El IPC LyP arrojó un aumento de 10,6% en marzo, desacelerándose 2,6 puntos porcentuales respecto a la medición oficial de febrero (13,2%). De esta manera, en el primer trimestre del año el IPC acumula una suba de 51,1%. La variación interanual alcanza el 286,4%, llegando a su valor más alto desde marzo de 1991.
En la evolución del mes, encontramos que la primera semana de marzo se presentó una suba de 5,2% donde impactó el incremento de los regulados. En particular, se presentaron subas en las tarifas eléctricas y se hicieron sentir la actualización de cuotas de colegios. En la segunda semana se desaceleró al 1,6% y en la tercera se alcanzó un mínimo de 0,8%, la medición más baja desde octubre. Finalmente, la última semana del mes se aceleró hasta el 1,4%.
Es importante resaltar que la desaceleración del IPC de marzo se da en un mes donde la estacionalidad suele jugar en contra. Sin embargo, como se ha desacelerado fuertemente la depreciación de nuestra moneda, esto ha permitido más que compensar el efecto estacional.
De esta forma, el IPC de marzo deja un arrastre de 1,8 puntos porcentuales (pp) para abril, unos 1,2 pp. menos que en febrero.
Hay que destacar que los precios no regulados vienen subiendo a un ritmo de un dígito mensual. Explicado esto por la política de emisión cero del BCRA, la estabilidad del tipo de cambio y la consolidación de la confianza en el nuevo rumbo económico.
POBREZA E INFLACIÓN
Los últimos datos del INDEC confirmaron que en el segundo semestre de 2023 la pobreza creció hasta el 41,7% de la población. Es el nivel más alto de pobreza en Argentina desde la pandemia (42,0%).
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, señala que “La inflación que estamos viendo son los últimos coletazos de lo que fue el plan platita del año pasado. Lo positivo es que con la política de equilibrio fiscal y no emisión para financiar el gasto el gobierno ha apagado los motores que empujan la depreciación de la moneda argentina. Esto es, dejamos de generar inflación futura. Algo que se observa claramente en la estabilidad que experimentan los tipos de cambio”.
“Si bien es cierto que la en el primer trimestre la pobreza siguió aumentando, la desaceleración de la inflación abre la puerta para que empiece a bajar. Es muy probable que en abril veamos un IPC de un dígito, en el orden del 9%, y que la tendencia a la baja de la inflación se consolide. Esto a su vez abrirá la puerta a la mejora del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones, que empiezan a actualizarse, pero frente a un IPC que se desacelera. Y con esto, también se abre la puerta a una baja en la tasa de pobreza”, agregó Marí.
Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señala que “la buena noticia es que a pesar de la estacionalidad que presenta este mes, el índice volvió a desacelerarse. Esto asegura el camino de que la inflación seguirá cayendo en los próximos meses. Reforzando esta posición, la tercera semana del mes presentó una suba inferior a 1%, algo que no habíamos visto desde octubre del año pasado. Pero esto no fue un dato aislado, sino que al comparar cada una de las semanas de marzo con la análoga del mes anterior, sigue manifestándose la baja”.