BORDER PERIODISMO Luego del mal resultado del oficialismo en las primarias y la devaluación del tipo de cambio oficial que aceleró la inercia inflacionaria hasta llevarla al pico de 12,4% en agosto, desde el ministerio de Economía impulsaron un paquete de iniciativas con el objetivo de paliar los efectos de la disparada de precios. La apuesta del Gobierno es que estas medidas para apuntalar el bolsillo de los argentinos, sumado a una paulatina desaceleración de la inflación, lo posicione mejor cuando resta poco más de un mes para las presidenciales.
La estrategia que comanda el candidato de Unión por la Patria y titular de Hacienda, Sergio Massa, apunta a combatir a uno de sus principales rivales en la campaña por las generales, que no son los postulantes de la oposición, Javier Milei y Patricia Bullrich, sino el descalabro que produce en la economía de los votantes el alza permanente de los precios.
“Argentina está teniendo una pérdida de poder adquisitivo por partida doble: el Banco Central produce cada vez más pesos para financiar al Gobierno y la gente quiere cada vez menos pesos para no perder contra la inflación”, sostuvo en diálogo con Border el economista y Director Ejecutivo del centro de investigación en políticas públicas Libertad y Progreso, Aldo Abram.
De esta manera, más allá del impacto que tuvo la devaluación posterior a las PASO, la constante emisión monetaria que lleva a cabo el Banco Central (BCRA) para financiar el déficit fiscal, que en agosto fue de $250.000 millones y el rechazo que produce la moneda nacional dentro del conjunto de la sociedad, serían algunas de las causas de fondo del problema de la inflación en nuestro país, más allá de la coyuntura post electoral.
A pesar de esto, la expectativa del Gobierno es que exista una desaceleración de la inflación de cara a octubre, ya que algunos analistas adelantan que, de mínima, el próximo índice podría rondar en torno al 11,6%, lo que abona las proyecciones del oficialismo respecto de mostrar una escalada descendente pre electoral.
A esto se suma el anunció que realizó este viernes el secretario de Política Económica, Gabriel Rubinstein, respecto de que el Índice de Precio al Consumidor (IPC) se informará todos los viernes. La nueva manera de dar a conocer la cifra en cuentagotas daría como resultado una perspectiva de descenso que el oficialismo espera capitalizar en materia electoral.
“La próxima cifra de inflación se va a conocer antes de las elecciones y quieren generar una expectativa de que está descendiendo. Hay que ver si se verifica en los hechos. Eso justifica lanzar un índice de precios semanal”, señaló Abram.
Por otra parte, una de las mayores preocupaciones del Gobierno pasa por el aumento en el precio de los alimentos. Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en agosto la canasta Básica Total (CBT) aumentó 14,3% y una familia tipo necesitó $284.687 en agosto para no ser pobre. Con estos números, algunas estimaciones privadas proyectan que la cifra de pobreza que el organismo oficial tiene que dar a conocer el próximo 27 de septiembre rondaría el 40%.
En esta línea, el economista consultado por Border manifestó que la pobreza “va a aumentar”, ya que el Gobierno “no tiene una forma de cubrir la pérdida de recaudación” que se va a generar para que un sector importante de los argentinos dejen de pagar el impuesto a las ganancias. “Lo van a financiar con emisión de moneda y eso va a motivar más pérdida de poder adquisitivo del peso y, lamentablemente, eso significa que los pobres van a ser los que más pierden”, argumentó.
De esta manera, la medida con tintes electoralistas que adoptó el oficialismo para favorecer a las personas que ganan más de 700 mil pesos, indirectamente, recaerá sobre los sectores menos favorecidos vía inflación. “Es una transferencia de ingresos de los más pobres a aquellos que dejan de pagar el impuesto a las ganancias”, concluyó el especialista.