“La crisis puede estallar en cualquier momento”

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IPROFESIONAL La profundización de la recesión y una inflación que se mantiene en niveles altos, son aspectos centrales analizados por Aldo Abram, economista y director de Fundación Libertad y Progreso, en una entrevista que le concedió a iProfesional.

En un entorno que define como “amague a la hiperinflación”, sostiene que el precio del dólar puede llegar a los $700 por la incertidumbre electoral, pero que después “puede bajar”.

Asimismo, detalla que, “con suerte, la actual gestión no terminará de quebrar totalmente al Banco Central, pero se lo dejará al borde del precipicio a la próxima administración”.

-¿Qué reflexión tiene sobre la actual situación económica?

-Argentina está en una crisis que se expande lentamente; pero que, en cualquier momento, podría estallar como lamentablemente ya ha sucedido demasiadas veces. En realidad, nunca se superó la que se inició entre 2018 y 2019, pero quedó oculta por la pandemia y, luego, por un fuerte proceso de recuperación por la salida de las restricciones al trabajo y a la producción. A ello se le agregó el gran impulso de un escenario mundial sumamente favorable, durante 2021 y hasta mediados de 2022.

Desde entonces, se acabó la bonanza mundial y la plata de los organismos; por lo que desde septiembre entramos en una recesión. Por eso, dado los desmanejos económicos y los problemas políticos internos de la alianza gobernante, la recesión debería profundizarse y, con suerte, la inflación mantenerse relativamente alta.

La alternativa es una hiperinflación a la que ya amagamos entrar dos veces, una luego de la renuncia del Ministro Guzmán y, la otra, recientemente ante los rumores de que lo haría también el Ministro Sergio Massa. Es cierto que se logró detener la reciente corrida contra el peso, pero con paliativos que sólo ganan tiempo. Así que no podemos descartar que volvamos pronto a la “montaña rusa”.

Para Aldo Abram, Argentina amagó varias veces con ingresar en un período de hiperinflación.

Para Aldo Abram, Argentina amagó varias veces con ingresar en un período de hiperinflación.

-¿Cuál es el impacto de las medidas oficiales como el Dólar Agro 3 y las nuevas restricciones a operar en dólares financieros?

-Este tipo de medidas son sólo parches que permiten ganar tiempo, pero con alto costo futuro. Los dólares “Soja 1 y 2” pudieron incrementar las exportaciones porque los productores usualmente ahorran en producto dentro de silos. Como la perspectiva era que bajaran los precios internacionales y, además, el aumento del nuevo tipo de cambio que se les pagaba achicaba la brecha cambiaria, aprovecharon para pasarse a “dólar de verdad”.

Ahora, dada la sequía, lo que quedó en los silos fue lo que iban a vender durante 2023 para vivir e invertir en siembras y cosechas. Por otro lado, en los otros productos con tipo de cambio diferencial no hay tal cosa como “ahorro” en stock. Entonces, que lo que vendan de más, será a costa de mayores precios o desabastecimiento.

En una palabra, el “dólar Soja 3” y el “dólar agro” serán un costoso fracaso. El Gobierno pagará caro, simplemente, para que se adelante lo que se liquidaría durante el resto del año y con poco resultado en divisas nuevas.

Lo peor es que a principios de 2023 los embarques que salieron no sumaron reservas y las que están adelantándose ahora faltarán en el segundo semestre. Un pésimo negocio que se está costeando con más emisión, es decir, con inflación y aumento de la deuda remunerada, empeorando la insolvencia del Banco Central.

-El tipo de cambio subió fuerte en abril, ahora está estable, ¿qué puede ocurrir con el precio del dólar en las próximas semanas?

-Desde 2021 y para “ponerle platita en el bolsillo” a la gente para las elecciones, el BCRA ha estado emitiendo muchísimo, lo que ha llevado a una permanente pérdida de poder adquisitivo del peso. Lo peor es que desde el año pasado se sumó el hartazgo de la gente, que se ve empobrecida por el impuesto inflacionario y empieza a disminuir la cantidad de moneda local que tiene. Así, reduce lo que le pueden quitar para financiar al Gobierno.

Sin embargo, la baja de la demanda de pesos lleva a que caiga su valor potenciando el alza de los tipos de cambio libres, en primer lugar, y luego la suba de los precios de los bienes y servicios. Esto se transforma en un círculo vicioso, ya que cuanto más se deprecia la moneda local, menor es su demanda, mayor su pérdida de poder adquisitivo y así sucesivamente. Esto se potenció con el aumento del riesgo por el duro “internismo” dentro del Gobierno.

