CRONISTA – Desde que se publicó el último dato de pobreza, ¿la situación mejoró o empeoró? ¿Cómo puede la Argentina mejorar la calidad de vida de los trabajadores? ¿Cuál es el balance del último año? La Fundación Libertad y Progreso respondió estos interrogantes a partir del índice de Nivel de Vida de los Trabajadores (INVT), que elabora en base a fuentes oficiales.
De acuerdo con lo publicado esta semana en su informe, el nivel de vida de los trabajadores argentinos mejoró en agosto pasado 1,8% respecto al mismo mes de 2020.
“En agosto los trabajadores se alejaron de la línea de la pobreza en un 2,2% con respecto a julio pasado y 1,8% respecto de agosto 2020“, especificó el trabajo.
El INVT mide la evolución de los salarios de los trabajadores de Argentina, deflactado por la evolución de la canasta básica total, utilizando desde abril de 2013 hasta abril de 2016 la serie de FIEL, ya que durante la gestión de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner se dejó de publicar la CBT.
En ese sentido, al ser un índice de variación mensual se puede analizar si desde que se publicó el último dato de pobreza, la situación mejoró o empeoró.
Natalia Motyl, economista de la Fundación Libertad y Progreso, aseguró que “lo que más preocupa es el nivel de indigencia que empeoró en el último año. El nivel de vida, si tomamos la CBA, se ha corroído en dos puntos porcentuales desde que asumió Alberto Fernández“.
Y en ese eje, enfatizó: “Nos encontramos en una situación tan delicada que nuestro país exige a gritos una reforma estructural que mejore la calidad de vida de los argentinos. No basta con medidas cortoplacistas para ganar las elecciones, es necesario reformas de fondo”.
Si bien el nivel de vida mejoró desde diciembre de 2020, en 8,1 puntos porcentuales tomando la Canasta Básica Total, empeoró en 40% desde agosto de 2013 (el punto máximo alcanzado por los trabajadores en nivel de vida).
“Es importante llevar mesura con respecto a los resultados positivos del INVT en los últimos meses”, resaltó Motyl, al tiempo que mencionó: “Brasil volvió a los niveles prepandémicos en septiembre de 2020, en Chile, a finales de 2020 y en Perú, a mayo de este año. En la Argentina recién volvimos en marzo de este año a los niveles prepandémicos”.
Asimismo, la economista señaló que aunque bajaron el valor de los bienes de la CBT, los de la CBA aumentaron; lo que implicó que bajaran los niveles de pobreza, pero aumentaran los de la indigencia.
Por su parte, Aldo Abram, director ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso, consideró que “Si bien es cierto que el sueldo de los trabajadores se está alejando de la línea de pobreza desde principios de año, lo hace a fuerza de algunas medidas que hay que ver si son sustentables en el tiempo”.
“Una es la reapertura de las paritarias, que en un primer momento genera una ganancia del poder adquisitivo (porque el primer aumento es alto), pero después se va licuando con la inflación”, puntualizó. La segunda medida, fue el atraso cambiario que “obviamente impacta sobre los precios de las góndolas (bajando el ritmo de aumento) y, por lo tanto, termina moderando artificialmente la suba de la CBT”, evaluó. Y por último, nombró al congelamiento de los servicios públicos como las tarifas.
“Estas medidas no son sustentables en el tiempo”, subrayó Abram. Y en esa línea, advirtió: “luego de las votaciones generales, creo que en el primer semestre del año que viene vamos a ver que toda esta ganancia de sueldos, se va a terminar perdiendo y sobre todo, hacia finales del año que viene, va a perderse la mejora de 2021″.
En los primeros seis meses, de acuerdo con su visión, se verá un “fuerte incremento en el tipo de cambio mayorista, como pasó en 2013-14 después de las elecciones, con un acompañamiento de una fuerte alza de todos los bienes en las góndolas y, por lo tanto, de todos los que conforman la CBT. Además de un fuerte aumento de las tarifas de servicios públicos, para tratar de bajar la cantidad de subsidios, si se quiere bajar el exceso de gasto público”.
Finalmente, alertó que “De no realizarse reformas estructurales para revertir el rumbo que lleva la Argentina, lo más probable es que el próximo año la caída sea estrepitosa”.