Analista Económico en Libertad y Progreso.
IPROFESIONAL – La “maquinita” de imprimir billetes retomó su ritmo 24×24 luego de la derrota electoral en las PASO, que encendió todas las alarmas en el Gobierno.
Bajar el déficit fiscal dejó de ser una prioridad y el plan “Platita” apareció en escena con toda la furia.
“Hay que darlo vuelta el 14 de noviembre porque con un Congreso en contra será muy difícil gobernar”, es el análisis que hacen cerca de la Casa Rosada, mirando los dos años de administración que todavía le quedan a Alberto Fernández, y con la amenaza de perder el quórum propio en el Senado.
Por eso la Casa Rosada está echando mano a todos los recursos disponibles y anuncia planes tras planes para intentar dominar la agenda de temas diarios.
El Banco Central es un aliado clave en esa estrategia: asiste en forma permanente al Tesoro y ya le transfirió más de $1 billón en el año.
A eso se sumó la jugada contable y polémica del ministro de Economía, Martín Guzmán, que incorporó al presupuesto los u$s4.330 millones recibidos en derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI), para hacer frente a vencimientos del capital de la deuda que comenzaron en septiembre.
Como parte de la misma jugada, emitió letras intransferibles por un monto equivalente a 10 años de plazo, que le “vendió” al ente monetario para hacerse, a su vez, de más pesos.El Gobierno volcará unos $160.000 millones para alentar el consumo y revertir la derrota de las PASO
El auxilio del BCRA
Diego Piccardo, especialista de la Fundación Libertad y Progreso, indicó a iProfesional que en octubre el BCRA ya le giró al Tesoro $162.712 millones entre Adelantos Transitorios ($145.000 millones) y Transferencia de Utilidades ($17.712 millones).
“El hecho de que el número de Utilidades no sea redondo no es un capricho de Miguel Pesce -titular de ente monetario-, sino el reflejo de que se agotó la capacidad legal del BCRA para transferirle al gobierno”, explicó.
Piccardo detalló que “en lo que va del año se transfirieron $787.712 millones por este concepto” y dijo que esto explica por qué Guzmán debió “acudir a una alquimia monetaria con los DEGs para ampliar la capacidad legal de financiamiento mediante Adelantos Transitorios en $427.401 millones, ya que, si no lo hacía, no iba a haber plata para el gasto electoral”.
En lo que queda del año, Guzmán todavía tiene que refinanciar alrededor de $950.000 millones, estimó Piccardo, y señaló que cuanto más exitosas sean las colocaciones de deuda, más Adelantos Transitorios dejaría para financiar el déficit del 2022.
“Esto es relevante, ya que habrá pocas utilidades del BCRA por la poca devaluación del tipo de cambio este año. Si llega a ocurrir un traspié, no sólo se incrementará el financiamiento monetario para este año, con su correspondiente impacto en los mercados paralelos del dólar y los precios, sino que dejará un interrogante muy fuerte acerca de las fuentes de financiamiento para el 2022”, señaló.
Es una cuestión que los inversores miran con lupa y sobre la cual fueron consultados el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el ministro Guzmán en su reciente encuentro con fondos de inversión en Nueva York.
“¿Cómo hará la Argentina para hacer frente de los fuertes vencimientos del 2022, más allá de un eventual acuerdo con el FMI?”, preguntan quienes compraron bonos de la deuda.
Calentar el consumo, como sea
La emisión monetaria acrecienta la desconfianza hacia el peso, que a su vez es perjudicada por un ruido electoral que hizo ascender al dólar blue a la zona cercana a los $200.
Especialistas estiman que el Gobierno están volcando a la calle 1 millón de billetes de $1.000 por día en lo que va de 2021.
La producción no se detiene a pesar de que la cantidad total de billetes se redujo, por la salida de circulación de billetes viejos de $100.
La elevada demanda incluso obligó a la Casa de la Moneda a contratar la producción de billetes en el exterior.
Todo en un escenario inflacionario que preocupa también al FMI. La economista jefe del Fondo, Gita Gopinath, alertó que la expectativa de inflación de Argentina está “desanclada, en parte por la dependencia del financiamiento monetario”. En definitiva, el Fondo pide al Banco Central bajar la emisión de moneda.
Entre las PASO y las elecciones del 14 de noviembre se estima que el Gobierno volcará unos $160.000 millones para alentar el consumo.
A eso se suma el polémico congelamiento de precios de más de 1.400 productos, que cayó muy mal entre el empresariado.
