Tres economistas desafían a la política

Solanet, Etchebarne y Abram crearán una fundación para debatir temas fuera de agenda.

LA NACIÓN Favorecer el pensamiento crítico y prescindir de las verdades absolutas. Dar el debate profundo sobre temas que están fuera de la agenda pública o que nadan contra la corriente de pensamiento oficial. Terminar con la confrontación y favorecer una nueva etapa de diálogo aún en la disidencia. Contribuir a políticas públicas que eleven la calidad de vida de los argentinos.

Son éstos algunos de los objetivos que persigue Libertad y Progreso, la flamante fundación que encabezan tres economistas de prestigio, y que hoy lanzarán formalmente, a las 18, en el auditorio del Centro Cultural Borges.

El nuevo espacio es producto de la fusión de tres entidades con miradas coincidentes sobre la realidad nacional: el Foro Republicano, de Agustín Etchebarne; el Centro de Investigación de Instituciones y Mercados de la Argentina (CIMA), de Aldo Abram, y el Centro de Estudios del Futuro Argentino, que encabeza Manuel Solanet.

En diálogo con LA NACION, los tres dirigentes apuestan a aportar al debate de ideas en un momento que coinciden en calificar de “crucial” para el futuro argentino. Destacaron también que la fundación se sostendrá con aportes privados que en ningún caso podrán superar el tres por ciento del total, para evitar influencias en la actividad diaria.

“Nuestro país fue, desde siempre, una tierra de oportunidades. Hoy no lo es, y el eslogan liberación o dependencia debe resignificarse. Dependencia es, hoy, vivir de un plan social, y lo ideal sería volver a la dignidad que da el trabajo para volver a ser libres”, dispara Etchebarne, a cargo de la conducción de la nueva fundación. Según Solanet, que al igual que Etchebarne formó parte de Recrear, el partido fundado por Ricardo López Murphy, “uno de los debates pendientes es cómo ir hacia una economía abierta, donde la competencia prime por sobre los privilegios”.

Solanet dio como ejemplo a Chile, donde se implementó un sistema descentralizado de negociación entre empresarios y trabajadores, y a Nueva Zelanda, país en el que se llevó a cabo una profunda reforma del Estado. “Una reforma que aquí deberá hacerse tarde o temprano, porque vamos hacia una inevitable crisis fiscal”, agregó.

Según Solanet, “es inconcebible que en ocho años la masa de empleados públicos subió un 47 por ciento, que eso no haya traído más enfermeras en los hospitales ni policías en la calle”. Abram coincide y atribuye este dato a que, “en nuestra clase política, la demagogia se termina imponiendo a la hora de distribuir los recursos”.

Los tres coinciden en que, hasta el momento, ningún candidato presidencial lleva estos temas al debate público. Pero destacan que en distintos partidos (la UCR, la Coalición Cívica y el Peronismo Federal, entre otros) hay interlocutores dispuestos a escuchar. “Es un momento decisivo”, coincidieron los tres responsables.

 

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