PERFIL – La deuda remunerada del Banco Central, conformada por títulos Leliqs y pases bancarios, está llegando a un nivel de 10 puntos del PBI, muy cerca del máximo de la bola de nieve de las Lebacs de 2017, la cual se había ubicado en 12 puntos del PBI, y en función de este panorama los especialistas advierten que si esta situación no se empieza a corregir podría haber un mayor impacto sobre la inflación y el valor del dólar.
Precisamente, Guido Lorenzo, de la consultora LCG, en diálogo con Perfil, advirtió que “este nivel de la deuda remunerada del Banco Central es peligroso, porque se está muy cerca de lo que fue la bola de nieve de las Lebac, durante la gestión de Federico Sturzenegger en el BCRA”.
“El problema es que este año vamos a tener una emisión monetaria que oscilará entre 2 y 3 puntos del PBI y por lo tanto se va a seguir necesitando de un instrumento como las Leliq para absorber semejante nivel de liquidez. Además, hay que considerar la suba del déficit cuasifiscal, ya que el BCRA está pagando una tasa compuesta real del 45% anual”, recalcó Lorenzo.
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De allí es que consideró que el riesgo de una eventual “bola de nieve” de las Leliq es alto, especialmente porque consideró que se sigue observando una caída en la demanda de dinero y que eso marca indefectiblemente que se debe seguir absorbiendo liquidez a través de este instrumento si se quiere evitar un fuerte impacto sobre la inflación.
Por su parte, la Fundación Libertad y Progreso estimó que la deuda remunerada del Banco Central en concepto de letras de liquidez (leliq) y pases pasivos representa el 124% de la base monetaria, casi el doble del 63% del 10 de diciembre de 2019, en el inicio de la presidencia de Alberto Fernández.
Apuntes sobre el pago de intereses
La Fundación Libertad y Progreso en un informe alertó que “el monto de deuda remunerada representa un pago de intereses mensual de casi $100.000 millones”, una “bola de nieve” que, además, es “equivalente a emisión futura” en la medida que no hay otros recursos para hacer frente a sus vencimientos.
El informe señala que ese circunstancia contrasta con la promesa del presidente Alberto Fernández en julio de 2019 (en ese momento candidato), cuando en plena campaña electoral aseguró que en caso de triunfar en las elecciones y asumir el poder iba a “dejar de pagar los intereses de las Leliq que la Argentina está pagando todos los días” y que con esos recursos aumentaría un 20% las jubilaciones.
Por el contrario, LyP remarcó que “en la gestión de Miguel Ángel Pesce al frente del Banco Central de la República Argentina se duplicó su deuda remunerada”.
“La magnitud de dichos pasivos es tan grande que incluso supera a la base monetaria exactamente en 1,24 veces. Todo esto en un contexto donde el último dato de inflación fue un elevadísimo 4,8% mensual para marzo y enciende las alertas para los próximos meses”, añadió el informe.
Al respecto, el economista jefe de la fundación, Iván Cachanosky, advirtió que “el principal problema de la deuda remunerada es que es equivalente a emisión futura”.
“Es muy simple, los depósitos de la gente están respaldados hoy en gran medida por las Leliqs y no por pesos. Por lo tanto, si las personas comienzan a demandar esos pesos, los bancos tendrán que devolverle las Leliqs al BCRA y la entidad se verá obligada a emitir”, indicó.
En ese sentido, alertó sobre el “círculo vicioso” que se genera cuando “la bola de nieve de la deuda remunerada crece tanto”.
“Debido a que la deuda es muy alta, el BCRA se ve obligado a refinanciar altos vencimientos de intereses, para no emitir y gestar inflación, y así, la bola de nieve continúa creciendo”, dijo.
Hoy el monto de deuda remunerada representa un pago de intereses mensual de casi $100.000 millones”, advirtió Cachanosky.
Por su parte, el director ejecutivo de LyP, Aldo Abram, alertó sobre el riesgo de que “se acumule tanta deuda remunerada que se tema que no se pueda refinanciar”.
Si ocurre eso, dijo, “se generaría incertidumbre sobre los depósitos bancarios con los que los bancos fondean ese pasivo del BCRA, por lo que la gente podría no renovarlos todos. Esto lo obligaría a emitir para pagar intereses y, quizás, el capital al sistema financiero, que es lo que pasó en 2018″.
En aquel momento, se vendieron reservas para conseguir parte de los recursos para enfrentar los vencimientos, pero Abram señaló que “hoy no sucedería eso puesto que no hay el mismo nivel de reservas que entonces, es muchísimo más bajo””.
En busca de un principio de solución al problema, LyP consideró que “se vuelve sumamente importante que el gobierno reduzca el gasto público para que el financiamiento BCRA al Tesoro Nacional sea menor y así no sea necesario luego tener que absorber tantos pesos vía estos instrumentos”.