La misión del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, es desacelerar la inflación en octubre, como sea.Se estima que el Gobierno están volcando a la calle 1 millón de billetes de $1.000 por día en lo que va de 2021
El plan “platita”, punto por punto
En el paquete electoral para el 14N se incluyen los anuncios que ya se concretaron, como la suba del piso salarial a partir del cual se paga Ganancias, con un costo fiscal de unos $8.000 millones (el Fisco ya había resignado $55.000 millones con la actualización aprobada en marzo).
A esto hay que sumar lo que se destine a obras públicas y otros programas para llegar a unos $550.000 millones hacia fin de año, según cálculos de la consultora Invecq.
Entre las medidas ya vigentes está la suba del salario mínimo a $ 32.000, una mejora que también llega a los beneficiarios de ciertos planes sociales. El más importante es Potenciar Trabajo, donde 1 millón de personas pasarán de cobrar $14.500 este mes a percibir $16.000 en octubre. Se estima que hasta las elecciones el Gobierno destinará unos $2.000 millones para ese programa.
Además esto dispara una leve alza de las jubilaciones: un “extra” de apenas $318 al mes, pero que demandará una partida de $640 millones adicionales en los próximos dos meses.
Como parte del plan “platita” también se extendió la vigencia del REPRO II, el programa a través del cual se asiste a las empresas afectadas por restricciones que impone la pandemia: demanda unos $9.000 millones al mes.
Y a esa cantidad de fondos se sumarán $3.000 millones destinados a financiar a micro y pequeñas empresas con proyectos estratégicos que mejoren su productividad.
Además, se sumarán otros $29.000 millones que resignará el Estado si prospera el proyecto de amnistía fiscal para asociaciones sin fines de lucro y pymes con deudas menores a los $100.000, que avanza en el Congreso.
Cómo venía el gasto hasta las PASO
Hasta la derrota en las primarias, el Gobierno venía achicando del déficit fiscal, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
Entre enero y septiembre de este año la administración nacional redujo en términos reales el déficit primario (68,8%), financiero (57,3%) y económico (74,7%) en comparación con el mismo período del 2020.
Incluso, si se contabiliza el artilugio contable aplicado por Guzmán con los DEG enviados por el FMI, se podría concluir que las cuentas públicas registraron en septiembre un inédito superávit primario. ¿De cuánto? Unos $291.000 millones.
Pero si no se contabilizan los DEG ni el aporte extraordinario de las grandes fortunas, se vuelve a la realidad, y en septiembre hubo un déficit primario de $155.525 millones y uno financiero de $209.703 millones.
El dato que preocupa a los financistas es que en septiembre el gasto fue de $873.000 millones y subió 42,5% interanual, aunque cerca del ministro de Economía destacan que el incremento por ese concepto fue menor al de agosto.
Ajuste en jubilaciones, un dato que le hace ruido a Cristina
Cerca de la alianza gobernante explican que una de las razones por las que la vicepresidenta Cristina Kirchner criticó los recortes en el gasto público hay que encontrarlas en las jubilaciones.
Los números parecen darle la razón: el gasto primario cayó 3,2% en los primeros nueve meses del año, con un fuerte descenso real del 45% en los programas sociales y del 7,4% en las jubilaciones, que representaron casi $2,4 billones entre enero y septiembre últimos.
“Estamos bajando del déficit fiscal sin ajuste”, respondió Guzmán.
Pero según la OPC, los programas sociales presentaron una fuerte disminución en términos reales por la eliminación de los programas IFE y ATP, que se compensó parcialmente por el refuerzo presupuestario en otras iniciativas como los programas Potenciar Trabajo, Políticas Alimentarias, becas PROGRESAR y el REPRO.
Como contrapartida, los subsidios energéticos -un tema que genera fuertes polémicas entre Guzmán y el kirchnerismo- y los gastos de capital, lideraron la expansión de los gastos, con aumentos de 56,9% y 71,9%, respectivamente.
La inversión pública en Vivienda y Urbanismo se incrementó 280% en promedio, por aliento al Pro.Cre.Ar y al Fondo Fiduciario de Vivienda Social.
El presupuesto inicial del ejercicio aumentó en $1.152.852 millones, cuyo destino prioritario fueron los programas sociales ($342.160 millones), los subsidios energéticos ($209.061 millones) y la inversión pública ($104.847 millones), contabilizó la OPC.
En los primeros nueve meses del año los gastos primarios sumaron $6,4 billones, de acuerdo con las cifras oficiales.
Pero las transferencias en programas sociales fueron de sólo $540.680 millones, un 45% inferiores al nivel alcanzado en los primeros nueve meses de 2020. “Esta caída obedece a la alta base de comparación, dada la implementación del IFE y el ATP para combatir la pandemia durante el año pasado”, explicaron desde la OPC.
Cristina quiere que se acelere la ejecución de la asistencia social y la obra pública para que se note con toda la fuera posible en el bolsillo del electorado.