Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.
PERFIL – A tres semanas de las PASO, los esfuerzos por anclar el dólar y los planes de control de precios no logran contener la inflación en alimentos, que en agosto rondaría el 3% y se ubicaría de nuevo por encima del promedio del índice de precios al consumidor (IPC) de 2,8% proyectado en el Relevamiento de Expectativas del Mercado.
Los precios de los alimentos volvieron a cobrar relevancia este jueves, cuando el Indec informó que el costo de la canasta alimentaria (CBA) –que marca el umbral de indigencia– para una familia tipo (matrimonio con dos hijos menores) se ubicó en julio en $ 29.003, quedando por debajo del salario mínimo vital y móvil que está en $ 27.216. Así, la CBA se encareció 58,3% interanual, superando el 51,8% de la inflación general. En tanto, los hogares de cuatro integrantes necesitaron ingresos por $ 67.577 para no caer bajo la línea de pobreza.
La CBA es una de las variables más sensibles porque golpea en los sectores más vulnerables que “gastan una mayor proporción de su ingreso mensual en alimentos”, advirtieron Joaquín Waldman, de Ecolatina, y Juan Di Iorio, de ACM.
En ese marco, María Castiglioni, de C&T, precisó que “en el Gran Buenos Aires los alimentos y bebidas no alcohólicas representan 23% del gasto total, mientras que en la región noreste del país, que es una de las más pobres, es 35,3%, y en el noroeste 34,7%”.
Víctor Ruilova, de EconViews, puntualizó que “en los últimos 18 meses, solamente en seis la inflación de alimentos fue menor que la general que, desde el inicio del actual gobierno subió 76%, mientras que la alimentaria trepó 86%”. De acuerdo al Indec, Alimentos y Bebidas aumentó en julio 3,4% , superior al promedio de inflación de 3%, acumuló en el año 30,7%, y la interanual alcanzó a 56,4% versus 51,8% de la general.
Sin tregua. El sondeo de LCG arrojó que la suba de precios de alimentos y bebidas en la tercera semana de agosto promedió 0,81%. Así, implica una inflación mensual de 3,3% promedio en las últimas cuatro semanas, y de 3,1% medida punta a punta. Productos de panificación y cereales (+7%) y condimentos (+5,3%) lideran la inflación mensual, mientras que carnes todavía continúan por arriba del promedio (+3,5%). En tanto, frutas tuvo una baja de 1,5% por factores estacionales. Melisa Sala, economista de la consultora, señaló que la suba de alimentos en los próximos meses “quizá desacelere un poco, pero no mucho, no vemos registros por abajo del 2,5% mensual”.
Fausto Spotorno, de la consultora Ferreres, detalló que en la primera quincena de agosto registran un alza en alimentos de 1,4% “y el mes terminaría entre 2,5 y 3%”. Por su parte, Castiglioni comentó que en los primeros quince días “está dando algo por debajo de 3%, en baja frutas y verduras, pero la carne subiendo un poco, y bebidas aumentando cerca de 4%”. Juan Luis Bour, de FIEL, sostuvo que “tenemos niveles de inflación en alimentos similares al total del mes (entre 2,8 y 3%). A su vez, Iván Cachanosky, de la Fundación Libertad y Progreso, puntualizó que en la primera quincena Alimentos escaló 1,7%, y en Ecolatina –que releva GBA– “2,3% en la quincena y en el mes algo por arriba de 2,6, apenas superior al 2,5%” proyectado de inflación general. En tanto, la canasta alimentaria en la Ciudad de Buenos Aires relevada por Consumidores Libres que dirige Héctor Polino se encareció en la primera quincena 1,42% y acumula en el año 34,95%.
Motivos. El Gobierno alega que el alza de los alimentos estuvo vinculada a la fuerte suba en el precio de las commodities agrícolas. Los economistas retrucan que ese efecto es “muy marginal”. De hecho, Castiglioni afirma que “en la región y el mundo la inflación aumentó poquito”. Y todos coinciden en que hay otras causas de fondo y que los acuerdos como Precios Cuidados o Súper Cerca pueden ayudar a amortiguar un poco “en el corto plazo”, pero son “parches” y no la solución definitiva.
Castiglioni aseguró que esos programas “generan distorsiones cada vez más grandes, y empezás a tener faltantes”. Waldman concordó: “No van a contener la inflación con controles, esas políticas pueden ayudar transitoriamente; el problema se aborda con herramientas macroeconómicas, haber emitido tanto en 2020 no ayuda”.
También Di Iorio evaluó que “la suba de los alimentos tiene una causa asociada al elevado nivel de emisión monetaria en 2020”. “Gran parte de la emisión tuvo como destino el financiamiento del déficit fiscal que se expandió por el gasto social. Esa emisión no es neutral: el destino a los hogares más vulnerables genera una presión sobre la demanda de alimentos”, analizó.
Claudio Caprarulo, de Analytica, planteó que “después de años de inflación alta, la inercia es un componente que juega, a la par de las expectativas de devaluación que pone una brecha cambiaria de 80%”. Polino coincidió en que “se aumentan los precios por las dudas porque el comerciante que vende hoy no sabe a qué valor lo va a tener que reponer”. Además, criticó que “las empresas suelen violar esos acuerdos al aumentar o disminuir la cantidad de gramos del producto”.
Bour explicó que “los alimentos son transables e influyen muchas otras variables, desde el tipo de cambio y la brecha, hasta el clima y políticas públicas (cepo a las exportaciones, precios controlados) y el porcentaje de precios cuidados” que mide Indec. “Es probable que entre esa medición, más el freno cambiario y las restricciones que frenan brecha, los precios de la mayoría de los alimentos crezcan abajo del 3% mensual, pero otros irán por su lado”, concluyó.
El salario real en picada
Un informe de la consultora PxQ indicó que “el valor de la canasta básica alimentaria representa más salarios medios que en todos los anteriores períodos electorales” de 2011 a 2019. Y proyectó que aún con reapertura de paritarias e inflación desacelerando gradualmente en el segundo semestre, el salario real en septiembre “sería el más bajo de las últimas seis elecciones”, aunque mostraría una suba de 4% frente a enero último. En esa línea, Claudio Caprarulo sostuvo que la CBA “es una referencia para la clase media baja donde la informalidad es muy alta y ahí está uno de los principales problemas, porque el salario del sector informal cayó 9% en lo que va del año; y en junio, el último dato disponible, creció bastante por debajo del aumento de la CBA de ese mes”.
Cachanosky subrayó que es un gran problema que “la CBA en la medición interanual esté por arriba de la inflación”. “Con una pobreza que ronda el 45%, prácticamente la mitad de la población sigue la inflación de la CBA más que la del IPC”.