Aldo Abram – PERFIL – Una mayor presión sobre el valor del dólar y el peligro de una ampliación de la brecha cambiaria son algunos de los desafíos más complicados que tiene el Gobierno de cara a un segundo semestre crucial, ya que en el período electoral se deberá gestionar una baja de la inflación, evitar que se dispare el dólar, en medio de una gran incertidumbre que envuelve a las negociaciones con el FMI y el Club de París.
El cepo cambiario que se implementó en la última parte del Gobierno anterior y que el actual tuvo que profundizar parecen ser “uno de los grandes males de la economía argentina”, que provoca distorsión de precios, incrementa la expectativa inflacionaria y, a la vez, provoca espanto entre los inversores.
Ese escenario se presenta de cara al inicio del segundo semestre como uno de los principales “cucos” para el equipo económico que comanda el ministro Martín Guzmán, ya que la reducción que se hizo de esa brecha hasta el momento ha sido muy parcial.
En efecto, si con la soja volando por encima de los 600 dólares la tonelada, lo que llevó a una liquidación récord de exportación superior a los 13.000 millones de dólares, la misma no pudo perforar el mínimo del 60%, lo que viene no parece muy alentador, encima con elecciones de medio término en noviembre.
Commodities. Un dato que en los últimos días generó preocupación en los despachos de Balcarce 50 fue la caída del precio de la soja, que retrocedió 40 dólares por tonelada, indicando que el viento de cola para los commodities tocó un techo. De todas formas, en Gobierno aseguran que el Banco Central acumula en este momento más de 42.000 millones de dólares en reservas, con un nivel líquido de libre disponibilidad que están en alrededor de 6.500 millones. “Hay más poder de fuego ahora que hace unos meses atrás, con lo cual, tenemos herramientas como para mantener estable el tipo de cambio”, recalcó un funcionario del gabinete.
Sin embargo, en el mercado hablan de un “cóctel muy peligroso”, que es la ecuación del atraso cambiario que viene realizando como estrategia el Ejecutivo a modo de ancla contra la inflación.
Varios operadores en la city porteña resaltan que la preocupacióin del BCRA pasará a partir de julio por el manejo de los tipos de cambio bursátiles, es decir, el contado con liquidación y el MEP.
Pero igualmente está claro que habrá una reducción de ingreso de divisas. Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, anticipó que “habrá más presión sobre el tipo de cambio a medida que se empiece a reducir la liquidación de la cosecha”. “El dólar oficial no lo van a subir mucho, con lo cual, es de esperar que la brecha cambiaria se amplíe, pero no veo tampoco un tipo de cambio descarrilándose totalmente”, explicó Abram.
Desde hace tres meses la brecha cambiaria viene oscilando alrededor del 60%, con un dólar libre que se ubica en 163 pesos, pero con menor ingreso de divisas. La decisión de mantener el tipo oficial estable como anclaje frente a la escalada de la inflación determina un contexto de ampliación de la misma, lo que acrecienta la distorsión de precios.
Por eso, Ramiro Castiñeira, economista y consultor, consideró que “va haber más presión en la segunda parte del año sobre el dólar y la brecha, el mercado va a mirar con preocupación el ruido electoral”.
“Al haber menor ingreso de dólares eso implica que habrá una mayor tendencia a la dolarización por parte del sector privado. Y si bien es verdad que el BCRA acumuló reservas, en realidad tendría que tener mucho más en este momento. Compró por 6.000 millones de dólares y acumuló solo 3.000 millones. El resto lo usó para controlar la operatoria de los dólares bursátiles”, recalcó.
En esa misma línea, el economista y especialista en temas agropecuarios, David Miazzo, recalcó que “a partir de julio se va observar con claridad la caída de la liquidación de exportaciones del sector primario”.
“El grueso de la liquidación ya se hizo. Uno puede ver que el ajuste en el tipo de cambio oficial se fue atenuando notablemente. Si bien el BCRA acumuló reservas y tiene poder de fuego, el tema es que un menor ingreso de divisas siempre activa una mayor especulación. Entonces, menor liquidación e ingreso de dólares implica una mayor brecha cambiaria”, enfatizó Miazzo, economista jefe de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina).
Precisamente, el tipo de cambio oficial tenía un ritmo de ajuste del orden del 4% mensual hasta principios de año, pero luego con el aumento de la inflación, la autoridad monetaria atenuó notablemente el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial a un nivel de alrededor del 1,5%.
En función de este panorama, Matías Lestani, director del Departamento de Economía de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), anticipó que “sin dudas va haber más tensión en el mercado cambiario”. “Está claro que a partir de julio se observará una menor liquidación de divisas por parte de los exportadores y eso va a generar que se reduzcan más las importaciones. Entonces, con importaciones más restringidas, indudablemente se desacelera el ritmo de la actividad económica”, puntualizó Lestani.
El especialista, agregó por último, que “en lo que va del año en exportaciones se liquidó mucho más aprovechando el precio internacional de los granos, pero ahora la cotización se tranquilizó”. Sobre el mercado cambiario consideró que “el dólar paralelo es factible que a partir de ahora empiece a tener una tendencia de suba, porque además habrá menor ingreso de divisas hasta la cosecha fina”.