“Ya nadie les cree a Alberto Fernández y Martín Guzmán”

Jefe de economía de Libertad y Progreso

Jefe de economía de Libertad y Progreso. Profesor Economía Internacional en Universidad del CEMA, Profesor ayudante de Análisis Económico y Financiero en la Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires,Asesor en la Secretaria de Comercio Exterior la Nación yAsesor Secretaria de Comercio de la Nación.

Mg. en Economía y Lic. en Economía Universidad del CEMA

URGENTE 24 Eugenio Marí egresó de Ucema y hoy día es economista-jefe de la Fundación Libertad y Progreso en una Ciudad de Buenos Aires que arde por el evento meteorológico La Niña, que provoca sequía, y queda muy lejos de Niza, Francia, donde hay una máximo de 13º, y muy cerca, en el valle del río Paillon, se encuentra el pueblo Coaraze, la mayor concentración del mundo de apellidos Marí, según Geneanet.org/ Con seguridad que al pie del monte Férion nadie conoce a Alberto Fernández y Martín Guzmán. Quizás sí a Lionel Messi, porque juega en el PSG y enfrentará al equipo local el viernes 28/01.

Entrevistar a un economista joven siempre supone riesgos. Recuerdo cuando en las viejas oficinas de Esmeralda 320, Enrique Szewach me presentó a Guillermo Nielsen: ambos eran jóvenes economistas jefes de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Su recorrido siguiente fue bien diferente. ¿Era previsible el futuro en aquel momento? Pero en el caso de Marí luce militante en la idea de que el crecimiento es posible y que pasa por un shock de productividad, algo en lo que cree Urgente24, y fue el motivo por el que se cuestionó tanto a Mauricio Macri desde el 10/12/2015, lo que enojaba a muchos lectores que hablaban de ‘falta de esperanza’ o de ‘impaciencia’ de Urgente24. Pero el final era previsible e inevitable.

En una orilla de otro río, el de la Plata, que no se parece al Paillon, los economistas del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio -muy parecidos entre sí hasta en sus limitaciones intelectuales -en general mesadineristas y administradores de portfolios de inversiones repletos de títulos públicos, antes que conocedores de la macroeconomía-, se aferran al eventual acuerdo con el FMI como un evento que calmará las variables o, quizás, las expectativas de la muy desequilibrada economía argentina. Lo mismo creen los gobernadores, en su mayoría falsos líderes, aferrados a gestionar sin dinero de la Nación, incapaces de imaginar un Sistema alternativo.

Por lo tanto, es necesario comenzar preguntando acerca de ese grave error conceptual, y Marí pega en el clavo:

“Imaginemos que el directorio ejecutivo del Fondo Monetario le concede a la Argentina un acuerdo con vencimientos de pago prorrogados de tal manera que en 2022 no deban girarse divisas al FMI: igual habría graves problemas porque el problema no es el FMI sino los la asfixia impositiva, la falta de generación de empleo privado, la ausencia de inversiones directas suficientes. ¿Hace cuántos años que el universo de trabajadores asalariados registrados es de 6 millones tal como si en la Argentina no hubiera un aumento demográfico? Es un tema muy grave que partidos políticos que se asumen como ‘populares’ mantienen escondido bajo la alfombra de las benditas negociaciones con el FMI, con la complicidad de los sindicatos obreros, obviamente. Ni hablar del régimen tributario que obliga a las pequeñas y medianas empresas a trabajar para el Fisco. ¿Cuál es el mayor problema hoy de la Argentina? La falta de credibilidad. Imaginemos que el presidente Alberto Fernández y su ministro Martín Guzmán se levantan mañana y anuncian un giro copernicano en la gestión de la economía ¿serían confiables para los agentes económicos o estos sospecharían que, de todos modos, fracasarán? Creo que hay que transitar el resto del mandato presidencial, hasta 2023, aceptando que las reformas serán mínimas, diríamos ‘atado con alambre’, de ninguna manera las que precisa el país, y creo que los economistas debemos trabajar en forma activa pensando en diciembre de 2023: ¿es posible un plan económico que recupere a la Argentina?”.

¿Y los ciudadanos / electores / contribuyentes / usuarios / consumidores, qué les sucede? ¿Acaso ellos se han conformado con el beneficio de un PreViaje, falso subsidio turístico por el que deberán pagar caro, según el ajuste fiscal tradicional que Fernández / Guzmán ofrecen al FMI para garantizar el pago de obligaciones?

Marí:

Yo tengo confianza en el éxito del reclamo popular a los dirigentes y sus economistas. No todo es PreViaje. Persiste el temor a perder el trabajo porque quizás no se encuentre otro equivalente. La inflación es una realidad cotidiana que apabulla, estés de vacaciones o no. Y los impuestos que descienden la calidad de vida porque pagando ese precio final podría conseguirse un servicio o una mercadería del escalón superior. Creo que cuando la gente regrese a su cotidianeidad, demandará respuestas y la demanda insatisfecha provoca cambios. Ahora bien, ¿qué clase de cambios? Me parece que los políticos se dan cuenta de que la caja de herramientas que utilizan ya no logra reparar nada. Hay que buscar otro kit de ayuda. Por eso creo que hay que enfocarse en 2023 ya que es previsible la presión popular.

Nicolás Dujovne y Alfonso Prat Gay: 2 experiencias de fracasos para y por Mauricio Macri.

