No respetar las patentes afecta finalmente la salud

Foto Manuel Solanet
Director de Políticas Públicas en 

CLARÍN – Resulta paradójico y poco comprensible que el Presidente de los Estados Unidos encabece un movimiento de presión internacional tendiente a suspender la protección de las patentes referidas a la producción de vacunas para el Covid. Los Estados Unidos ha sido el país que llevó al mundo el ejemplo de la defensa del derecho de propiedad.

La relativización de este derecho ha sido y es excepcional. Más allá de las expropiaciones con motivo de utilidad pública (caminos, represas) debemos remitirnos a casos de graves catástrofes o de guerras, en las que además la confiscación resolvía situaciones de extrema gravedad que no podían subsanarse de otro modo.

Hoy no parece justificarse esta posición en el caso de las vacunas. No hay restricciones por colisión de la oferta ni se observan situaciones de aprovechamiento de dominio de mercado.

Antes bien, la realidad ha sido la de competencia, con fuertes inversiones por parte de varias empresas en una carrera por llegar cuanto antes a inocular la mayor cantidad de personas expuestas.

Ha habido convenios con laboratorios para colaborar en determinadas etapas y de esa forma acelerar el suministro de la vacuna con comprobaciones de efectividad.

El apoyo del Presidente Biden a la iniciativa, impulsó a muchos líderes políticos, normalmente respetuosos de la propiedad, a sentirse relevados de tener que explicar su opción en esta ocasión. Cualquier alegato contra los laboratorios tiene un eco favorable en gran parte de la sociedad. La inflación predispone negativamente a los consumidores contra los productores.

En el caso de los medicamentos esta predisposición adversa es más notable. Se trata de una industria con altos requerimientos de investigación y fuerte exposición a reclamos y juicios. Las patentes le dan protección a la propiedad de fórmulas de costoso desarrollo. Sin esa protección la industria farmacéutica no sobreviviría.

El solo precedente de haber anunciado la posible suspensión de las patentes, ha tenido su efecto negativo. Un inversor, no sólo de esa industria sino de cualquiera, verá con extrema desconfianza la posibilidad que el gobierno le modifique las reglas después de haber puesto su dinero.

Es justamente los Estados Unidos uno de los países en los que la vacuna contra el Covid ha alcanzado a cubrir la necesidad con una oferta diversificada. La estabilidad de las reglas y el respeto por el derecho de propiedad son pilares de ese logro sanitario.

Manuel Solanet es Director de Políticas Públicas en Fundación Libertad y Progreso.

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