PERFIL – El tránsito hacia las elecciones de medio término de este año implica un gran desafío para el Gobierno, que en medio de la pandemia busca generar una mejora económica, pero a costa de ir postergando una gran cantidad de temas que se han transformado en su propia herencia poselectoral.
La herencia que está generando el “Plan Elecciones” se va convirtiendo en una montaña cada vez más difícil de escalar, porque en definitiva en la economía la postergación de la resolución de situaciones significa asumir problemas más complejos en el futuro. Y ese futuro parece cada vez más corto, con una situación endémica que es motivo de una creciente preocupación de los diversos actores de la economía de un país cuya prima de riesgo se ubica en un nivel de 1.600 puntos básicos muy difícil de administrar.
Ese panorama es producto de un déficit fiscal que va en aumento, lo mismo que la emisión monetaria, una inflación muy elevada más allá de alguna baja puntual, un importante retraso cambiario y la falta de resolución de temas cruciales como los nuevos acuerdos que aún no se firmaron con el Fondo Monetario Internacional y el Club de París.
La herencia presenta una pantalla cada vez más gigante con los siguientes desafíos que tendrá el Gobierno tras las elecciones.
Acuerdos con organismos. El Gobierno deberá encarar un acuerdo con el FMI por el endeudamiento récord tomado por la gestión anterior de 45 mil millones de dólares. El acuerdo está demorado ya que implica asumir compromisos difíciles para el oficialismo. Lo inmediato es el pago de 1.900 millones de dólares en septiembre. También se deberá cerrar un nuevo convenio con el Club de París ya que la Argentina no tiene recursos para pagar el acuerdo que firmó en mayo de 2014. Antes de que culmine marzo de 2022 el país debería cancelar unos 2 mil millones de dólares de vencimientos con ese foro acreedor.
Déficit fiscal. La situación fiscal del primer semestre mostró números considerablemente sólidos en función de un gasto público que se contuvo e ingresos adicionales que generó la recaudación gracias a precios récord de los granos. En el segundo semestre la situación fiscal se muestra mucho más comprometida, con un gasto público que creció más de 12% en lo que va del año. De esta manera, los especialistas estiman que el balance de las cuentas públicas de este año finalizarán con un déficit que oscilaría entre 4,5 y 5% del PBI.
Emisión monetaria y endeudamiento. Frente al fuerte aumento del gasto de cara a las elecciones, el Gobierno tuvo que recurrir a mayor endeudamiento y emisión monetaria, dos factores que aseguran un aumento inflacionario para los próximos meses. En números concretos, la emisión monetaria de este año se ubica en un nivel de 460 mil millones de pesos. A la vez, como se está dificultando el acceso al crédito interno, el Ejecutivo recurrió a más endeudamiento en pesos. Al Gobierno se le están complicando las licitaciones y tuvo que recurrir a la colocación de bonos de muy corto plazo en las últimas subastas.
Inflación. Al mes de julio, la inflación acumulada en el año se ubica por encima de la pauta del 29% establecida en el Presupuesto. En 12 meses el costo de vida aumentó 52%. En julio hubo una “cierta” desaceleración, registrando 3%. Los programas Precios Cuidados y Súper Cerca, sumados al congelamiento de tarifas y de combustibles y al atraso cambiario, promoverán otro descenso inflacionario mensual con un piso que se ubicaría hasta las elecciones en alrededor de 2,5%, pero después se prevé una fuerte suba al no poder mantenerse los congelamientos, más la corrección del tipo de cambio oficial y la expansión de la emisión monetaria.
Tarifas y subsidios. Las tarifas de servicios públicos están prácticamente congeladas desde 2019 y van a seguir así hasta noviembre. Este año hubo un incremento acotado en electricidad y gas, pero después de los comicios se estima que habrá un fuerte ajuste, especialmente en la energía, un aspecto que implicó una disputa política que involucró hace tres meses al ministro de Economía, Martín Guzmán, y al subsecretario de Energía, Federico Basualdo. Los analistas coinciden en que el aumento de los subsidios es insostenible. Tomando los últimos doce meses, los subsidios energéticos superaron los 8 mil millones de dólares.
Retraso cambiario. La brecha cambiaria con el dólar blue se ubica en un nivel del 85%. Con un menor ingreso de dólares de la cosecha, que ocurre estacionalmente en el segundo semestre, el Ejecutivo defiende a rajatabla mantener “pisado” el tipo de cambio oficial para que sea un “ancla” frente a la inflación y evitar perder reservas, para lo cual restringió más el mercado cambiario hace diez días. Todo indica que el ajuste del tipo de cambio para después de las elecciones será inevitable.
Actividad económica y consumo. En el comienzo de 2021, con un fuerte ritmo de la actividad, se pensó que la economía recuperaría todo lo perdido en el año pasado, es decir un 10%. En el Gobierno estiman que la recuperación sería de un 7%, pero en esta segunda parte del año se reportaron cifras de recuperación más acotadas. Lo mismo ocurre con el consumo de la población, que mejoró pero difícilmente pueda recuperar todo lo que perdió en 2020.
Desconfianza. Es el aspecto central de toda economía. En Argentina la tasa de riesgo país oscila en estos últimos meses alrededor de 1.600 puntos básicos. Uruguay, Chile y Paraguay tienen tasas que no superan los 130 puntos básicos. Si no se logra bajar drásticamente, el crédito para el país y para la actividad privada local será cada vez más escaso, lo que complicará la evolución de la actividad económica para el próximo año.
El diagnóstico de los economistas
Sobre el panorama que se viene tras las elecciones, María Castiglioni, economista y consultora, advirtió que “uno de los aspectos más urgentes que se deben resolver son los nuevos acuerdos con el FMI y el Club de París, porque hay pagos muy elevados que Argentina no podrá cancelar en el próximo año si no tiene un convenio”.
“También está el tema fiscal, ir resolviendo la situación de las tarifas de los servicios públicos y la reducción de los subsidios. El tema de la reducción del déficit fiscal es primordial si se quiere reducir el endeudamiento y la emisión monetaria que tenemos en estos momentos”, recalcó Castiglioni.
Para la economista, “hace falta un programa económico que muestre un rumbo concreto, que defina la política fiscal, monetaria, la estrategia para bajar la inflación, que se fomente la inversión y que se recupere la confianza”.
Por su parte, Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, consideró que “son muchos los temas que se patearon para delante: la situación fiscal, el atraso cambiario, la inflación en alza, las tarifas de servicios públicos”. “Todo esto así no se puede mantener, se vuelve intolerable. Entonces, es lógico pensar que en el próximo año el Gobierno va a tener que hacer un ajuste, pero esperemos que no lo haga por el lado de los jubilados, como ocurrió en el primer semestre”, recalcó. “El atraso cambiario tal como está ahora es insostenible. Esta situación ya se vivió entre 2013 y 2014 y terminó con una fuerte devaluación a principios de 2014”, concluyó.