Nicolás Dujovne y Alfonso Prat Gay: 2 experiencias de fracasos para y por Mauricio Macri.

Martín Guzmán y Miguel Pesce: Otra experiencia de fracasos, pero del FdT.

2023

Hora de intentar mover a Marí de su zona de confort: Pero el Gobierno no cree estar transitando por un mal camino. Informa de números récord de consumo veraniego y el presidente Fernández hasta se ilusiona con una recuperación de su imagen positiva perdida….

Respuesta: “La Argentina no puede acceder a los mercados globales de deuda y eso significa que es un país aislado, diríamos que en cuarentena. ¿Qué sucedió en los meses recientes? Una recuperación de la actividad luego del largo período de parálisis por el abordaje de la pandemia que se eligió. A eso se le llama ‘rebote’, no es crecimiento. El ‘rebote’ para convertirse en crecimiento precisa de financiación, de estabilidad -la inflación provoca una gran inestabilidad- y menor gasto público, de manera que se puedan bajar los impuestos. Si no hay eso como mínimo, es sólo ‘rebote’, que se agota. ¿Cuánto fue la inflación de 2021? Por lo menos 50% de variación del índice de precios, la más alta en 2 décadas, exceptuando la de 2019. ¿Cuál es el horizonte de inflación para 2022? Más alta que la de 2021 porque si persiste el déficit, se financia con emisión de moneda, que pierde valor y entonces rota a mayor velocidad porque cada agente económico quiere sacarse de encima más rápido que antes sus pesos. ¿De qué crecimiento pueden hablar? Alguien puede decir: ‘Vamos a emitir menos porque insistiremos en más presión tributaria’. Falso: la recaudación ya no es elástica porque los contribuyentes deciden defender sus ingresos ante un Fisco abusivo”.

Volvamos al comienzo: ¿cuál es el escenario para 2022?

Marí: “No depende de la Argentina sino de factores ajenos, en especial lo que suceda en USA. ¿Qué sucede si en un año electoral en USA la inflación se proyecta a 2 dígitos anuales? Seguro que la Reserva Federal, que cumple con su misión de preservar en lo posible el valor de la moneda, enviará hacia arriba las tasas de interés más de lo que ya ha previsto hacer. En ese caso, habría que esperar un deterioro en el precio de los commodities que exportamos, por ejemplo. ¿Qué sucede si nada de esto ocurre? El mundo estaría conceciéndonos un aventón, tal como fue en 2021. En ocasiones creo que no tenemos conciencia de lo que ocurrió en 2021: ¿Comprendemos que cuando estábamos para el ‘knock-out’ el FMI redistribuyó US$ 4.000 millones en Derechos Especiales de Giro que fueron los que nos salvaron en el 2do. semestre? Fue un hecho no previsto, una eventualidad. Fuimos al casino y ganamos. Pero eso no ocurre todos los días”.

Eugenio Marí, economista-jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

Hablemos un poco de 2023.

El Frente de Todos es heredero del Frente para la Victoria en su concepción de la economía. Juntos por el Cambio es heredero de Cambiemos. Es una historia de fracasos compartidos. Y de creer que no se precisan planes económicos sino que basta con la voluntad política del soberano: falso. También ambas fuerzas políticas practican una veneración por las encuestas de opinión pública y definen sus variables según la coyunturalidad del humor colectivo. Insostenible en el tiempo. Creo que por necesidad de supervivencia deberán incorporar ideas de la libertad en cada fuerza partidaria. Lo que tienen ya fracasó y volverá a fracasar. Precisan de nuevas ideas.

¿Qué dicen los políticos de uno y otro bando que, en definitiva se parecen -la UCR es una filial del PJ y el PRO tiene complejo de socialdemocracia- y actúan unidos más allá de la Grieta? Ellos se aferran a la estratificación del gasto público bajo el supuesto de que debe permanecer intocable ya que financia a millones de familias argentinas….

“No creo que la clave del gasto público sea el gasto social. Pero imaginemos que sí lo fuese: 20 millones de personas reciben algún cheque del Estado, una bola de nieve si se considera lo que ocurrió desde los años ’90 a la fecha, sin treguas. No creo que haya que eliminarlos de cuajo sino desinflar el globo. Es necesario provocar más oportunidades de empleo formal para que parte de esa gente pueda ganarse la vida. Veo a la mayoría de las empresas sustituyendo trabajo por capital, esa es la única inversión permanente que hay en la Argentina porque crear empleo es crearse más problemas. El Estado tiene que crear condiciones, a través de sus leyes, decretos, resoluciones, ordenanzas y circulares, para revertir la tendencia. Luego, reducir la presión tributaria para que las empresas puedan imaginar otras formas de generar más oferta. Por supuesto que todo shock tiene riesgos, puede fallar. Puede ser un shock reactivante o puede ser un shock paralizante. Es necesario planificarlo bien. Pero creo que los políticos tradicionales sobrealimentan el riesgo para aferrarse al no-cambio. Pero la Argentina tiene recursos domésticos para financiar un plan de crecimiento. Sucede que desde hace años los dirigentes políticos, todos, provocan que los agentes económicos retiren sus ahorros del sistema en resguardo de sus necesidades y previsiones. La política no ha asumido el feroz fracaso que suponen los miles de millones de dólares fuera del sistema”.

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