El nuevo bono para apuntalar los ingresos y el consumo tendrá un costo de US$ 2.000 millones

Foto Agustin Etchebarne
Director General en 

Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. 

CLARÍN – La magnitud del costo del bono que el Gobierno volcará a la calle a partir de mayo sorprendió a los economistas. Los cálculos de los privados están a tono con los del Gobierno que estiman en $ 230.000 millones el monto del paquete de “refuerzo de ingresos” que llegará al menos a 13 millones de personas. Traducido al dólar mayorista, que hoy cotiza en $ 113, representa un monto de US$ 2.000 millones. 

El economista Fernando Marull, director de la consultora FMyA, calcula que si se confirma que las ayudas también van al universo de trabajadores informales (casi 8 millones de personales), “el costo total de anuncios son US$ 2.000 millones, un monto equivalente al 0.34% del producto bruto“.

Si bien el ministro Martín Guzmán planteó que para cubrir este gasto adicional se impulsará un impuesto a la “renta inesperada” que abarcará a las empresas con una ganancia superior a $ 1.000 millones, este tributo debe pasar por el Congreso, por lo que no está claro si se aprobará ni cuando ingresarán esos fondos en caso de que el oficialismo reúna los votos necesarios en ambas cámaras.

Por eso, Marull apuntó que “este bono se financia con inflación. El financiamiento de estos anuncios es lo que el gobierno recaudó de más porque tuvo una inflación más alta en el primer trimestre. Les entró más plata y ahora se la están gastando“.

En el primer trimestre la inflación fue del 16,1%. En el Presupuesto que preparó Guzmán para el 2022 y que fue rechazado por el Congreso el año pasado, se preveía una inflación del 33%. Y en el acuerdo con el FMI se establece un rango del 38 al 48%. Ya está claro que ese cálculo quedará chico, porque las consultoras ven un piso de inflación para este año del 60%. A mayor escalada de los precios, mayor recaudación para el fisco a través del impuesto inflacionario.​

Para Marull este aumento del gasto con el bono pone en riesgo las metas con el Fondo Monetario, pero destaca que perjudica poco de cara al segundo trimestre, porque en ese período los compromisos no son tan exigentes. “Las metas más difíciles son las del cuatro trimestre”.

Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, aporta que estos anuncios tendrán un impacto equivalente a 0,4% en el PBI, incluyendo también el reciente aumento del 50% en el monto de la Tarjeta Alimentar.

“Es un número importante para lo desafiante que ya estaba el sendero fiscal acordado con el Fondo. Habrá que ver cuáles son las repercusiones ahora en el viaje de Guzmán a Washington”, señaló Lorenzo, en referencia a la participación del ministro en la asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial.

“El 6,7% de inflación de marzo marcó la impotencia de un gobierno que ha fracasado en sus políticas. El salario real y las jubilaciones cayeron cerca de 30% en los últimos cuatros años. Y ahora propone ampliar las malas políticas con más impuestos y más planes“, dijo Agustín Etchebarne, director general de Libertad y Progreso.

“El resultado será malo, no hay reformas estructurales, y hay peleas internas que generan mayor inestabilidad política. El riesgo es que la inflación en algún momento se espiralice si los argentinos aceleran la huida del dinero“, indicó.

“No creo que el nuevo impuesto logre la aprobación del Congreso. Está claro que si se avanza con esto se agrava el problema de los empresas que ven cómo se va achicando la torta cada vez más”, sostuvo Etchebarne.

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