Federico Caeiro para CLARÍN – En los artículos “Minería vs. medio ambiente: otro debate que atrasa” y “La minería precisa también un debate serio” publicados en este diario, advertía sobre las consecuencias de no debatir si una minería sustentable es posible. Discusión que el gobierno de Chubut decidió no implementar.
Las consecuencias están a la vista. El penoso vodevil que finalizó con la predecible derogación de la ley que habilitaba la más que viable actividad minera en la meseta central de Chubut y el vandálico accionar de grupos antimineros incendiando oficinas gubernamentales y el edificio del diario El Chubut podría -y debía- haberse evitado.
No es quemando dependencias públicas o agrediendo a un presidente -como sucedió en marzo, también en Chubut- la forma de zanjar diferencias. Tampoco invitando a un “Chubutazo”. Hubiese sido deseable que los ambientalistas serios denuncien la violencia; nada les hubiera restado respecto a las ideas que defienden. Por el contrario.
Lo acontecido era esperable. Años atrás, un informe de la CEPAL alertaba que gran parte de los conflictos sociales y ambientales de Latinoamérica estaban vinculados a la minería.
Ahora, el gobernador Mariano Arcioni llamará a una consulta. El gobierno debe pensar muy bien cómo transitará ese camino junto a los ciudadanos, pero también con la objetividad, la ciencia y el desarrollo sustentable.
Han cambiado los paradigmas, la política debe centrarse en la construcción de consensos que implican la conformidad de todos los involucrados. ¿Las demandas de las empresas son siempre “lobby” y las de los ecologistas “defensa del bien común”? ¿O puede haber empresas comprometidas con el ambiente y “ecologistas” que respondan a otros intereses?
Acciones intempestivas y opacidad de procedimientos radicalizan a los negadores y a los escépticos de la minería sustentable. Apurar medidas sin debatirlas y “matar” a una actividad generadora de empleo y divisas enquistará en la pobreza a los habitantes de la meseta chubutense.
¿Quiénes deben decidir qué tipo de desarrollo tendrán los que viven en una de las zonas menos favorecidas de nuestro país? ¿Son los límites de los ecosistemas los mismos que los políticos; delimitan éstos las actividades?
¿Es necesaria una zonificación tan amplia que según algunos afectaría otras cuencas, o es el acuífero subterráneo Sacanana una cuenca endorreica sin contacto con el río Chubut, y con la suficiente capacidad para sostener la producción, que requeriría menos del 3% de la recarga anual?
Estos sucesos deben servirnos para aprender cómo empezar a cerrar la grieta que nos separa del desarrollo. El desafío de Chubut -y la Argentina toda- es utilizar racionalmente los recursos naturales y desarrollarse ocasionando el menor daño posible. Hay que implementar un proceso de ordenamiento ambiental participativo del territorio que permita decidir entre todos qué se hará, por qué, dónde y cómo.
La minería sustentable es un sector estratégico para integrarse al mundo y apalancar el desarrollo social y económico de las provincias y nuestro país.
Sin violencia ni pre ideología, deben discutirse modelos vigentes de producción, sustentabilidad, empleo e inclusión, el futuro de las comunidades locales, costos ambientales y sociales, para, entre todos, encontrar caminos que se transiten con previsibilidad, reglas claras, límites precisos, controles estrictos y sanciones justas.
Federico Caeiro es Miembro del Instituto de Política Ambiental de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.