No es la desigualdad, es la movilidad social

Foto Ivan Cachanosky
Economista, colaborador de Libertad y Progreso

Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.

Publicado originalmente en La Nación (30/01/21)

Pobreza, desigualdad y movilidad social son conceptos que muchas veces se mezclan generando confusiones que pueden llevar a conclusiones erróneas. Es importante entender que si bien son conceptos que pueden tener vinculaciones, hay sustanciales diferencias. El debate de hoy en día se encuentra protagonizado principalmente por la pobreza y desigualdad, mientras que la movilidad social queda en un segundo plano. Sin embargo, es un punto clave a analizar para ver si las personas pueden progresar. No es lo mismo una situación de desigualdad, donde la movilidad social es posible, que una situación donde no lo es. En el primer caso, las personas no suelen estar demasiado preocupadas por la desigualdad porque ven en su horizonte que pueden progresar. En cambio, si la movilidad social es baja, la desigualdad puede traer altos costos sociales.

Teniendo en cuenta esto, el rol de la movilidad social es clave para ofrecer progreso y brindar esperanza. Los estudios que focalizan en la movilidad social son menores, ya que son más difíciles de medir. Sin embargo, es una variable clave del progreso. Insistir en luchar contra la desigualdad implica no entender la raíz del problema. Desigualdad siempre habrá, perseguir la igualdad es pura utopía. La igualdad de oportunidades es una intención noble pero fantasiosa. La gran diferencia es si las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad se encuentran en un medio ambiente adecuado (institucional y económico) para poder progresar y salir de la pobreza; es decir, lograr una movilidad social ascendente. Más aún, una igualdad de oportunidades no garantiza que se materialice en un resultado de movilidad social ascendente. En este marco, lo que el mercado puede ofrecer con un enfoque mucho más realista es cantidad de oportunidades. En otras palabras, multiplicar las alternativas brindándole más opciones a las personas para que puedan progresar.

Este punto es clave porque, en la medida que se multipliquen las oportunidades, mayor es la probabilidad de que haya una movilidad social ascendente. De ocurrir esto, se lograría un impacto en la reducción de la pobreza. Aquí la educación es una herramienta clave ya que se encarga de multiplicar la cantidad de oportunidades desarrollando las distintas habilidades de los alumnos.

Debemos recordar que el punto principal es la reducción de la pobreza y que ésta se logre gracias una movilidad social ascendente producto de las diversas oportunidades que brinda el mercado. Esta movilidad ascendente nada tiene que ver con la desigualdad. Y este punto no es sólo teórico. Hay encuestas que lo han logrado mostrar. Por ejemplo, el Archbridge Insitute se tomó el trabajo de realizar una encuesta en 60 países realizando la siguiente pregunta: ¿Qué es más importante, reducir la desigualdad de ingresos o tener una oportunidad justa de mejorar la posición económica? El 63% de los encuestados (aproximadamente 85.000 personas) contestó que es más importante tener una oportunidad para mejorar la posición económica.

Los resultados de esta encuesta son interesantes, porque comienza a dar indicios de que, en realidad, lo que le puede molestar a la gente es la desigualdad injusta más que la desigualdad económica. Más aún, probablemente no genere preocupación la desigualdad de ingresos mientras exista la posibilidad de mejorar la posición económica; es decir, de que se pueda alcanzar una movilidad social ascendente. Dos países que posean distribución de la riqueza similar pero que tengan oportunidades distintas, no son dos países igualitarios. Entonces, el desafío está en generar las condiciones para facilitar la movilidad social ascendente.

En conclusión, la verdadera respuesta al progreso no se encuentra en reducir la desigualdad, objetivo utópico, sino en generar las condiciones para que la movilidad social ascendente sea lo más fácil de alcanzar. ¿Cómo lograr que crezca la cantidad de oportunidades? Para conseguir esto, deben existir la menor cantidad de barreras posibles, para que las personas que emprendan tengan el poder de generar sus propios negocios y que ellos mismos sean la llave para salir de una situación de vulnerabilidad y así poder escapar a la pobreza.

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