Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.
Analista Económico en Libertad y Progreso.
NUEVO RIOJA – La inflación está en el podio de las preocupaciones de la gente, por lo que también inquieta al gobierno de turno ya que, en definitiva, son los ciudadanos los que votan. Sin embargo, el gobierno parece no encontrarle la vuelta a la inflación. Esto no llama la atención ya que el diagnóstico erraba de raíz al creer que la emisión monetaria no iba a generar inflación. Finalmente, la realidad se terminó imponiendo.
En marzo, la inflación subió un 4,1% respecto al mes anterior según el IPC-LyP, marcando la suba más alta desde noviembre del 2019 cuando llegó al 4,25% mensual. Así, en el primer trimestre del año, la suba de precios anota un alza del 12,2% con una inflación promedio mensual del 3,9%. Lo más preocupante, es que se da en el marco de un dólar oficial que crece a un ritmo menor que la inflación, tarifas de servicios públicos que se siguen atrasando y controles de precios por parte de la Secretaría de Comercio. En otras palabras, a pesar de tener controlados gran parte de los precios de la economía, la inflación sigue siendo muy alta, por lo que la inflación reprimida es mayúscula.
El nivel de inflación enciende la alarma en el BCRA. Lo cierto es que, el 2021 es mucho más desafiante en materia de inflación que el 2020 por varias razones. En primer lugar, el año pasado se sufrió una brutal caída en el nivel de actividad que empujó los precios hacia la baja. Este año, es de recuperación (parcial), por lo que el escenario es distinto. Por otro lado, en el 2020 gran parte de la emisión fue absorbida con deuda remunerada, lo que nos deja hoy con un nivel de deuda remunerada que supera la base monetaria. En otras palabras, repetir estos niveles de deuda remunerada en el 2021 es menos viable. Además, el año pasado se venía de un 2019 en donde la política monetaria de Sandleris desmonetizó a la economía por unos meses, dándole margen a Pesce para que expanda la base monetaria. En el 2021, la actividad económica recuperará parte de la caída del año 2020, y se empezarán a sentir los pesos que le pidió el Tesoro al BCRA. Esta es la razón por la que desde el Ministerio de Economía siguen muy atentos a las licitaciones de deuda en el mercado local ya que es fundamental conseguir la mayor cantidad de recursos por esa vía, ya que, en caso contrario, la asistencia del BCRA deberá ser mayor, con sus consecuencias inflacionarias.
En tiempos en donde se discute si la inflación es multicausal y, en consecuencia, se combate la inflación con medidas arcaicas como los controles de precios y pedidos de información de costos, la realidad se impone con datos cada vez más preocupantes en el índice de inflación. Mientras tanto, en el resto del mundo el debate de la inflación ya perdió atractivo porque ya se sabe como solucionarlo y pasan a discutir otros temas más relevantes para sus economías.
Volviendo a Argentina, el 12,2% acumulado en el primer trimestre del año, pone prácticamente en jaque mate a la meta de inflación propuesta por el ministro Guzmán del 29% para todo el año. Para que se cumpla, la inflación mensual a partir de abril tiene que ser del 1,55% todos los meses. Luce difícil de cumplirse. Es más, abril ya arrancó con fuertes aumentos de alimentos y bebidas y aumentos de prepagas, y en mayo se incrementará el gas un 6%.
A medida que se fue complicando el panorama inflacionario, el gobierno no hizo más que endurecer controles de precios, y forzar a las empresas a que produzcan al 100% de la capacidad instalada. Mientras que los costos de las empresas siguen aumentando, los precios máximos no hacen más que desalentar la producción ya que aquellos oferentes en los que apenas tenían margen de beneficio dejan de ofrecer debido a que, a ese precio, vender les produce pérdidas. Ahora, si el gobierno los obliga a producir y a vender, las están condenando a la quiebra.
En vez de decirle a las empresas cómo deben manejar su negocio, el gobierno tiene que preguntarse, qué tiene que hacer el estado para que el drama de la inflación desaparezca como sucede en el resto del mundo, salvo excepciones como Venezuela. Para ello, es condición necesaria que entiendan que la asistencia del BCRA, ya sea por emisión directa o por deuda remunerada (Pases y LELIQs), hace que los pesos sobren en una economía en la que son poco demandados. Para que se comprenda este último punto es importante entender que la inflación no la producen los empresarios, sino que el desequilibrio de las cuentas fiscales, y la imposibilidad de financiarse por otro medio que no sea el BCRA, hacen que nuestra moneda se deprecie cada vez más y que los bienes valuados en esa unidad de cuenta tengan un mayor precio. Asumir la responsabilidad de la inflación es el primer paso para ponerle fin a una evolución en el nivel de precios que golpea más que nada a los más vulnerables e impide que nuestra economía se desarrolle en un entorno más previsible.