Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.
LA NACIÓN por Jorge Martinez Carricat y Constanza Bengochea – Alberto Benegas Lynch (h), máximo divulgador de las ideas del liberalismo en la Argentina, habla de su relación con Javier Milei y su rol como promotor de los encuentros entre el líder de La Libertad Avanza con el expresidente Mauricio Macri
Javier Milei lo define como “un prócer”. Y sostiene, sin rodeos, que es “el máximo referente del liberalismo argentino de todos los tiempos”. Así como Raúl Alfonsín recitaba el Preámbulo de la Constitución Nacional en cada uno de sus actos, el candidato a presidente de La Libertad Avanza repite como un mantra la definición de liberalismo que escribió, hace décadas, Alberto Benegas Lynch (h): “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada”.
Volvió a hacerlo el domingo último, en el Hotel Presidente, convertido en búnker liberal, luego conocerse los resultados de las elecciones primarias en las que obtuvo más del 30 por ciento de los votos y se consagró como el candidato más votado, tanto a nivel individual como de fuerzas políticas.
Alberto Benegas Lynch (h) tiene 83 años. Tras el escrutinio, en redes sociales sus seguidores lo definen como “el padre de la criatura”. No existe una tarjeta personal capaz de contener, en ambos lados, todos sus títulos de grado y posgrado. Ha escrito una biblioteca entera, más de 25 títulos, siempre divulgando las ideas del liberalismo. Ahora, desde Uruguay, habla con LA NACION.
-Javier Milei lo ha bañado en bronce, lo define como un “prócer” para los liberales. ¿Cómo lo hace sentir?
-[risas] No me tomo en serio la expresión de prócer, lo tomo como una manifestación de afecto o cariño, aunque él insiste con esa palabra.
-Así como Alfonsín recitaba el preámbulo, Milei recita su definición de liberalismo, ¿qué le provoca?
-Confieso que una gran satisfacción, no solo en el caso de Milei sino también de otros intelectuales que respeto mucho, que haya citado es definición que fabriqué en uno de mis primeros libros que es que “el liberalismo es el respecto irrestricto de los proyectos de vida de otros”… esto no quiere decir que adherimos al proyecto de vida del vecino, más aún nos puede resultar repugnante pero si no hay lesión a derechos, en una sociedad libre, no hay facultad de recurrir a la fuerza bajo ninguna circunstancia. Tampoco hablo de tolerancia: la palabra tolerancia, que ha sido muy utilizada, en este contexto no me convence, porque tiene cierto tufillo inquisitorial como que estamos parados en la loma y perdonamos y toleramos a otros, los derechos no se toleran, se respetan.
-¿Habló con Milei después de las elecciones primarias?
-Sí, hablé con él y le comenté que me parecía algo increíble que a pesar de la diferencia horaria recibía mensajes de Inglaterra, Estados Unidos, España y México. Saludos muy elogiosos… Por momentos parecía una escena de Woody Allen, porque me decían que la Argentina estaba dando un ejemplo al mundo cuando cinco minutos antes estábamos caídos en el quinto subsuelo.
“Fue un orgasmo intelectual”
-¿Recuerda cuándo conoció a Javier Milei?
-Sí, fue hace muchos años. Milei me envió un mail, se presentó y me invitó a almorzar a La Biela. En ese momento, él estaba estudiando un libro mío titulado “Fundamento del análisis económico”, que tiene prólogo de Friedrich Hayek y prefacio de William Simon, y fue muy elogioso. En esa reunión me impresionó su capacidad didáctica, de síntesis, su afabilidad y cordialidad. Mire, yo tengo un gran respeto y admiración por Álvaro Alsogaray, éramos colegas en la Academia Nacional de Ciencias Económicas, hemos tenido largas conversaciones, pero la profundidad con la que presenta Javier Milei los temas no tienen parangón, es algo completamente nuevo, distinto y muy gratificante, para mí es literalmente un orgasmo intelectual.
