La vida cotidiana: inflación con el riesgo de efecto “yo – yo”

economista lyp
Analista Económico en Fundación Libertad y Progreso

Economista de la Universidad Torcuato Di Tella

IMPULSO BAIRES … Un informe de la Fundación Libertad y Progreso que mide el Índice de Precios al Consumidor expuso que en noviembre el promedio le dio un 5.9% de aumento con respecto al mes anterior. Los rubros que más aumentaron en el mes fueron: “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” (16,7%); “Bienes y servicios varios” (8,5%) y “Bebidas alcohólicas” (8,5%). Por encima del nivel general se encuentran, además, “Recreación y cultura) (8,8%); “Educación” (7,5%) y “Restaurantes y hoteles” (6,0%).

De esta forma, la inflación acumulada durante los primeros 35 meses de la presidencia de Alberto Fernández es de 284,2%.

Lautaro Moschet, Economista de Libertad y Progreso dice que ”la desaceleración de noviembre se explica principalmente por el menor aumento en los alimentos. Si bien, comenzó el programa de ‘precios justos’, este comportamiento comenzó a observarse algunas semanas previas a la implementación del mismo. El efecto del acuerdo de precios será mayormente visible  a partir de diciembre, aunque claro está que su resultado será temporal, debido a que  las inconsistencias de la política fiscal y monetaria no son compatibles con una baja sostenida de la inflación”.

Eugenio Marí, Economista Jefe de Libertad y Progreso dice que “si bien la desaceleración de la inflación es una buena noticia, el panorama hacia adelante es desafiante. Solo entre diciembre y marzo del 2023 el Tesoro enfrenta vencimiento de deuda por casi $4 billones, mientras que el BCRA ya se acerca a acumular $10 billones en deuda remunerada. Si el financiamiento en el mercado interno empieza a complicarse, como indican las últimas licitaciones, esto dejará al gobierno más dependiente de la emisión monetaria, lo que aceleraría la inflación”.

“IPC on line” midió para Bahía Blanca en cuanto a noviembre una variación de 3.81% con mes anterior, y recordemos que esa misma medición había mostrado para octubre un 7.52% con respecto al mes anterior.

Para Consumidores Libres, en su medición habitual de 21 productos de la canasta básica de alimentos que hace en el distrito Ciudad de Buenos Aires, mostró un incremento del 3.95% de noviembre con respecto al mes anterior, aunque el rubro “almacén” estuvo con 6.28% de incremento pero los otros dos, “frutas y verduras” y “carnes” midieron 2.97% y 2.61% respectivamente.

En unos días veremos el IPC que elabora para Ciudad de Buenos Aires el Gobierno porteño, que para octubre había dado 7% de promedio; y hacia mitad de mes conoceremos los números del INDEC que posiblemente estén en cinco puntos y monedas.

Claramente si es que hay un descenso en los índices de inflación se deben a algunos acuerdos de precios como por ejemplo en el rubro “indumentaria”, que venía siendo un ítem muy caliente en los últimos meses, y en “alimentos” que golpeaba de lleno en la mesa de los argentinos. Pero de ninguna manera se está atacando a la inflación por sus causas por lo que la economía es como esas dietas que se suelen hacer a las apuradas para bajar varios kilos, y que la llaman “yo – yo”, en donde luego se recuperar lo perdido se da un efecto rebote en donde se recupera y hasta se puede adicionar más peso que antes.

El ministro de Economía, Sergio Massa, consideró que el Frente de Todos no va a poder ganar las elecciones con números altos de inflación, y así es que metió mano para quebrar la tendencia a la suba, pero de todos modos lo que hizo no tiene sorpresa, es de manual de crisis y no se puede esperar demasiado si el contexto político no lo acompaña, y hoy claramente el oficialismo presenta tormentas eléctricas por todos sus frentes.

Los acuerdos de precios son parches, y los controles de precios muestran el fracaso contundente de la marcha económica, y el pagar muy caro el no tener un plan económico, como lo dijo en su momento el propio presidente Alberto Fernández, y además el no haber achicado el gasto público de manera eficiente. 

Las grandes reformas se hacen en años no electorales, y es allí en donde se deben mostrar resultados categóricos de ajustes de la economía, porque en los años electorales se ven derroches de todo tipo y en nuestro país se representa con más emisión monetaria, más endeudamiento y más impuestos. Así se financia el populismo: endeudamiento cuando pueden, y cuando no lo consiguen van por impuestos y emisión.

El país necesita una intervención contundente en su política económica, y es impensado que esa cuestión se logre con eficacia sin contemplar una reforma impositiva que siente en la misma mesa a Nación, Provincia y Municipios; una reforma previsional relacionada con una reforma laboral que permita crear más puestos de trabajo formales y deje atrás la informalidad; una reforma política que incluya reformar la Constitución para modificar hacia el futuro el sistema de gobierno, los mandatos, las relecciones, las elecciones intermedias, y que deje abierta la puerta para hacer leyes electorales que no ahoguen a los gobiernos con tiempos breves entre una contienda y otra; una reforma sindical que democratice los sindicatos y los sintetice porque es inadmisible que haya múltiples organizaciones gremiales en los mismos ámbitos; una reforma del Estado con un esquema de privatizaciones en donde no se toleren más empresas con déficit eternos como Aerolíneas, y lo mismo también en los municipios que en varias ocasiones se hacen cargo de cuestiones que los privados pueden desempeñar de manera más eficiente, entre otras cuestiones de fondo.

Por eso es tan importante la elección del año próximo, porque habrá que definir qué país queremos. O el populismo nacido desde el yrigoyenismo y perfeccionado con el peronismo, o bases de un gobierno con republicanismo efectivo, austero, desarrollista en lo económico y liberal en lo político, y que aliente a las inversiones privadas garantizándole previsibilidad…

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