PUNTO DE VISTA – Mientras se desploma la cotización de los bonos argentinos, el indicador de JP Morgan anotó un nuevo máximo desde el canje de deuda; su impacto sobre la economía real.
El riesgo país de Argentina subió este viernes a un nuevo máximo desde la reestructuración de deuda, para quedar cerca de los 1600 puntos básicos.
Este indicador de JP Morgan mide el diferencial de tasas de los bonos del Tesoro de los EEUU con las emisiones emergentes. En el caso de la Argentina, refleja el desarme de carteras de los títulos públicos en dólares con ley extranjera, por la creciente desconfianza de los inversores sobre la marcha de la economía local, golpeada por la pandemia, elevada inflación, déficit fiscal y creciente pobreza, mientras se dilatan las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional por un crédito stand by de USD 44.000 millones.
Pueden identificarse cinco motivos detrás de esta escalada:
1 – “Sell off global”. Tras recientes máximos históricos, los indicadores de Wall Street atravesaron esta semana una etapa de marcada toma de ganancias. Los inversores decidieron en un corto plazo refugiarse en “cash” y se produjo una sensible caída de los precios de acciones que también perjudicó a los activos emergentes, como los bonos argentinos.
2 – Buenas noticias para la economía, malas para el mercado.Los datos de empleo en los EEUU, entre otros indicadores, sugieren una reactivación y, por lo tanto, se acrecentaron los temores a una inflación más alta en el futuro. La demanda de los inversores por una tasa mayor que remunere la inversión en bonos del Tesoro de los EEUU impacta también en la deuda emergente, considerada más riesgosa, y en los rendimientos de ésta.
Así, la tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU a 10 años llegó a superar este viernes el 1,6% anual, la más elevada desde febrero de 2020, antes de la pandemia. “Un alza en las tasas libres de riesgo eleva la línea de flotación del resto de la deuda global. Es decir, encarece el costo de financiamiento para países y empresas, independientemente de sus diferenciales de riesgo. En otros términos, los precios de los bonos corrigen a la baja para acomodarse a la nueva realidad”, explicó Nery Persichini, Head of Strategy de GMA Capital.
3 – Efecto “somos nosotros”. Más allá del cambio de escenario financiero internacional, desde hace tres años persisten en la economía doméstica signos de mucha debilidad que atentan contra las cotizaciones de los activos. De hecho, el riesgo país argentino no logró quebrar el piso de los 1.000 puntos ni siquiera en septiembre último, inmediatamente después del exitoso canje acordado con acreedores privados por más de USD 100.000 millones.
“Los bonos cotizan por paridad -un valor promedio de 36 centavos de dólar- más que por tasa, a causa de que la expectativa de default es de 90%, a pesar de que en los próximos años los pagos en dólares son exiguos. El deterioro de las expectativas tiene su mejor relator en las paridades”, comentó Persichini.
El bono Global 2030 en dólares con ley extranjera, (GD30) es operado este viernes en USD 35, con una baja de precios de 31% desde que empezó a operarse en el mercado secundario el pasado 10 de septiembre. En promedio, los títulos reestructurados pierden 13% en lo que va de 2021, y un 30% desde el 10 de septiembre del año pasado.
4 – Malas señales políticas. El discurso del presidente Alberto Fernández ante la Asamblea Legislativa el pasado lunes no fue bien recibido por el mercado, en particular su decisión de impulsar una querella criminal contra la administración de su antecesor, Mauricio Macri, por su política de endeudamiento con el exterior.
“La visión de que hay que hacer querella criminal es desproporcionada dado que ya hubo acciones al respecto. Judicializar las acciones del gobierno no es positivo”, reflexionó Eduardo Fracchia, director del Área Economía de IAE Business School.
5 – Se demora un acuerdo con el FMI. Otro de los ejes del discurso de Fernández en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso fue el de las negociaciones por un acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional, al que se le adeudan unos USD 44.000 millones.
El jefe de Estado manifestó: “No queremos apresurarnos en cerrar el acuerdo con el FMI, nuestro único apuro es el de poner de pie a la producción y el trabajo de miles de familias que han sumidas en la pobreza”. También dijo que “el programa que se acuerde con el Fondo será enviado al Congreso Nacional” .