El Gobierno se quedó sin reservas de dólares en el Banco Central y apunta a préstamo de fondo Monetario Internacional (FMI)

El Gobierno se quedó sin reservas de dólares en el Banco Central y apunta a un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI)

Las ventas de bonos en dólares del Tesoro en posesión de los organismos públicos lograron quitar presión en el mercado cambiario. Sin embargo, nos saldrá carísimo a los argentinos, ya que se venden a un porcentaje irrisorio de su valor técnico y luego habrá que pagar el total al vencimiento. Encima, esto no resuelve el fondo de la cuestión porque el BCRA se ha quedado sin reservas propias y va rumbo a la quiebra total, lo cual resultaría en una hiperinflación.

Lo que sí puede darle tiempo al Gobierno para pasarle este problema al próximo es un acuerdo con el FMI, que le permita contar con unos u$s4.000 millones extras a los previstos para este año. Así, con suerte, la actual gestión no terminará de quebrar totalmente al Central, pero se lo dejará al borde del precipicio a la próxima administración.

-¿Cómo impactaría esta situación en la amplia brecha cambiaria que sigue estando entre el oficial y los dólares libres?

-Si llega el “salvavidas” del FMI, que sigue mostrando su generosidad para evitar un estallido económico en el actual mandato presidencial, la brecha cambiaria se achicará. Sin embargo, el aumento de la percepción de riesgo por los desmanejos económicos y la incertidumbre electoral debería volver a hacerla subir. Aún en el mejor de los escenarios, veremos al dólar informal en $700 o más; aunque una vez definidas las elecciones pueda bajar.

-La inflación muestra una inercia muy alta, ¿qué puede suceder con la marcha de los precios en este año electoral?

-No hay tal cosa como inercia inflacionaria. Lo que hay es un Banco Central que no para de emitir, incluso acelerando en las últimas semanas, y una huida de la gente del peso. Sí, es cierto que cuando una moneda se deprecia se refleja inmediatamente en los mercados libres de cambio y, con el tiempo, en los precios de los bienes y servicios. En Argentina, en la actualidad, se refleja en menos de 3 meses.

Entonces, si tenemos suerte, la huida del peso no se espiralizará y evitaremos una cuarta hiperinflación. Sin embargo, será difícil ver variaciones mensuales del IPC que se ubiquen por debajo del 6%, a pesar de un gobierno que hará abuso de controles de precios y tarifas durante el período preelectoral. Para todo el año, la inflación tiene un piso de 120% y esperemos que no termine ubicándose en el 130%.

-¿Qué opina que ocurrirá en los próximos meses en esta frágil economía?

Nada bueno va a pasar en los próximos meses. Con suerte, si los organismos internacionales siguen mandando divisas y los distintos pasos electorales van confirmando que el oficialismo pierde contundentemente, la fuga de ahorros de argentinos y extranjeros se moderará. Así que podríamos evitar un estallido, pero no una fuerte recesión, altísima inflación y enorme empobrecimiento del conjunto de los argentinos.

Para Aldo Abram, en pleno escenario volátil electoral, el dólar libre puede llegar a escalar hasta un

Para Aldo Abram, en pleno escenario volátil electoral, el dólar libre puede llegar a escalar hasta un precio “pico” de $700.

Es primordial entender que este gobierno tiene el diagnóstico equivocado y, por ende, sería un milagro que tenga el tratamiento adecuado para un paciente que recibió en terapia intensiva con una infección que lo está llevando a la “muerte”. Para la actual gestión no existe tal enfermedad que carcome al paciente, sino algo sencillo de tratar. Así que, lo mejor que nos puede pasar es que logren mantenerlo vivo a cualquier costo hasta que lo entreguen al nuevo equipo médico, que elegiremos los argentinos y que asumirá el 10 de diciembre.

La alternativa es un estallido económico que empobrecerá tremendamente a todos los argentinos, llevando bajo la línea de pobreza a más del 70% de ellos.

Por eso, es responsabilidad de todos los argentinos elegir un nuevo gobierno que tenga el diagnóstico correcto. Es decir, que el país necesita encarar problemas profundos que arrastra desde hace décadas, llevándonos de crisis en crisis. También, que tenga el tratamiento correcto, que son las reformas estructurales urgentes que todos evitan encarar y que estamos proponiendo.

Por último, se precisa la capacidad y la audacia de aplicar estos cambios desde el primer día de gestión, ya que recibirán un paciente en situación terminal y, si no lo asisten rapidamente, se les “morirá” a ellos. Incluso, creo que el colapso económico, cuyas consecuencias ya describimos, podría derivar en una crisis institucional. Así que, por favor, votemos con responsabilidad.-
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