MENDOZA HOY El índice general de salarios tuvo una caída de 8,6% en términos reales desde diciembre de 2019, cuando Alberto Fernández asumió la Presidencia, pero los del sector informal fueron los que llevaron la peor parte, con un deterioro del 25,8%, según un informe difundido hoy por la Fundación Libertad y Progreso, en base a estadísticas oficiales.
«Tal como dio a conocer el INDEC esta semana, los salarios crecieron 108,7% interanual en junio, quedando 6,9 puntos porcentuales por debajo de la inflación», señaló la entidad, que explicó que esa evolución «implica menor capacidad de compra para el bolsillo de los argentinos y, en consecuencia, mayor pobreza».
Si bien la degradación del poder adquisitivo no comenzó en 2023, la aceleración de la inflación agravó la situación.
Un análisis detallado de la caída general del 8,6% en los 43 meses transcurridos permite encontrar «ciertas heterogeneidades en las variaciones según la condición de trabajo»: los salarios del sector público cayeron apenas 0,6% en el período mencionado, y en los últimos 12 meses pudieron ganarle a la inflación, ya que crecieron 121,4%, pero los salarios del sector privado registrado llevan acumulada una caída real de 7% desde diciembre de 2019 y en el último año quedaron 5,6 puntos porcentuales por debajo de la inflación.
En cuanto a los salarios del sector privado no registrado, llevan una pérdida del poder adquisitivo del 25,8% desde finales de 2019 y en los últimos 12 meses crecieron 82,4%, quedando marcadamente por debajo de la inflación.
Lautaro Moschet, economista en la Fundación Libertad y Progreso, sostuvo que “se necesita un verdadero cambio de rumbo económico para que los salarios se recuperen en términos reales. En primer lugar, es imprescindible que dejen de caer y eso solo se logra a través de la estabilidad de los precios. Para tener una moneda sana, se requiere una reforma de la política monetaria que evite el exceso de emisión. A partir de allí en cuanto la actividad económica vuelva a crecer de manera sostenida, los salarios podrán crecer conforme lo haga la productividad”.
Por su parte, el director de la Fundación, Aldo Abram, señaló que «la caída del poder adquisitivo de los salarios tiene que ver con el empobrecimiento generalizado que causa una muy alta inflación, pero también con décadas de desinversión».
Al respecto, puso como ejemplo: «Supongamos que hace mucho tiempo entraste a trabajar en una fábrica recién inaugurada. Te dieron a operar una máquina nueva y de última tecnología que te permitía producir mucho; por lo que te podían pagar muy bien. Luego, a la empresa le empezaron a subir cada vez más los impuestos, le impusieron miles de regulaciones absurdas que no la dejan operar eficientemente y normas laborales que la ponen en permanente riesgo. En algún momento, hartos, los dueños dejarán de invertir. Terminarás trabajando con una máquina cada vez más vieja y ‘atada con alambre’; por lo que producirás menos».
«Como no te pueden pagar más de lo que producís porque la fábrica quebraría dejando a todos sin trabajo, cobrarás cada vez menos. Esto es lo que le viene pasando a Argentina desde hace décadas y, por eso, no debería extrañar que cada vez seamos más pobres. Hay que hacer urgente las reformas estructurales necesarias para que esto cambie y se liberen la creatividad, el trabajo y el emprendedurismo de los argentinos», finalizó.