Consejero Académico de Libertad y Progreso
CATO Carlos Rodríguez Braun estima que no es razonable comparar a los trabajadores migrantes con “esclavos”.
El Mundial de Qatar ha animado justificadas denuncias contra su régimen político. Hoy me ocuparé solo de la situación laboral del emirato, porque, como apuntó Amnistía Internacional: “ahora sabemos las condiciones en las que se ve obligada a trabajar la población migrante en este país”. Según publicó The Guardian, 6.500 trabajadores han muerto en las obras relacionadas con el Mundial de Fútbol, cifra que el régimen catarí niega, pero al parecer sin presentar datos convincentes.
Por duras que hayan sido sus condiciones laborales, no es razonable comparar a los migrantes con esclavos, “obligados a trabajar”. Algunos medios, gracias a Dios, han reconocido la verdad, a saber, que las condiciones de trabajo son mejores, incluso mucho mejores, que las de los países de origen de los inmigrantes. Esto explica la multitud de personas llegadas en los últimos años a Qatar, en particular desde India, Bangladesh, Nepal, Pakistán, Egipto, Filipinas y Sri Lanka.
El país sede del que ha sido reiteradamente calificado como “el Mundial de la vergüenza” ha registrado una transformación económica espectacular: su población se multiplicó por cinco en los últimos veinte años, mientras que su renta per cápita lo hizo por ocho. Quienes subrayan la trágica cifra de muertos en la construcción de los estadios no siempre reconocen esta gran transformación. Un reciente estudio de Luis Antonio Espinosa Carrasco para BBVA Research destaca que, si la población de Qatar era en 2020 de 2,9 millones de personas, 2,2 millones eran inmigrantes, el 77,3 % del total. El acontecimiento deportivo impulsó este cambio porque representó “una notable inversión en obra pública, puesto que significó la construcción de 6 estadios, la remodelación de 2 más, y un plan de infraestructura para comunicar y albergar a más de un millón de visitantes durante el mundial”. Con un montante que pudo rondar los 200.000 millones de dólares, esa inversión fue un imán para numerosos trabajadores. Si, como hemos señalado, la población extranjera es el 77,3 % de la población de Qatar, representa “el 94,3 % del total de la fuerza laboral”.
Cualquier número de fallecidos en accidente de trabajo es siempre lamentable, pero no verá usted destacado en las noticias sobre Qatar el porcentaje que supone sobre la población, ni mucho menos subrayado que las condiciones laborales han mejorado relativamente en los últimos tiempos.
Este artículo fue publicado originalmente en La Razón (España) el 6 de diciembre de 2022.