Diana Mondino es Directora de Relaciones Institucionales y profesora de Finanzas en los Master en Dirección de Empresas y Master en Finanzas de la Universidad CEMA. Tiene experiencia en temas económicos y de management.
Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso.
Profesor de Finanzas e Historia Económica, Director del Centro de Estudios de Historia Económica y miembro del Comité Académico del Máster de Finanzas de la Universidad del CEMA (UCEMA). Profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York (2013-14). Licenciado en Economía UBA (1985) Master of Business Administration (MBA) de la la Universidad de Chicago (1990). Autor de numerosos libros y artículos académicos sobre historia, economía y finanzas.
LA NACIÓN Dos economistas Emilio Ocampo y Diana Mondino, referentes del equipo del candidato presidencial Javier Milei, disertaron hoy en la conferencia anual de la fundación FIEL y dieron detalles sobre el plan de dolarización que quieren implementar para terminar con la inflación. Indicaron que la Argentina necesita un plan de estabilización “rápido” y que, por ello, la única solución posible es la de dolarizar la economía, según explicaron.
“¿Por qué la dolarización? Porque no podemos hacer otra cosa. No tenemos margen para un fracaso. Venimos de más de una década de estancamiento. Una mejora efímera es peor que el statu quo, porque la gente pierde la esperanza. Tenemos que diseñar un esquema y reglas de política económica que sobrevivan un gobierno malo. No se trata de diseñar una política económica que funcione con un ‘gobierno bueno’, porque la probabilidad de que en los próximos 25 años tengamos un ‘gobierno malo’ es 100%”, explicó Ocampo, en una conferencia realizada por Zoom.
El economista repitió que “la economía está dolarizada de facto” y que por eso se elegiría al dólar como moneda oficial de circulación. “Los argentinos tienen liquidez en dólares entre cinco o seis veces mayor que la que tienen en pesos. Las compañías se tienen que endeudar en dólares para invertir en proyectos de largo plazo. El objetivo es que la Argentina vuelva a ser próspera, que suba el PBI per cápita”, dijo Ocampo, vestido de camisa celeste.
El profesor de Historia Económica y Finanzas en la Universidad del CEMA dijo que la dolarización “requiere una batería de medidas y de reformas”, pero indicó que hay una sola que le da al gobierno “el poder político para poder implementarlas”, que es la eliminación de la inflación.
“La historia argentina muestra que la gente vota mayoritariamente al sistema o al candidato que promete eliminar la inflación, porque la mayoría paga a pleno el impuesto inflacionario. Esto define el próximo paso: estabilizar la economía y muy rápidamente”, dijo Ocampo.
“La dolarización es el second best [la segunda mejor opción]. Nuestra adicción al populismo nos llevó ahí. No tenemos la capacidad de tener precios estables con nuestra moneda. El peso ya no es una alternativa asequible. Estamos al fin de una era de desorden fiscal y monetario, y no nos queda otra que una reforma monetaria dura. Tiene que ser tan dura que resista un cambio de gobierno. El drama es que tenemos poco tiempo para estabilizar la economía. Estoy convencido, al igual que Javier Milei, de que la dolarización bien diseñada y acompañada de un plan de reformas estructurales, de ajuste fiscal, es la alternativa que tiene menos probabilidad de fracaso”, dijo.
“Vemos a la dolarización jugando el mismo papel que jugó la convertibilidad en lograr la estabilización de precios. No implica que la dolarización sea como la convertibilidad, sino que juega el mismo papel que jugó en la primera parte de los 90 para acompañar el resto de las reformas estructurales que hay que hacer, porque los problemas estructurales requieren soluciones estructurales. No hay magia y no hay atajos, es simplemente un mecanismo que tiene la menor probabilidad de fracaso en comparación con los otros”, agregó.
El economista señala que el calendario electoral es muy corto y que, para abril de 2025, se debería estabilizar la economía. “Hay estabilizar en el corto plazo. En el largo plazo la inflación es un fenómeno fiscal. Los países como la Argentina tenemos inflación fuera de control. Es muy difícil plantearse como mecanismo de estabilización un plan de inflation targeting [metas de inflación] o el de metas monetarias. Ya lo probamos de diciembre de 2015 a 2019 y fracasamos. Si queremos hacer una estabilización con tipo de cambio fijo, ya sabemos que por decisión del Banco Central o por decreto no va a funcionar. Con convertibilidad tampoco va a funcionar, porque no tendría credibilidad. Eso nos deja únicamente a la dolarización como esquema”, enfatizó Ocampo.
El autor del libro Dolarización: una solución para la Argentina mostró dos ejemplos de países que dolarizaron su economía en América Latina: El Salvador, en 2001, y Ecuador, en 2000.
“En ambos casos, la masa se fue convirtiendo a lo largo del tiempo desde el anuncio. En el caso de Ecuador, se anunció la dolarización por ley, que los sucre [la moneda anterior ecuatoriana] dejaba de servir a partir del 30 de junio de 2000. Luego se extendió a septiembre de 2000. Durante nueve meses, en Ecuador coexistieron y circularon sucre y billetes de dólares”, dijo.
“En El Salvador, la situación fue distinto. Se anunció que el dólar iba a ser una moneda de curso legal. A los cuatro meses, se había dolarizado el 30% de la emisión monetaria. Esa idea de que vamos a tener que dolarizar todos los pesos mañana no es correcta”, dijo Ocampo.
