IPROFESIONAL – Descifrar qué ocurrirá con el dólar, o mejor dicho, cuándo la divisa norteamericana pegará un salto considerable en su valor, es una tarea que se desplaza entre las orillas de la confusión y de la imprevisibilidad para el ahorrista promedio argentino.
Por tal motivo, muchos vieron la escalada del blue a finales de octubre como una señal de que las presiones del enorme porcentaje de la brecha entre los valores de los paralelos contra el formal provocarían, inevitablemente, una devaluación inminente y se apresuraron a comprar billetes verdes en cuevas al valor récord de $195.
Pero luego de ese pico, el dólar ilegal acumuló 13 jornadas a la baja, perdió $46, y en la cabeza de muchos que se la jugaron por esa cifra que rompió todas las marcas surgió una pregunta clave: ¿conviene venderlos para no perder más valor o lo mejor es invertirlos y obtener una renta de ellos?
Esos preciados billetes verdes
Muchos ahorristas pequeños compraron dólares a $195
Al respecto, Martín Kalos, economista y director de EPyCA Consultores, explicó que antes de elegir alguna de las herramientas disponibles en el mercado, cada uno debe conocer el tipo de riesgo al que está dispuesto a afrontar. Para ello es necesario hacer una autoevaluación y consultar con expertos.
El mercado dio una señal rápida a este interrogante: el miércoles de la semana pasada se rompió el tobogán del blue, el cual frenó su caída y cosechó un rebote de $13 en una jornada.
Consultado al respecto por este medio, el doctor en economía Agustín Monteverde fue tajante: “No es el momento para desprenderse de los dólares”, y añadió que estas dos semanas con clima tranquilo en realidad son el ojo de la tormenta.
“El problema es que la cotización del dólar está atrasada y no se arregló nada en nuestra economía, sino que la brecha cambiaria sigue siendo muy grande y del lado del Gobierno lo único que hay es más nafta para el fuego”, agregó.
Por su parte, su colega Aldo Abram también cree que vender los billetes verdes sería un error y manifestó que solamente conviene hacerlo si son destinados a la compra de un bien “que produzca satisfacción”. Pero, advirtió, “si esos ahorros que tenés son por las dudas de que te quedes sin trabajo o por otro motivo importante, guardalos”.
Entonces, desechada por expertos la opción de venta, ¿qué puede hacer con los dólares aquella persona que corrió detrás del blue cuando tocó su pico de $195?
Barajando opciones…
Los especialistas coinciden en que no es momento de deshacerse de los dólares
En diálogo con iProfesional, el especialista en finanzas Edgardo Pascualini barajó que “dejarlos debajo del colchón unos meses para esperar que se tranquilice el mercado” no es una mala opción para el corto plazo.
Cabe destacar, en sintonía por lo expuesto por Pascualini, que al 5 de noviembre (último dato disponible) los depósitos en moneda estadounidense del sector privado sumaban menos de la mitad de los que había el año pasado, antes de las elecciones primarias que marcaron el inicio del triunfo de Alberto Fernández: u$s14.716 millones.
Pero para quienes quieren obtener una renta de sus dólares, luego de desembolsar unos cuantos pesos para adquirir la divisa norteamericana, el especialista recomendó la diversificación en una serie de inversiones que están a disposición del ahorrista, entre las que se destacan el bono del Tesoro de Estados Unidos –cuyo rendimiento está por debajo del 3% anual-, las ON en dólares y las criptomonedas, que están en auge, junto con ladrillos digitales -crowdfounding inmobiliarios-, por el avance de la tecnología.
Al respecto, Kalos explicó que las Obligaciones Negociables son uno de los instrumentos mediante los cuales el ahorrista podría acceder a un buen negocio, “o al menos se prevé que lo sea”.
En cuanto a las criptomonedas, el especialista de EPyCA advierte por la volatilidad que tiene el Bitcoin, independientemente de lo tentador que puede parecer invertir en este tipo de herramientas. Por ejemplo, el 13 de agosto estaba en u$s11.500 y promediando noviembre llegó a picos de u$s16.000, contando con varias jornadas donde perdió valor y que podrán asustar a quienes no tienen tolerancia al riesgo.
Para estos últimos, Kalos recomendó la previsibilidad de las stablecoins, que tienen su valor atado a una moneda fiat, como lo son el dólar y el euro.
¿Y la opción de los ladrillos digitales?
En el sector de ladrillos digitales señalan que se puede obtener una renta de entre el 10% y el 12%
Las obras más populares ofrecidas por los crowdfunding inmobiliarios son las casas, con un plazo de construcción de 24 meses, junto los pequeños edificios que tienen una meta de 3 años. Y sus principales atractivos son la inversión en ladrillos y su doble digito de renta anual estimada.
El arquitecto Víctor Zabala, CEO de Sumar Inversión, explicó que para quienes deseen destinar sus dólares a este tipo de plataformas, poseen “estructuras en módulos de participación que arrancan en u$s1.000”. A modo de ejemplo, si se quiere transferir por un total de 4 mil dólares, se pueden adquirir cuatro módulos de mil cada uno.
“Una vez que pusiste el dinero, fue a parar a la obra. Sentate a esperarlo y seguí el avance de la construcción”, acentuó Zabala, y lo diferenció de otras opciones que demandan una postura activa de los inversores, como ocurre con diferentes elecciones del sector financiero.
Por su parte, su colega Damián Lopo, Co-Founder de Crowdium, explicó que “el lucro es de dos dígitos porcentuales, porque podés entrar a un muy buen precio de compra. Eso después sumado una renta normal te permite tener un muy buen rendimiento final, estimado en dos o tres años”, y resalta que “buscamos beneficios entre el 10 y 12 % para que sea lo más seguro posible. A veces en rendimientos financieros se puede perder mucho capital, cosa que acá no pasa porque siempre tenés el capital en el activo”.
“Estimamos una rentabilidad. Obtenemos importantes descuentos con los desarrolladores porque pagamos cash. Eso, más los beneficios de pozo, permite que se pueda obtener un rendimiento del 10 a 12 por ciento anual”, completó.
En esta herramienta, el círculo finaliza con la venta del inmueble y la correspondiente división de dólares para los que invirtieron en el proyecto.