-Sin embargo, tras el batacazo electoral, analistas y políticos sostienen que quienes votaron a Javier Milei no avalan sus ideas, que sólo quisieron manifestar su bronca con el sistema.
-Creo que eso es minimizar o achatar el mérito de Javier Milei. Creo que en gran medida, la gente que lo votó son personas que con mayor o menor profundidad o comprensión, está harta de lo que viene ocurriendo en la Argentina en las últimas décadas y quiere un cambio. Es gente que ha entendido, dado la capacidad de comunicación de Milei que puso en píldoras más o menos sencillas de digerir, temas que son muy complejos y lograron captarlo.
-¿Cómo siguió su relación con Milei tras aquél primer encuentro en La Biela?
-A partir de ahí nos mantuvimos en permanente contacto y hemos participado juntos de muchos eventos. Ahora, lo último, me pidió fue un video para pasar en el cierre de su campaña en el Movistar Arena. Tenemos una buena relación, pero los liberales no somos una manada, detestamos el pensamiento único y siempre son bienvenidas las disidencias. Debajo de mi computadora tengo un letrero que dice “Nullius in verba” que significa que “no hay palabras finales”. Siempre estamos sentados en la punta de la silla descubriendo nuevos paradigmas y ese es el espíritu central del liberalismo, por eso cuando se habla de “ideología” me repugna.
Las reuniones por zoom entre Macri y Milei
-El año pasado usted intervino para acercar posiciones entre el expresidente Mauricio Macri, referente de Juntos por el Cambio, y Javier Milei. ¿Cómo fueron esas reuniones?
-Yo sugerí tener reuniones por zoom con Mauricio Macri y Javier Milei. Fueron tres encuentros muy cordiales y agradables. Le dije a Mauricio Macri que yo había criticado -y lo sigo haciendo- a su gestión en su jurisdicción del Ejecutivo porque aumentó los ministerios, entregó planes sociales a los piqueteros, se sacó fotos con Moyano en la estatua de Perón, trató nombrar por decreto a dos ministros de la Corte, fue una catástrofe la inflación y su inicio, que también se lo comenté, lamentable, con ese baile pornográfico en la Casa Rosada con la banda presidencial que no es para una persona republicana… sin embargo, subrayé en esa reunión y lo hago ahora de nuevo, que creo que Macri es una persona honorable y con buenas intenciones. Después Macri me llamó por teléfono y me pidió una cuarta reunión con Milei, pero le pedí que a mí me eximieran y que la hicieran ellos directamente. Sé que la reunión se hizo porque después ambos me contaron. Creo que un apoyo recíproco puede ser muy útil, celebro que en estas últimas elecciones Macri dijera había que hacer alguna combinación con Javier Milei, creo que en eso está bien encaminado y espero para el bien de nuestros hijos y nietos que se pueda lograr un objetivo razonable.
-Muchos actores de la política, periodistas y artistas manifestaron temor tras el triunfo de Javier Milei. ¿Por qué cree sucede?
-Creo que es, básicamente, por la incomprensión de las ideas de la libertad y del liberalismo. Hay muchos periodistas que vienen de tradición peronista o incluso marxista, que han hecho evoluciones notables hacia la libertad, pero tal vez no lo suficiente y entonces por eso algunos reaccionan.
Los 90 en la Argentina: “No fueron liberales”
-Usted lleva décadas divulgando las ideas del liberalismo. Su padre también lo hizo. Ahora, finalmente, disfruta de un primer triunfo en una elección presidencial. ¿Cómo lo vive?
-Tengo una gran esperanza. Por primera vez, a nivel político, existen propuestas de fondo que no se habían escuchado en los últimos 80 años. Independientemente de cuál sea el resultado final del proceso electoral, Milei ha dado testimonio y ha instalado temas y corrido la parla de muchos políticos que, siempre indiscretos a archivos, porque se ve que pensaban completamente distinto pero ahora, frente al calor del voto, cambian su parla.
