Jefe de economía de Libertad y Progreso. Profesor Economía Internacional en Universidad del CEMA, Profesor ayudante de Análisis Económico y Financiero en la Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires,Asesor en la Secretaria de Comercio Exterior la Nación yAsesor Secretaria de Comercio de la Nación.
Mg. en Economía y Lic. en Economía Universidad del CEMA
INFOBAE – Luego de que el Gobierno anunciara la intención de avanzar con un nuevo impuesto sobre las empresas –en este caso sobre la “renta inesperada” de firmas del sector cerealero, minero y petrolero que se vean beneficiadas por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania- un informe de la Fundación Libertad y Progreso en base a la American Tax Foundation dio cuenta que Argentina es uno de los 10 países del mundo con el mayor impuesto sobre los ingresos de las empresas.
Este dato también posiciona al país como el de mayor presión impositiva sobre las empresas en toda la región, según detalló el estudio privado. En ese sentido, indicó que además, el aumento que planea el Poder Ejecutivo Nacional para estas semanas podría llevar a Argentina al primer lugar en dicho ranking de 180 países.
En comparación, el impuesto sobre los ingresos de las empresas en Chile es de 10%, en Uruguay del 25% y en Perú del 29%, detalló el informe de la Fundación.
En ese contexto, economistas de la consultora explicaron que en el resto de los países de América Latina y en buena parte del mundo tienen niveles de inflación significativamente más bajos, por lo que las distorsiones económicas y contables que enfrentan las empresas son sustancialmente menores que en Argentina. Por ejemplo, desde octubre de 2021 que se fijaron los nuevos pisos de ganancias mínimas imponibles para las empresas, los mismos perdieron 23% de su valor real, según la inflación informada por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) hasta marzo 2022.
“Esto es parte del círculo vicioso que mantiene a Argentina en una tendencia de decadencia y crisis recurrentes. El gobierno gasta más, exprime al sector productivo desincentivándolo a invertir y generar empleo productivo formal; por lo que la gente termina con empleos precarios o desocupada. Así que desde el Estado aumentan las erogaciones creando empleo público innecesario y subsidios que son pagados con más presión tributaria sobre el sector productivo que entonces invierte y genera menos puestos de trabajo y, nuevamente, aparece el Estado asistencialista que crece a costa del sector privado”, afirmó el director de la Fundación, Aldo Abram.
Y agregó: “La idea no es no ayudar a quien coyunturalmente lo necesita; pero hacerlo redirigiendo el gasto público con ese fin. Hoy, la mayor parte de los subsidios van a quienes no lo necesitan, como los de las tarifas de servicios públicos”.
El gobierno gasta más, exprime al sector productivo desincentivándolo a invertir y generar empleo productivo formal; por lo que la gente termina con empleos precarios o desocupada (Abram)
En tanto, Diego Piccardo, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dijo que dada la alta presión impositiva de Argentina, seguir subiendo impuestos para financiar el enorme gasto público perjudica a todos los sectores. “No solamente a las empresas que paga definitivamente el impuesto, sino que también lo sufren los trabajadores desempleados que no encuentran oportunidades por la baja rentabilidad que hay nuestro país”, planteó.
“De esta manera, terminan consiguiendo empleos informales, con pocas horas de trabajo y mal pago”, consideró.
Asimismo, el economista agregó que la única forma de sacar al 40% de los argentinos de la pobreza es creando empleo de calidad. “Para ello es necesario una reforma tributaria que alivie tanto a consumidores como a las empresas para que la economía arranque definitivamente y no transitemos otra década de crisis en crisis”, aseguró.
En tanto, Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación dijo que “en Argentina ya existen 165 impuestos y tasas, que no son sino 165 obstáculos al desarrollo de las empresas y de los emprendedores”.
Para Marí, la intención de seguir creando impuestos “solo agrega incertidumbre y aleja las inversiones que tanto necesita el país para empezar a crecer y reducir la pobreza”.
Además remarcó que “el impuesto a las ganancias en Argentina, al tener una estructura del tipo ad-valorem, ya es capaz de capturar los mayores ingresos de las empresas”. Y concluyó al afirmar que en ese sentido, la recaudación del impuesto a las Ganancias es procíclica ya que cuando los ingresos de las empresas aumentan también lo hace la recaudación y viceversa.