ÁMBITO FINANCIERO – Dolarización, banca off shore o una nueva convertibilidad comienzan a aparecer en el menú de programas económicos que imaginan los diferentes grupos liberales y libertarios o lo que también se denomina “la derecha”, con su mirada puesta en 2023. Varios dirigentes y fundaciones de ese espacio de pensamiento comenzaron a plantear un debate sobre un potencial plan económico para ofrecer a los partidos políticos y coaliciones que aspiran a llegar a la Casa Rosada.
El que tiró la primera piedra fue el libertario Javier Milei, quien propone llamar a una consulta popular para dolarizar la economía, una idea que amasa desde hace tiempo ya que a su entender habría que “cerrar el Banco Central”.
“Si yo soy Presidente voy a dolarizar la economía. Me comprometo a eso. Y si la casta política no me lo deja hacer llamo a un referéndum. Vamos a ver lo que dice la gente”, prometió el referente del partido la Libertad Avanza.
En ese sentido, Carlos Rodríguez, economista doctorado en la Universidad de Chicago, quien se presenta en las redes sociales como Conservador de Derecha pro Mercado, propone una dolarización “simple e instantánea”. El fundador de la Universidad del CEMA indica que su propuesta “permite la libre circulación y contratación en dólares” y que “se autoriza Banca Off Shore libre y verdadera” de modo de que la gente pueda depositar sus dólares fuera del país. Según señala en la red social Twitter, la idea de Rodríguez es que “los precios se fijen en dólares (decisión libre) y el vendedor pueda cobrar en dólares” y “el que le quiera pagar en pesos deberá acordar un tipo de cambio de mercado”.
Por su lado, la Fundación Libertad y Progreso presentó hace unos días un programa económico que prevé un regreso al esquema de convertibilidad, pero a diferencia del esquema de Domingo Cavallo en los 90, que usaba las reservas del Banco Central, en este caso se propone que los dólares estén depositados en un fideicomiso en el Banco de Pagos de Basilea, conocido como “el banco central de los bancos centrales”.
Aldo Abram, director de Libertad y Progreso, destaca que al igual que en el planteo de Cavallo, se trataría de un bimonetarismo, en el que las personas podrían usar dólares o pesos. “La gente confió en el programa y entonces la demanda de pesos se triplicó”, recordó. Por eso considera que el “punto débil” del esquema es lograr que la gente crea en el programa. La razón por la cual los dólares deberían estar un un fideicomiso en el exterior, según señala Abram, es para evitar que una vez iniciada la caja de conversión sea difícil desarticularla.
“El fideicomiso se maneja por leyes del exterior”, sintetizó. Tampoco sería una medida inmediata. El plan prevé primero acumular reservas internacionales suficientes con algún préstamo o swap de monedas.
El programa de Libertad y Progreso incluye una reforma laboral de modo de “privilegiar los acuerdos laborales a nivel de empresa sobre los acuerdos colectivos a nivel de sector de actividad”. También se plantea “la supresión hacia adelante de la indemnización por despido (reforma de los artículos 231 a 255 de la Ley de Contrato de Trabajo) compensándola por un fondo o seguro de desempleo”.
En lo que se denomina Reforma del Estado, la fundación liberal aspira a “reducir sustancialmente el número de empleados de la Administración Nacional y alcanzar una mayor eficacia en la gestión, asegurando que ninguna persona pierda ingresos en lo inmediato y que tenga oportunidad de reinsertarse y progresar”. El programa contempla rebajas de impuestos para las empresas del sector privado que incorporen ex empleados públicos en un proceso que duraría varios años.
También se propone reducir la administración a solo ocho ministerios e introducir incentivos a la productividad. Por otro lado, se prevé ir eliminando gradualmente los planes sociales y los subsidios a las tarifas de los servicios, a la vez que se impulsa una reforma previsional que unifique la edad de retiro de hombres y mujeres en los 70 años.
En lo que es política impositiva, Libertad y Progreso considera que hay que eliminar el Impuesto al Cheque y a los Bienes Personales y lo más novedoso, “devolver las facultades tributarias a las provincias”, con lo cual, la recaudación de impuestos como Ganancias que hoy hace la Nación, quedaría en las 24 jurisdicciones.
Por otro lado, la Fundación Mediterránea puso al expresidente del Banco Nación Carlos Melconian a trabajar en un programa económico para ser ofrecido a los partidos políticos con vistas a 2023. Al igual que lo ocurrido con Domingo Cavallo en los años 90’, la entidad de Córdoba aspira a tener influencia determinante en el próximo gobierno.
La Fundación Mediterránea tiene entre sus socios a empresas de primer nivel, como Arcor, Techint y Laboratorios Bagó. Melconian se presentó la semana pasada oficialmente como hombre de la entidad. Según indica su pensamiento económico, expuesto en diferentes charlas, el economista es partidario de políticas fiscales estrictas combinadas con políticas monetarias más laxas, exactamente al revés de lo que plantea el último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). De hecho, cuando dejó su cargo en el Banco Nación durante el gobierno de Mauricio Macri, su principal crítica fueron la demoras con empezar el ajuste “gradual”.
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