-En caso de que Milei sea presidente, ¿hablaron de una posible función suya dentro del gobierno?
-No, porque creo que lo importante en mi función es tratar de trabajar al máximo en la batalla cultural. Ya tengo 83 años, me quedan algunos minutos y quiero aprovecharlos dando clases, charlas, entrevistas y escribiendo ensayos. Mi último libro fue “Los liberales somos progresistas” porque siempre me pareció inaudito que la izquierda haya expropiado el término cuando en realidad, somos los liberales los partidarios del progreso; y ahora estoy preparando un nuevo libro que se llama “Los aparatos estatales nos aplastan”.
-¿Los 90 en la Argentina fueron liberales?
-No, desde el momento uno comenzó la corrupción con el ministro Bauzá con el caso de los delantales hasta el último caso que se ocultó en los fueros Carlos Menem para evitar el tema de la explosión en Río Tercero y el contrabando de armas. Si estamos hablando de moral, me parece importante subrayar eso, sin perjuicio de que en el balance de la gestión de Menem se aumentó el gasto público, el déficit y el endeudamiento. Ahora hago una salvedad en el área económica, especialmente el ministro Cavallo, a él lo eximo, hasta donde mis elementos de juicio alcanzan, de toda la cuestión de la corrupción. Además ha hecho contribuciones importantes como la mal llamada convertibilidad que en realidad es tipo de cambio fijo con política monetaria pasiva y una serie de otras medidas que se adoptaron como en materia jubilatoria, pero lamentablemente mucha gente ha dicho: “si eso es liberalismo, yo quiero cualquier cosa, menos el liberalismo”.
Mi primo, el Che Guevara
-Alberto, lleva muchos años esperando este momento. Toda su vida.
-Mi padre dio el puntapié inicial. Si no hubiera sido por mi padre seguramente, no sé si hubiese sido trotskista, pero al menos keynesiano… Lo veo en relación a mis colegas, en los dos doctorados que hice, nunca escuché desde la cátedra nada razonable sobre el liberalismo. Solo debido a la inmensa paciencia y perseverancia de mi padre que me mostró otros lados de la biblioteca, pude zafar de los climas habituales del estatismo en sus diversas variantes.
-La demonización del liberalismo, ¿es histórica o es algo de los últimos tiempos?
-Es algo histórico. Desde la Constitución liberal de Alberdi de, 1853 y 1860, hasta el golpe fascista de ‘30 y luego peor la revolución militar del 1943, la Argentina fue la admiración del mundo, teníamos salarios e ingresos en términos reales de un peón rural y de la incipiente industria argentina superiores a los de Suiza, Alemania, Francia, Italia España y la población se duplicaba cada dos años. Teníamos muchos indicadores comparables con los Estados Unidos, e incluso algunos mejores. Pero siguiendo lo que decía Alexis de Tocqueville: “Muchos países que han tenido un enorme progreso moral y material, la gente tiende a dar eso por sentado y eso es el momento fatal”. Y fue el momento fatal en la Argentina con la introducción en las cátedras de la Cepal, de los socialismos, marxismos y keynesianismos. Cuando se produjo la confrontación, los supuestos defensores de la sociedad libre no tenían nada que responder porque no habían estudiado el tema. Es decir, no podían argumentar porque no es solo decir “no quiero que me saquen recursos”. El porqué es muy relevante. Luego mi padre dio el puntapié inicial. En 1942, comenzó en un seminario de la Universidad de Buenos Aires, en la facultad de Ciencias Económicas. Fue un seminario con cuatro personas: Leslie Chapman, que luego fue decano de la Facultad, José Santos Gollan (h) que después cambió de carrera y fue decano de Filosofía y Letras, Carlos Luzzetti que completó sus estudios en la Universidad de Oxford. Les decían despectivamente “los Austríacos” porque mi padre había descubierto -casi accidentalmente- un libro que se llamaba “Prosperidad y depresión”, en su edición castellana, de Gottfried Haberler, que enseñaba en Harvard y había hecho seminarios en Viena. En 1959 mi padre invitó a Ludwig von Mises a disertar en la Universidad de Buenos Aires. Fueron seis conferencias, pero la sexta no asistí porque le hice un duplicado de la llave del auto mi padre y salí con una chica… ¡Hasta el día de hoy me arrepiento!
