Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.
CATO Roberto Cachanosky considera que la única opción efectiva dentro de la caótica herencia del kirchnerismo es generar un shock de confianza con un plan económico integral.
La unificación del mercado de cambios y la salida del cepo son dos cuestiones claves que va a tener que encarar el próximo gobierno si es que no gana el kirchnerismo, porque en ese caso se sabe que es adicto a las regulaciones y controles, de manera que nada se podrá esperar al respecto.
Considerando que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) no tiene reservas propias de libre disponibilidad, y que el Tesoro Nacional está tan mal como el ente monetario, se sabe que no hay forma de capitalizar a la entidad que preside Miguel Pesce para que tenga algo en el activo que le de valor y, supuestamente poder intervenir para evitar una disparada del dólar si se levantan las restricciones cambiarias.
El primer error es considerar que las intervenciones del BCRA para evitar una disparada del dólar son sustitutos de la confianza en el peso. La historia económica argentina y mundial está llena de ejemplos que muestran que cuando no hay confianza en la moneda local, no hay forma intervenir en el mercado con éxito.
Basta recordar la corrida contra la libra esterlina el 16 de septiembre de 1992, que le torció el brazo al Banco de Inglaterra.
Hoy, se presentan 4 opciones para salir del cepo. A saber: dolarización; 2) en forma gradual; 3) tomar crédito para fortalecer las reservas del BCRA; y 4) con un plan económico integral que genere confianza.
La peor alternativa que puede presentarse es continuar con el cepo cambiario, porque mientras esté no habrá manera de que ingresen dólares y seguirán faltando divisas para poder importar insumos, lo cual llevará a la paralización de la economía, algo que ya está ocurriendo.
Sobre la opción dolarización de la economía no vale la pena insistir en su inviabilidad para implementarla en las actuales condiciones de la economía argentina. No porque sea un disparate conceptual, lejos estoy de pensar eso, sino porque no hay con qué dolarizar la economía. Es más, sus más fervientes impulsores reconocen que no se puede hacer el primer día de gestión.
La posibilidad de eliminación de modo gradual no se entiende muy bien en qué consiste, sería a medida que ingresan dólares de exportaciones el BCRA, suban las reservas y el ente monetario logre más comodidad en los pagos de los importadores de insumos y bienes esenciales. Pero, se explicó, mientras haya cepo no habrá ingresos netos de dólares.
Además, para poder comprar los dólares de los exportadores de bienes y servicios el BCRA tiene que emitir pesos que por ahora nadie demanda. Si la demanda de moneda no aumenta, habrá que absorber esa emisión vía Leliq, instrumento que adquirió niveles insostenibles y cuya tasa de interés lo impulsa aún más.
La opción de tomar un crédito para salir del cepo en forma inmediata tampoco luce convincente. Suponiendo que alguien esté dispuesto a prestarle a la Argentina algunos miles de millones de dólares, no tiene sentido endeudarse para salir de cepo y vender reservas a un tipo de cambio menor al de mercado. Sería volver a dilapidar reservas.
La única opción efectiva dentro de la caótica herencia que dejará el kirchnerismo es generar un shock de confianza con un equipo económico sólido, un plan económico consistente e integral, sustentado en un fuerte respaldo político.
El cepo asegura que no salgan dólares, pero también que no ingresen dólares, en particular bajo la forma de inversión extranjera directa y de activos externos de residentes.
Por qué faltan dólares
En Argentina faltan dólares por tres razones fundamentales: 1) el tipo de cambio oficial está artificialmente atrasado respecto del ritmo de la inflación; 2) el cepo cambiario espanta a quien puede ingresar capitales; y 3) la larga historia confiscatoria que tienen los gobiernos argentinos.
Liberar el tipo de cambio para que no siga atrasado es fundamental para empezar a imaginar una evolución del comercio exterior mejor que la actual. Bajar impuestos a las exportaciones es otro paso imprescindible. Y respetar los derechos de propiedad es condición necesaria para que ingresen capitales.
La historia muestra que la salida de las grandes crisis externas es con planes económicos que generen shock de confianza.
La Alemania de la post guerra con Ludwig Erhard es un buen ejemplo. El milagro alemán no se produjo por el plan Marshall, que solo le aportó el 11% del total de esa asistencia a los países que perdieron la guerra. Eran monedas para el problema que tenía. .El éxito estuvo en la audacia de encarar una reforma monetaria, eliminar los controles de precios de la época de Adolf Hitler y terminar con el racionamiento de mercaderías
En su libro Bienestar para Todos, Erhard cuenta que el general norteamericano, Lucius Clay, el comandante general de las fuerzas de ocupación norteamericanas, fue a verlo y le dijo: “mis asesores me dijeron que ha alterado el sistema de control de precios”, y le respondió: “no los alteré, los eliminé”.
Finalmente, Erhard recibió el apoyo del general Clay, avanzó con las regulaciones, baja de impuestos, ley de déficit fiscal cero y otras medidas que fueron las que generaron el llamado “milagro alemán”.
Por eso, la salida del cepo cambiario requiere de menos ingeniería financiera y más decisión en la liberación de la economía y encarar las reformas estructurales en el Estado, tributaria, laboral y abrir la economía. El resto lo hace la confianza que permite que la sociedad recupere su capacidad de innovación.
Este artículo fue publicado originalmente en Infobae (Argentina) el 1 de agosto de 2023.