LA NACIÓN – Este viernes empezó “la guerra contra la inflación”, según dichos del propio presidente Alberto Fernández. Un poco tarde si se tiene en cuenta que, desde que asumió en diciembre de 2019, la Argentina registró un aumento generalizado de los precios del 123%. Ninguna administración desde 1991 había registrado una cifra tan alta en los primeros 26 meses de Gobierno.
Los datos surgen de un relevamiento realizado por la Fundación Libertad y Progreso. Entre los rubros que se destacan hay uno que especialmente le preocupa al Gobierno: el de alimentos. En total, acumula una suba del 132%, incluso en el marco de Precios Cuidados, controles y la prohibición de algunas exportaciones.
“Si va a cumplir con su palabra de batallar contra la inflación, entonces deberá declararle la guerra al déficit fiscal. El año pasado la asistencia del Banco Central (BCRA) al Tesoro para financiar el déficit llegó a 3,7% del PBI, lo que es igual a $2 billones (¡el número tiene 12 ceros!)”, expresó Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
En el memorándum de entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno proyectó que este año los precios acumularán una suba “puntual” del 43% (en un rango de entre 38% y 48%). Sin embargo, en los primeros dos meses del año la Argentina ya acumuló una inflación del 8,8%, por lo que las estimaciones de los economistas van más allá.
Según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) de febrero, que elabora mensualmente el Banco Central en base a la opinión de al menos 40 consultoras, bancos y centros de investigación local e internacional, el país cerraría 2022 con una inflación minorista del 55%. De ser así, superaría el récord de la administración de Mauricio Macri en 2019 (53,8%), y habría que remontarse a 1991, cuando el país estaba saliendo de la hiperinflación, para encontrar un número más alto (84%).
La “guerra” contra la inflación dista de ser nueva. Durante los últimos 100 años, la tasa de inflación promedio fue del 105% anual, siendo el máximo histórico de 3079% en 1989, según un estudio que realizó la Cámara Argentina de Comercios y Servicios (CAC).
“A lo largo de su historia, la Argentina se ha caracterizado por numerosos episodios inflacionarios e hiperinflacionarios; es un caso de estudio en todo el mundo por la frecuencia e intensidad que estos presentaron″, consideró.
Para el economista Ricardo Delgado, presidente de Analytica Consultora, si el Ejecutivo quiere realmente conseguir calmar los precios deberá lanzar un programa integral de estabilización de precios. En febrero la inflación núcleo, es decir, que no tiene en cuenta factores coyunturales (como el aumento de las commodities por la invasión rusa a Ucrania, la sequía y precios estacionales), fue del 4,5%.
“La inflación núcleo es el problema de la economía, no de un efecto externo que hace que los precios suban. Tenemos una economía inflacionaria per se. Desde 2018 a esta parte no hemos sabido cómo lidiar con el problema: una gestión, creyó que con soluciones mágicas rápidamente iba a bajar la inflación; este Gobierno cree que con controles de precios y los acuerdos la hacen desaparecer. Falta un Gobierno que se ponga al frente seriamente, entienda que es un problema macro, y que la sociedad les crea”, argumentó.
En el mismo sentido apuntó Fernando Camusso, director de Rafaela Capital. Para el economista, la inflación se tiene que atacar mediante un programa integral. Desaceleración de la emisión, reducción del déficit fiscal y levantamiento del cepo cambiario son algunos de los puntos fundamentales a atender.
“Si ese programa se mantiene durante cuatro, cinco años, y te ayuda a cumplir el acuerdo con el FMI, recién ahí se empezarían a ver señales claras de una desaceleración de precios. Porque en definitiva, es cierto, la inflación es un problema de expectativas. En la medida que no tengas ancladas las expectativas, los precios se te vuelan. Es lo que está pasando”, cerró.
Por Melisa Reinhold