tiene establecido un porcentaje como las demás provincias, en lo que se llama la distribución secundaria.

P.: Lo que parece es que si uno ve el diagrama de flujo de los fondos de la coparticipación es un laberinto incomprensible…

M.S: Se ha ido complicando porque se han ido introduciendo excepciones. Hay fondos que no entran en la ley de Coparticipación que van por afuera respondiendo a necesidades del momento. Eso lo hace casi inentendible. Lo que se hizo es quitarle 1 punto a la Ciudad de Buenos Aires de un total de 3,5%.

P.: O sea que a la Ciudad le van a quedar dos puntos y medio. ¿Pueden ser 50.000 millones para el año que viene?

M.S: Puede ser, es más o menos el 5% del total del presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires.

FUENTE

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