LA NACIÓN – En agosto de 2009, cuando la Argentina recibió la anterior asignación general de DEG (derechos especiales de giro) de manos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el país los contabilizó en la cuenta ahorro-inversión “sobre la línea” como un ingreso en concepto de transferencias corrientes. Ahora, esta semana, al contar nuevamente con dinero que le llega por el mismo medio, US$4334 millones, su uso no es tan claro ni transparente.
En contraste, México, un país gobernado por un presidente de sesgo populista, Andrés Manuel López Obrador, y que también recibió los DEG del FMI, ya anunció qué hará con ese dinero y, contra lo que se podía suponer de antemano, no será destinado a aumentar el gasto público, sino que una parte irá a prepagar deuda contraída con el mercado y otra porción quedará en forma de reservas del Banco de México, el equivalente al Banco Central de la República Argentina.
El mexicano Alonso Cervera, economista en Jefe para América Latina en Credit Suisse, explicó a LA NACION que, por lo que se sabe hasta el momento, su gobierno usará un tercio de lo recibido en concepto de DEG para prepagar deuda, principalmente la contraída por la petrolera estatal Pemex (Petróleos Mexicanos). “Eso es lo que ha dicho el presidente López Obrador, con lo que cumpliría con su promesa de ser cuidadoso con el gasto fiscal. Además, el Banco de México ya comunicó que ingresaron los DEG y cada martes informará detalladamente cuánto de eso irá comprando el Tesoro para destinar al prepago de deuda”, señaló.
De esta manera, López Obrador cumpliría con lo pedido el lunes pasado por Kristalina Georgieva, directora del Fondo, que recomendó que los DEG fueran utilizados con prudencia. “Los DEG son un recurso muy valioso y son los países miembros los que tomarán la decisión sobre la mejor manera de utilizarlos. A fin de que los DEG produzcan el máximo beneficio para los países miembros y la economía mundial, estas decisiones deben ser prudentes y bien informadas”, expresó la directiva.
Según destacó Alonso Cervera, cada martes el Banco de México hace público el estado de sus reservas y da un detalle pormenorizado de su evolución. “Allí, cualquiera podrá ver cuánto compró el gobierno. De todos modos, no creo que se utilicen los US$12.000 millones que llegaron en concepto de DEG para prepago de deuda; yo estimo que se usará una tercera parte y el resto quedará como reservas”, opinó el economista.
En efecto, apenas recibió los DEG, el lunes pasado, la autoridad monetaria mexicana comunicó lo siguiente: “La tenencia de DEG forma parte de la reserva de activos internacionales del Banco de México y su uso está determinado por la Ley del Banco de México, en la que se establece que dicha reserva tendrá como único objeto coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país”.
En sintonía con lo que explicó Cervera, el Banco de México indicó que, conforme a lo establecido en la referida Ley, una de las operaciones permitidas con la reserva de activos internacionales consiste en que el Gobierno Federal, a través de operaciones cambiarias con la entidad, pueda contar con moneda extranjera para cumplir con sus obligaciones en divisas. De esta manera, la Tesorería de la Federación puede comprar o vender divisas con el Banco de México con recursos del propio Gobierno Federal a precios de mercado.
En la Argentina, en cambio, tal como confirmó Natalia Motyl, economista de la Fundación Libertad y Progreso, no hay ninguna ley similar a la que existe en México. “Acá los DEG entran en reservas y después uno no sabe para que se usará. Pueden utilizarse para pagar la deuda con el FMI de septiembre y diciembre o para mantener calmado el mercado cambiario”, señaló.
El 5 de este mes, tras una reunión en Casa Rosada, el ministro de Economía, Martín Guzmán, se había limitado a decir: “Esperamos que los DEG lleguen a fines de agosto. Los recibirá el Tesoro e inmediatamente pasarán a incrementar las reservas del BCRA. Luego el dinero es fungible y se verá para qué se utiliza”. Luego de eso no dio más precisiones; tampoco lo hizo ayer en su extensa exposición sobre la deuda en el Senado, donde prefirió enfocarse en la polémica con el macrismo sobre quién había endeudado más al país.