Para los analistas del mercado, una falta de acuerdo con el organismo exigirá importantes desembolsos este año, unos USD 6.100 millones para afrontar vencimientos con el Club de París y otros entes multilaterales, una carga muy pesada por la que habrá que recurrir a las escasas reservas internacionales del Banco Central.
¿Cómo afecta el alza del riesgo país a la economía cotidiana?
1 – Falta de financiamiento.El economista Aldo Abram, director de Libertad y Progreso, explicó a Infobae que “cuanto más riesgo país implica que la gente tiene más dudas para traer su ahorro o aportar financiamiento para inversiones productivas en el país”. Y recordó que “en términos de crecimiento y recuperación sería muy distinto tener una economía que está recibiendo un montón de capitales -como otras economías emergentes-, por ejemplo para recuperar el empleo por inversiones productivas”.
Para el analista financiero Christian Buteler, “un riesgo país de 1.500 o uno de 1.600, básicamente, te están diciendo lo mismo: que el país no tiene acceso al crédito. Obviamente, cuanto más alta es la tasa, más lejos estás de volver al financiamiento”.
“Desde el lado de las empresas es donde más vas a sentir el impacto, porque de alguna manera cuando se evalúa qué tasa tiene que pagar una empresa, también se toma en cuenta cuál es el riesgo país del lugar de residencia, puesto que sus actividades principalmente localizadas en ese país. Entonces, de cierta forma, no le impide el acceso al crédito a las empresas, pero se lo encarece”, dijo Buteler a Infobae.
2 – Temores a un nuevo default. Aldo Abram aconsejó “mirarlo del otro lado: cada vez que bajan los bonos, sube el riesgo país y hay que recordar que estos bonos son los que les entregamos a los acreedores a cambio de los que tenían antes de la reestructuración y a los que se les hizo una quita. Esos nuevos papeles están negociándose a un precio que significa que los que compran y venden piensan que en cuatro años como mucho la Argentina va a estar reestructurando su deuda con una quita similar a la que ya se hizo”.
3 – Expectativas de escaso crecimiento. El escaso apetito por los títulos públicos y un elevado riesgo país, que impide la posibilidad de nuevas emisiones soberanas, no solo anticipan un financiamiento escaso, sino que recortan el horizonte de crecimiento.
“Estamos hablando de un país que hacia delante va a crecer poco ¿Quién va a invertir -sea argentino o extranjero- en un país que tiene esas perspectivas? Claramente, desde un punto de vista macroeconómico, es un problema porque nadie quiere poner plata para producir ni a ofrecer financiamiento, cuando, de hecho, hoy tenemos un contexto internacional sumamente favorable por la enorme liquidez generada por los bancos centrales para impulsar las economías por la pandemia”, expresó Abram.
“Sigue favoreciendo que vamos a exportar un montón, porque las monedas duras -entre ellas el dólar- han estado cayendo y eso ha hecho subir fuerte en los últimos meses los precios de los bienes exportables y eso nos va a beneficiar”, añadió el director de Libertad y Progreso.
4 – Riesgo inflacionario.“Al ciudadano de pie en lo que más le puede impactar es que un país con un déficit fiscal importante necesita financiarlo de alguna manera. Y si lo financia con emisión, termina impactando en inflación”, definió Christian Buteler.
“Cuanto mayor es el riesgo país, hay un impacto en términos de inflación, porque menos financiamiento va a tener el Estado. Y cuanto menos financiamiento en el mercado de crédito voluntario, más plata va a tener que pedirle al Banco Central, con lo cual eso es más emisión y más depreciación d ela moneda y posterior mayor suba de los precios locales”, coincidió Aldo Abram.
“Lamentablemente, más inflación es más empobrecimiento de los argentinos y sobre todo de los más pobres, a quienes más afecta porque la mayor parte de sus ahorros están en pesos y no pueden defenderse de la inflación tan fácil como los que tienen más plata”, acotó el economista de Libertad y Progreso.