ÁMBITO FIANANCIERO – El costo de los alimentos va a quedar más que nunca bajo la vigilancia del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, en los próximos meses en razón de los fuertes saltos que están mostrando a nivel global algunos de los productos de la oferta exportable argentina, como el caso del trigo, que explotó en los últimos días como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania. El traspaso a los precios internos parece inevitable, según señalan los expertos, aunque afirman que podría ser de manera acotada y transitoria.
El precio interno de los alimentos viene en ascenso en lo que va del año, al igual que la cotización de los commodities. En febrero el rubro registró para el Gran Buenos Aires una suba de más del 6%, con mayor incidencia en las verduras, aunque abarcó a todo el abanico. En ese comportamiento tendrían más impacto la sequía que afectó a gran parte de la zona centro del país. El relevamiento de precios minoristas de la consultora C&T para GBA presentó una suba mensual de 3,9% el mes pasado. Esto toma el aumento de los precios globales que venía hasta ese momento, pero no el adicional generado por la guerra.
Según el relevamiento de otra consultora, LCG, en la cuarta semana del mes pasado la suba de precios de los alimentos promedió 1,23%, acelerando 0,2 puntos respecto a la semana anterior. “El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual de 4,8% promedio en las últimas 4 semanas y 4,6% punta a punta en el mismo período”, indicó la consultora.
En marzo, el incremento de las cotizaciones de los granos provocada a partir de la decisión de Moscú de intervenir en su vecina Ucrania alegando un problema de seguridad estratégica, se agregará a la tendencia previa y con ello presionará para trasladarse al costo interno.
Camilo Tiscornia, director de C&T, afirmó que va a haber un “coletazo” en los precios internos a causa de los efectos de la guerra, aunque aclaró que no suscribe a la idea de que la inflación en Argentina es producto de la suba de los precios a nivel global. “La escala de inflación en alimentos en otros países de la región es de entre el 7% y el 9% y acá es del 59% a 60%”. No obstante, consideró que el golpe no será inmediato. Demorará “hasta que se incorporan los nuevos precios a la industria y luego se va trasladando en la cadena va a demorar algo”, explicó.
Diego Piccardo, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señaló a Ámbito que “cualquier incremento en los precios en el exterior obviamente tiene un impacto, pero en este caso no creo que vaya a durar mucho más de lo que tiene que ver con la guerra”. De tratarse de un conflicto acotado en el tiempo, la situación en los mercados debería normalizarse y volvería a tomar relevancia las medidas que está aplicando la Reserva Federal de Estados Unidos para controlar su propia inflación, que consiste en subir la tasa de interés, lo que genera a su vez una tendencia en contrario, a la baja de las cotizaciones de los commodities. “Mi opinión es que, con el retiro de los estímulos monetarios, los precios van a tender a valores más razonables”, estimó Piccardo.
El analista dijo que “ese shock va a ser más largo mientras que la guerra va a ser transitoria”. En definitiva, indicó que “va a haber un impacto en la inflación de alimentos, pero el grueso no se explica por eso sino por los desequilibrios macroeconómicos”. De acuerdo con la estimación de Libertad y Progreso, el mes pasado los alimentos subieron 6%.
Por caso, el trigo alcanzó ayer el valor más alto de la historia en el mercado de Chicago con un precio de u$s423,38 la tonelada. El anterior récord fue de u$s403,81 durante la crisis financiera de 2008. Si se toma en cuenta el valor del trigo en el mercado estadounidense previo a la invasión de Rusia en Ucrania del 24 de febrero, el cierre de la jornada del día anterior lo ubicó en u$s321,87. Esto significa que, en apenas una semana, el trigo trepó u$s101,51 o un 31,53%.
Frente a ello, el Gobierno apuró la creación de un sistema cruzado de subsidios desde los exportadores hacia la industria local, como contó este diario. La idea es “desacoplar” los precios internos, pero los analistas le ven un éxito acotado. Gustavo Idígoras, titular de Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA), dijo que la decisión no va a tener impacto en los precios al consumidor y que “genera efectos distorsivos sobre el desarrollo de las decisiones de producción”, en momentos en que los agricultores empiezan a pensar en el ciclo 2022/23 del trigo.
Hernán Letcher, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) afirmó, por su lado, que el precio del trigo en pesos en febrero “creció 15% y la tonelada llegó a casi $30.000”. Por otro, indicó que el trigo en dólares subió 12,2% y llegó a casi u$s270. “Ahí va a haber presiones sobre harina, galletitas, pan y fideos”, anticipó el economista. También puso de relieve que el precio del girasol tuvo un fuerte salto que va a impactar sobre el valor del aceite. “En febrero subió 16,3% en pesos al tocar $53.600 y el 13,6% en dólares con lo cual va a haber mucha presión al alza”, señaló.