A gastar, camaradas

Consejero Académico de Libertad y Progreso

CATO Carlos Rodríguez Braun señala que el FMI y la OCDE nunca han sido liberales ni han pedido bajar los impuestos.

El pensamiento único insistió durante años, empezando por el premio Nobel, Joseph Stiglitz, en que estábamos dominados por un “fundamentalismo liberal” del FMI o la OCDE, que querían desmantelar los Estados. Puro camelo. Esos organismos jamás fueron liberales, y jamás pidieron bajar los impuestos. Con el tiempo, ya pasaron a clamar por más intervención aún más descaradamente. Y entonces los mismos medios que los criticaban por liberales pasaron a elogiarlos por antiliberales, que es lo que han sido siempre.

La OCDE criticó a Isabel Díaz Ayuso con el cuento progresista de que no puede haber competencia fiscal, porque si es así los impuestos emprenderían una carrera hacia el cero. La prensa prorrumpió en vítores, sin que nadie abriera la boca para decir que los organismos internacionales son criaturas políticas que obedecen a los políticos, y que tienen que ver con el liberalismo como un huevo con una castaña.

Por eso Ángel Gurría, el político mexicano del PRI que fue secretario general de la OCDE desde 2006 hasta 2021, fue aplaudido por los políticos, empezando por Pedro Sánchez, porque pidió más impuestos y porque, como tituló entusiasmado El País, aseguró que “sigue el momento de gastar”. La entrevista que publicó con Gurría fue una colección de tópicos, siempre celebrados por la corrección política, empezando por que la crisis de 2008 “fue producto de la poca o mala regulación de las instituciones financieras y de las agencias de rating, un problema del sector financiero americano”, sin decir ni una palabra de las políticas monetarias expansivas que, allí y en el resto del mundo, cebaron la burbuja. Naturalmente, habla con alegría de aumentar el gasto público, como si fuera gratis y no tuviera coste alguno para nadie.

Gurría continúa aconsejando la intervención, como si no tuviera consecuencias ni contraindicaciones. Feliz de que El País le siguiera el juego con acrítica admiración, elogió el mayor gasto público europeo porque “Europa nunca había dado un paso tan importante para su integración como la decisión de compartir el riesgo, en lugar de dejar a cada país por su cuenta”. Lo de dejar a cada contribuyente por su cuenta, claro, no importa nada. No va a haber “austeridad” (salvo en las familias, claro), “lo ortodoxo hoy es gastar” (que los políticos gasten), y mi favorita: “no tenemos un peligro de inflación”.

Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 2 de octubre de 2021.

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