NOTICIAS ARGENTINAS – El BCRA se quedó “sin poder de fuego” para hacer frente a un intento de corrida cambiaria, porque las reservas de libre disponibilidad son negativas en casi u$s2.000 millones, advirtió la economista Natalia Motyl.
Dijo que las reservas netas están “cerca de los u$s5.650 millones, y las de rápida disponibilidad, sacando el oro y DEGs, en u$s1.905 millones negativas”.
Señaló que “renegociar con el Fondo Monetario es condición necesaria para comenzar un 2022 sin una fuerte crisis”.
Sin embargo, advirtió que “no es suficiente para arreglar todos los problemas que deben afrontarse”.
En diálogo con la agencia NA, Motyl sostuvo que “para entender la situación delicada en la que nos encontramos, basta con analizar la causa de las restricciones de venta de pasajes al exterior de las tarjetas de crédito”.
Y señaló que “más allá de que lo cierto es que van a entrar divisas por el trigo, no serán sustanciales, ya que en diciembre deberán pagarle al FMI unos USD 1.800 millones, y en enero otros USD 700 millones”.
La negociación con el FMI.
Motyl consideró que “tanto el FMI como la Argentina están más que dispuestos a que la renegociación se lleve con éxito”.
“El FMI lo necesita porque gran parte de su cartera pertenece a nuestro país y un default también le ocasionaría graves problemas al organismo”, señaló.
Pero dijo que el organismo hará foco en la “evolución de la actividad económica, las cuentas fiscales y las necesidades de financiamiento”.
Y consideró que el gobierno “le asegurará que nos espera una senda de crecimiento económico los próximos dos años”.
“Dado el nivel actual de crisis en los mercados, un atraso tarifario, problemas en la cadena productiva, estabilización de los precios de las commodities, retraso cambiario, un salto devaluatorio y la agudización de los problemas estructurales preexistentes, es muy probable que vuelva a haber una recesión a partir del segundo semestre del 2022, con una caída de la actividad que superaría el 3% en 2023”, estimó.
Advirtió que “más allá de que veamos una reducción en casi 3 puntos porcentuales del déficit total y de 2 puntos del déficit primario, tampoco va a ser sustancial, y seguiremos necesitando recursos para financiarlo”.
Y dijo que “en 2023, con una caída de la actividad y las consecuencias de la política de redistribución, los ingresos van a caer y los gastos subirán, en un contexto electoral. Por lo que el déficit volverá a elevarse”.
Consideró que “para salir de esta situación, es imprescindible que el país lleve adelante una serie de reformas que le permitan crecer a tasas del 6% anual en los próximos años”.
Entre esas transformaciones claves, mencionó la “reducción del gasto público, las reformas laboral y previsional, una baja impositiva y regulatoria, apertura comercial, y un cambio del sistema de coparticipación federal”.