-Cómo se explica que en el seno de su familia, donde hace un siglo se promueven las ideas del liberalismo en la Argentina, haya nacido el Che Guevara. ¿Cuál es su parentesco con él?
–Soy primo segundo del Che Guevara. Mi padre era primo hermano del padre del Che Guevara. En todas las familias, en proporción a la cantidad de miembros, hay buenos, regulares y malos. Como decía mi padre: “los amigos se eligen, no los familiares”. Yo escribí una nota que se llamaba “Mi primo el Che” donde señalaba varias características de este personaje que como decía mi amigo Carlos Alberto Montaner “el verdadero revolucionario es una máquina de matar”.
En su texto, Alberto Benegas Lynch (h) toma distancia de su primo segundo. Comparte algunos recuerdos íntimos: “Siempre noté cierta dosis de vergüenza por el hecho de que se había filtrado en nuestra familia un personaje de características tan siniestras”. Y también analiza las consecuencias de la revolución en una Cuba que “a pesar de las barrabasadas de Batista, era la nación de mayor ingreso per cápita de Latinoamérica” y la gestión del Guevara como ministro de Economía. Por último, habla de la leyenda del Che: “Esperemos que los que siguen usando lo símbolos del Che como una gracia perciban que se trata de la humorada mas lúgubre, mórbida y patética de cuantas se le pueden ocurrir a un ser humano. Es lo mismo que ostentar la imagen de la tenebrosa cruz esvástica como señal de paz”, cierra.
“Los liberales no somos manada”
-Usted ha sido muy crítico del gobierno de Donald Trump.
-En una de mis publicaciones “Estados Unidos contra Estados Unidos” muestro el espantoso declive de los valores extraordinarios de los padres fundadores. Y me parece que el caso de Trump es un caso de indecencia mayúscula, no sólo haber aumentado la deuda sino haber desconocido los resultados electorales cuando los 50 estados confirmaron que había ganado Biden, cuando 61 jueces federales y locales, ocho de los cuales adhirieron a esto y su propio vicepresidente.
-Sin embargo, Milei lleva a Donald Trump como bandera.
-Bueno, ha tenido distintas declaraciones en distintos momentos. Y acá vuelvo a decir que los liberales no somos manada y que, en su eje central, su propuesta, adhiero plenamente a Milei.
-También ha dicho que no adhería a las formas de Milei.
-Sí, pero ahora estoy hablando de sus propuestas, no de su peinado u otras cosas que me parecen accesorias, que los argentinos no nos podemos dar el lujo de observar. Por eso, como muchos no pueden refutar las ideas de Milei le hacen cosas personales, algunas realmente inmundas e inaceptables, de todas maneras creo que hay que tener el coraje de debatir los temas que él señala.
* Títulos: Alberto Lynch (h) completó dos doctorados, es Doctor en Economía (UCA) y es Doctor en Ciencias de Dirección (UADE), miembro de tres Academias Nacionales argentinas (Ciencias Económicas, Ciencias Morales y Políticas y de Ciencias donde preside la Sección Ciencias Económicas), sus libros llevan prólogo del premio Nobel en economía Friedrich Hayek, del ex Secretario del Tesoro del gobierno de EEUU, William E. Simon, del miembro de la Academia Francesa Jean-Francois Revel, del premio Nobel en economía James Buchanan y del escritor argentino Marcos Aguinis, está vinculado a todos los think tanks liberales de su país y es miembro del Consejo Académico del Institute for Economic Affairs de Londres.