Igualmente, indicó que en la Argentina hay desafíos que esos dos países no tenían. “Tenemos un Banco Central que no cumple ninguna de las funciones y tiene un balance totalmente distorsionado, con deuda”, dice. Para ello, Ocampo desarrolló una propuesta que implica reorganizar funcional y financieramente al Banco Central, “creando ciertos vehículos y trasladando ciertas funciones del BCRA a otras entidades”, dijo.
“Las reservas netas en una dolarización no tienen ningún sentido. Entonces argumentar a partir de ahí que la dolarización no se puede, tampoco tiene ningún sentido a mi juicio. El Banco Central tiene un quebranto de por lo menos US$7000 millones y posiblemente más, un rango entre US$7000 y US$15.000 millones. Gran parte de este problema es el swap con el Banco Popular de China, que es totalmente opaco”, dijo.
En ese sentido, dijo que propone un sistema que reemplaza las Leliq, a través de una ingeniería financiera que se usa comúnmente en Estados Unidos. “Se puede crear un vehículo liquidador de la deuda del Banco Central sin quita a los depositantes ni a los bancos. Llamamos a esto el fondo de estabilización monetaria. Hemos trabajado desde hace 18 meses con las principales firmas de abogados de Estados Unidos y de la Argentina en el desarrollo de esta estructura. Trabajamos y consultamos a distintos bancos para cerciorarnos de la viabilidad financiera de esto. Estoy muy confiado de que esta estructura funciona, habiendo trabajado 15 años en Wall Street”, dijo.
Ocampo habla de “recapitalizar” el Banco Central, aunque no dio detalles acerca de cómo se haría. “El fondo de estabilización monetaria es un mecanismo de recapitalización del Banco Central. Todas las deudas que tiene el BCRA las tiene que pagar el Estado porque la entidad no tiene recursos propios. Si pretende pagar sus deudas con emisión monetaria, terminamos en hiperinflación. Hay que hacer una recapitalización del BCRA y hay que poner recursos. Hay que buscar un mecanismo para resolver este problema patrimonial del Banco Central. La deuda del BCRA al dólar blue son US$50.000 millones”, indicó.
Cuando se le preguntó acerca de la viabilidad de no tener un banco central que actúe como prestamista de última instancia, Ocampo dijo que “no se puede caer en la falacia del nirvana en este tipo de debates porque es peligroso. Se puede tener un banco privado que actúe como lender of last resort [prestamista de última instancia]. De hecho, actúa en el caso de Panamá. Se pueden hacer fondos para que actúen como lender of last resort. Eso es fácil de solucionar”, enfatizó.
Diana Mondino, posible canciller de Milei
Diana Mondino, por su parte, quien sería la canciller en un hipotético gobierno de Milei, dijo que “todos los remedios que tomó la Argentina para resolver el problema fiscal fueron efímeros y que la política monetaria siempre estuvo al servicio del problema fiscal”. Para ello, indicó, “hay que discutir en la Argentina cuáles serían las mejores soluciones”.
En ese sentido, dijo que se necesita que baje el riesgo país, haya crédito y se hagan las reformas estructurales necesarias para generar efectos positivos. “Desde que se logre el consenso y se apruebe van a pasar algunos años. Tenemos además una inconsistencia temporal muy grande”, dijo.
Y señaló que “buscar una inflexibilidad del tipo de cambio obliga a tener flexibilidad en otros elementos, como salarios y el nivel de empleo, para que pueda mejorar la productividad”.
“Hoy hay un avanzado proceso de dolarización en la Argentina. Tal vez otra cosa sería mejor, pero si nos apuntalamos en lo que ya existía, tal vez sea menos difícil una transición, que incorpore una mayor flexibilidad en precios, salarios y tasa de interés, que hoy no lo tenemos”, dijo.
En ese sentido, indicó que hay que encontrar en la Argentina un plan de estabilización que sea más permanente. “Va a ser difícil y doloroso, va a tener un montón de problemas porque tenemos un déficit fiscal monumental. Por suerte, en estos días se discutió que el déficit total argentino es 8% o 10% del PBI. El gasto público total, nación, provincia y municipio es 40% del PBI. El Estado argentino sistemáticamente ha gastado más que sus ingresos. Hay que romper la tarjeta de crédito”, arengó.
“Si el principal objetivo de la política económica es que haya ahorro e inversión, no tiene que haber inflación y tiene que haber un mercado de capitales activo y un sistema financiero eficaz. Para eso, necesito estabilidad de precios, para que haya ahorro. Para ello no se debe poder emitir. Por lo tanto, necesito equilibrio fiscal y evitar la posibilidad de que pueda haber nuevo desequilibrio fiscal en el futuro. [La dolarización] es la solución que más rápido posible nos lleva a una estabilidad con crecimiento. Una moneda, como puede ser el dólar, que impidiera, quitara o limitara las posibilidades de un nuevo desmanejo fiscal parece una oportunidad que debemos estudiar. No es la dolarización per se lo que va a solucionar los problemas argentinos, hay que introducir restricciones fiscales y flexibilidad en la economía. Para ello hay que tener independencia en el Banco Central”, concluyó.