La diferencia con México es más evidente si se tiene en cuenta que el presidente, Alberto Fernández, se considera amigo personal y socio político de López Obrador.
Cuentas claras
En tanto, el ente monetario mexicano prometió mostrar los números la próxima semana: subrayó que, “en apego a los plazos de divulgación de información financiera del Banco de México, la asignación que hoy se reporta se verá reflejada en su estado de cuenta semanal, que dará a conocer el 31 de agosto de 2021″.
En tal sentido, Banco de México especificó qué sucederá con los DEG que recibió el país. En un anexo de su comunicado emitido el lunes detalló: “En la cuenta del pasivo: la asignación acumulada de DEG del Banco de México aumentaría de DEG 2851,2 millones a DEG 11.393.6 millones (aproximadamente de US$4044.4 millones a US$16.161,5 millones). Esto equivale a una variación de DEG 8542,4 millones equivalente a aproximadamente US$12.117 millones o 242.559 millones de pesos. En la cuenta del activo: la tenencia de DEG del Banco de México aumentaría de DEG 2952,6 millones a DEG 11.495 millones (aproximadamente de US$4188,2 millones a US$16,305.4 millones). Esto equivale a una variación de DEG 8542,4 millones equivalente a aproximadamente US$12.117 millones o aproximadamente 242.559 millones de pesos. Esto también incrementaría la reserva de activos internacionales”.
Es decir, que la asignación de los DEG tendrá en México total transparencia, algo muy diferente a lo que, por ahora, ocurre en la Argentina, donde persisten las dudas sobre el uso que se le dará a esos fondos y de qué modo se contabilizará la operación que en definitiva se decida.
Hasta ahora, lo único que sugirió el Gobierno es que utilizaría los DEG (equivalentes a US$4334 millones) para pagar vencimientos de deuda con el propio FMI, pero todavía no explicó si los contabilizará como ingresos corrientes o, por el contrario, como una fuente de financiamiento. Para el economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) la diferencia no es menor. “Si el Gobierno los computa como ingreso fiscal (por arriba de la línea), esto podría reducir el déficit primario en hasta 1 punto del PBI. En cambio, si se considera una fuente de financiamiento del déficit (por debajo de la línea), el resultado fiscal se mantendría sin cambios”, explicó.
El economista del Iaraf subrayó que, si el Gobierno tenía previsto cumplir este año con la pauta presupuestaria de un déficit primario de 4,2% del PBI, la contabilización de los DEG por el equivalente a 1,1% del PBI, le permitiría bajarlo a 3,1%, siempre y cuando se usen los DEG para generar el ahorro necesario para cumplir con el pago de vencimientos de deuda.
En tanto, el economista Ariel Coremberg marcó las diferencias entre México y la Argentina en esta cuestión, al tiempo que se mostró poco optimista con la gestión local. “El Banco de México es independiente del gobierno de ese país, pero en la Argentina no. Acá nadie controla lo que hace el Gobierno, porque la UIF [Unidad de Información Financiera], la AGN [Auditoría General de la Nación] y el Consejo de la Magistratura, entre otros, están controlados por los auditados. Por lo tanto, la discrecionalidad de lo que puede hacer el Ejecutivo acá es máxima”, remarcó.
El economista Camilo Tiscornia, director de C&T Consultores, recordó que los DEG dan respaldo para poder emitir y ayudar a que la economía mejore. “El tema es que la Argentina está muy escasa de reservas y tendemos a tener menos justamente porque debemos pagarle al propio Fondo en los próximos meses. Entonces, ahí se presenta la disyuntiva de si se usa el dinero para devolverle al fondo o para apalancar la posibilidad de emitir. Como acá no hay más margen para emitir, a mí me parece que hoy lo más sensato es usarlo para pagarle al FMI, porque no hacerlo agravaría más la situación”, afirmó.
En cuanto a la discusión sobre si se lo computará por debajo o por arriba de la línea, Tiscornia opinó que lo que correspondería sería lo primero. “Arriba de la línea está lo que vendría a ser el resultado fiscal de la operatoria del Gobierno; mientras que el abajo de la línea es donde se registra cómo se financia ese déficit fiscal (en caso de que se lo tenga, como es la situación de la Argentina)”, concluyó.