Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.
ÁMBITO FINANCIERO – Se va cerrando un 2020 particular por la pandemia y la cuarentena, que han generado consecuencias sanitarias y económicas muy fuertes en Argentina. Sin embargo, a pesar de que la economía Argentina estará entre los diez países que más caen en el 2020, el corriente año contó con algunas “ventajas” que no estarán en el próximo año. En concreto, el 2021 será un año desafiante.
Las reservas internacionales
En primer lugar, el nivel de las Reservas Internacionales Netas. Cuando Alberto Fernández asumía la presidencia, las reservas netas rondaban los u$s14.000 millones. No eran abultadas, pero tampoco eran pocas. Este nivel de reservas le sirvió, entre varias cosas, para amortiguar una mayor subida del dólar oficial, pero también para absorber pesos vendiendo dólares.
Sin embargo, esta herramienta no podrá ser utilizada en el próximo año ya que las reservas netas se encuentran en mínimos históricos, rondando los u$s4.300 millones. Para peor, u$s3.700 millones de éstas se encuentran en oro y u$s455 en DEGs. Por lo tanto, las reservas netas de rápida disponibilidad se encuentran en niveles cercanos a cero o incluso negativas. En otras palabras, el Banco Central ya no podría absorber pesos a través de la venta de dólares en el mercado cambiario el próximo año porque directamente ya no quedan.
La baja en los precios producto de una fuerte recesión
La segunda “ventaja” presente en el 2020 que no lo estará en el 2021 es la presión a la baja en los precios producto de una fuerte recesión. Por un lado, la gran emisión monetaria no impactó tan directamente en los precios ya que la fuerte caída económica producto de la pandemia y la cuarentena actuaron como ancla inflacionaria. El próximo año la economía estará recuperándose y un nivel de emisión similar al de este año no se podría replicar sin consecuencias inflacionarias.
El incremento en la demanda de dinero
Por otro lado, una tercer “ventaja” del 2020 que difícilmente ocurra el próximo año fue el incremento en la demanda de dinero. Esto también contribuyó a que la fuerte emisión no golpeara tan fuerte en los precios y la razón es que por un buen tiempo, la demanda de dinero también se incrementó debido a que la cuarentena (sobre todo al inicio de la misma) generó incertidumbre sobre la disponibilidad de bienes en los supermercados y de pesos en los cajeros automáticos por lo que, la demanda de pesos aumentó atenuando los efectos de una fuerte emisión. El próximo año, lo más probable es que la demanda de dinero vuelva a caer y ya se observan indicadores en esa dirección.
El 2021, año electoral
Por último, la interna política es creciente, pero el próximo año probablemente se incremente al encararse un año electoral. Una cosa era unirse para ganar las elecciones y otra muy distinta unirse para gobernar que trajo serias diferencias en el oficialismo durante el 2020. En el 2021 se le agrega el ingrediente de elecciones que tensará las internas aún más.
Télam
Éstas “ventajas” del 2020 que no existirán en el 2021 suceden en un contexto de plena negociación con el FMI y de una economía que estará en recuperación pero que probablemente se estanque. El gobierno debe hacer buena letra con el FMI y la negociación probablemente se extienda. Como primera señal, el gobierno intenta mostrar que reducirá su financiamiento vía emisión monetaria para recurrir a un mayor financiamiento vía colocación de deuda interna.
Por supuesto, no se descarta que lleguen algunos “dólares frescos” de organismos internacionales para oxigenar el mercado cambiario. Desde luego, estos dólares sólo comprarían algo de tiempo (como de costumbre), pero no solucionarían los problemas de fondo macroeconómicos de Argentina. El desafío de recuperar la confianza continúa latente y ello requerirá un programa económico serio, creíble y que muestre una reducción en el sendero fiscal que sea posible.
En síntesis, la tarea para el 2021 es grande, pero todavía existe la posibilidad de elaborar un programa económico que traiga más confianza, aunque éste también deberá ir acompañado de una mayor confianza en la política ya que en estos momentos, la crisis de Argentina es económica, pero también política.