LA GACESTA DE SALTA – Las filiales locales de los bancos no venden dólares para ahorro. El virtual feriado cambiario se mantuvo por problemas técnicos. Y es probable que se mantenga así hasta terminar esta semana, según estiman algunos banqueros. En el medio, el Banco Central informó ayer que la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) le enviará la información necesaria para validar a los bancos los datos de quienes reciben un programa de asistencia a cargo del organismo, de manera que se pueda reanudar la venta del dólar ahorro a las personas habilitadas. A partir de este acuerdo, las entidades financieras dejarán de consultar en la página web de la Anses para obtener la certificación negativa denegada y realizarán ese proceso de manera directa en la base de información del BCRA.
En la city tucumana, las casas de cambio tampoco venden dólares por la misma razón a aquellos que van a buscar el cupo de U$S 200. Con estas restricciones, en la principal calle financiera local proliferan los arbolitos que negocian la divisa estadounidense a entre $ 138 (comprador) y $ 147 (punta vendedora). Hay demanda de aquellos que creen que aún puede seguir subiendo y no saben en qué refugiarse para mantener su poder adquisitivo.
En Buenos Aires, el dólar oficial cerró a $ 79,86 en promedio, con una suba de 15 centavos con respecto del cierre del lunes, mientras el contado con liquidación (CCL) avanzó a a $142,22. Por su parte, el denominado dólar MEP subió a $ 133,91 por unidad., mientras que el dólar con el recargo de 30% -contemplado en el impuesto País-, marcó un promedio de $ 103,82 por unidad. Y con el anticipo a cuenta del Impuesto a las Ganancias de un 35% sobre la compra de divisas, el valor promedio fue de $ 131,77. En tanto, el denominado informal o “blue” se negoció a $ 145, (suba de $ 4).
“Está claro que el tiempo que estamos viviendo es un tiempo de emergencia, es un tiempo excepcional. Ninguna de las medidas que hemos tomado nos hacen felices ni las disfrutamos”, afirmó el presidente Alberto Fernández. Y agregó: “son medidas que la coyuntura nos exige por el grado de deterioro que tenían las reservas del Banco Central cuando nosotros llegamos”. También el ministro de Economía, Martín Guzmán, defendió las medidas, durante su exposición en el Congreso sobre el Presupuesto 2021. “Estamos teniendo que lidiar con el proceso de especulación financiera de los procesos previos, con una política monetaria que favoreció el ingreso de capitales especulativos, que fuerza a la economía a defenderse”, dijo. “Esto hace que Argentina hoy tenga que tener controles de capitales sustancialmente más extendidos que los que idealmente se quisieran tener para defender a la economía de todas las presiones que enfrenta en el frente financiero”, acotó.
Según el economista del Ieral, Jorge Vasconcelos, el objetivo de preservar reservas del Central se verá contrarrestado por otros mecanismos. La demanda de los ahorristas puede derivarse al “blue”, y una brecha cambiaria de 70% (o más) acentúa los malos incentivos. El experto señaló que no se trata sólo de lo financiero y cambiario. “La incertidumbre desatada puede afectar los planes de producción y empleo. Para que la oferta de bienes fluya, se necesita conocer el valor de reposición de los insumos y partes involucrados en el proceso productivo, y eso no está asegurado”. Así, acotó el economista, la oferta de bienes se puede retraer. De hecho, hay empresas (las que tienen capital de trabajo depositado en el exterior) que ya no tienen acceso al dólar oficial para importar, por la vigencia de la circular 7030, una norma que debería derogarse a la luz de las nuevas restricciones dispuestas para el pago de las deudas con el exterior del sector privado. El saldo de caja del comercio exterior puede debilitarse, por aceleración de pago de importaciones y freno en las exportaciones. No hay que olvidar el remanente de soja en los silobolsas por el equivalente a U$S 6.500 millones de, que ahora encuentra pocos motivos para entrar al mercado. Aunque la lógica de los controles es tratar de impedir la devaluación del peso en el mercado oficial, las presiones inflacionarias seguirán a la orden del día, e incluso pueden acentuarse, advirtió Vasconcelos.
Según la Fundación Libertad y Progreso, las reservas internacionales netas se ubican en torno a los U$S 7.800 millones. “Vale aclarar que no todas las reservas netas son líquidas ya que se incluye al oro por casi U$$ 3.900 millones y los Derechos Especiales de Giro (DEGs) por alrededor de U$S 2,800 millones. Sólo U$S 1.100 millones de las reservas internacionales netas son de rápida disponibilidad, lo cual agrava aún más el problema ya que el poder de fuego para una acción rápida es aún más limitado. “La brecha entre el dólar oficial y el contado con liquidación, se disparó a niveles cercanos al 70% en el promedio mensual, superando los máximos observados en 2013; y comenzar a utilizar el Oro y los DEGs podrían poner aún más nervioso a los mercados”, alertó la fundación.
Sector empresario
“Impactará en los precios”
“El hecho de que se haya incrementado la carga impositiva sobre el dólar, indudablemente va a incidir sobre los precios de los productos”, afirma a LA GACETA Héctor Viñuales, vicepresidente a cargo de la presidencia de la Federación Económica de Tucumán (FET). Fundamenta este concepto en que gran parte de los productos que se comercializan tienen componentes de importación que registrarán la variación del tipo de cambio en el país. “Medidas como las que anunció el Gobierno causan inestabilidad en las decisiones de inversión, ya que modifican las reglas de juego”, precisa el empresario. A su criterio, esto no contribuye a que la Argentina brinde un imagen de seguridad jurídica y un buen clima para los negocios.
Las medidas cambiarias llegan justo en el momento en que se conoce que el Producto Bruto Interno (PBI) se derrumbó un 19,1% en el segundo semestre del año, por efecto de la pandemia en la producción, según el Indec. Esta caída es más pronunciada que cualquier período durante la mayor crisis de Argentina en 2002, cuando se hundió un 16,3% en el primer trimestre de ese año. Ese año, el país cayó en ‘default’ y salió de una convertibilidad que ataba al peso uno a uno contra el dólar. En el primer semestre del año bajó un 12,6% con relación a igual período de 2019.