Navegando la tormenta

Foto Agustin Etchebarne
Director General en 

Economista especializado en Desarrollo Económico, Marketing Estratégico y Mercados Internacionales. Profesor en la Universidad de Belgrano. Miembro de la Red Liberal de América Latina (RELIAL) y Miembro del Instituto de Ética y Economía Política de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. 

CLARÍN El presidente Milei se posicionó en Argentina y el mundo enfrentando con un discurso abiertamente capitalista la tendencia global estatista socialdemócrata que Frédéric Hayek denominara “Camino de Servidumbre”.

Al asumir el cargo, Milei encontró a la Argentina en una profunda crisis económica y social, destacada por altos niveles de pobreza infantil, una educación destruida y una inflación exorbitante, lo que ha puesto al país en el centro de la atención internacional mientras intenta llevarla a un camino de libertad y progreso.

En apenas cuatro meses, puede mostrar avances notables. Eliminó el déficit fiscal, recuperó USD 14,000 millones en reservas para el Banco Central y redujo tres cuartas partes el déficit cuasi-fiscal; disminuyendo la inflación mensual de un inicial 25% en diciembre a un 8.4% en abril, con una inflación núcleo de 4.4%, según datos de la Fundación Libertad y Progreso.

A pesar de las críticas que lo tachan de dogmático, Milei ha demostrado un enfoque pragmático, manteniendo el cepo cambiario y ajustando los precios relativos gradualmente, con un objetivo claro de eliminar el déficit del Tesoro y del Banco Central. Su compromiso inquebrantable con el déficit cero es tan firme que ha duplicado el precio de bonos y acciones, mejorado el riesgo país y estabilizado el mercado cambiario y financiero.

Utilizó un decreto de necesidad y urgencia (DNU) para devolver libertades, derogando la espantosa ley de alquileres, desregulando mercados y haciendo una importante reforma laboral.

La semana pasada logró un gran éxito con la media sanción de la Ley Bases, que ratifica valiosos aspectos de la Reforma Laboral que facilitarán la creación de empleo, y suma un capítulo que le permitirá privatizar o cerrar 11 empresas estatales como Aerolíneas Argentinas, Enarsa, radios y TV, Rio Turbio, etc. La ley le otorga facultades delegadas, esenciales para la gobernabilidad y la futura dolarización.

Incluye también un blanqueo impositivo y un régimen de beneficios para grandes inversiones. Por último, la ley contiene una reforma fiscal a medida de las provincias, que esperamos permita la crucial aprobación en el Senado que esperamos sea rápida.

Sin dudas, es un gran logro que demuestra gran capacidad negociadora teniendo en cuenta que el gobierno solo cuenta con 38 diputados. Aunque hayan quedado afuera cientos de reformas importantes como la libertad de contribución sindical, otorgar un status superior a los acuerdos a nivel de empresa por sobre los sectoriales, la declaración de la educación como servicio esencial, la privatización de otras 30 empresas estatales incluyendo el Banco Nación, la eliminación de los registros automotores, miles de trámites inútiles y una reforma impositiva mucho más ambiciosa. También falta eliminar el cepo, y acelerar la liberación total de precios y la apertura de la economía.

Anteriormente, los gobiernos encaminaban a Argentina hacia modelos económicos socialistas empobrecedores. Ahora, bajo la dirección del presidente Milei, el país se dirige hacia un destino de libertad, paz y prosperidad con 3000 reformas propuestas.

El debate actual se centra en cómo optimizar este viaje y cómo sortear las dificultades, la manera de implementar reducciones de impuestos más audaces y una apertura económica más rápida, o que los beneficios para las grandes inversiones se generalicen para incluir a las PYMES y fomentar un crecimiento más inclusivo y sostenible.

En suma, la transición hacia un país más libre y próspero es ardua y está plagada de desafíos y debates sobre cuál es el mejor camino hacia ese destino, pero los primeros 120 días del gobierno de Milei marcan un rumbo firme y claro hacia la libertad económica y la prosperidad, alejándonos del camino de servidumbre y hacia un futuro prometedor para Argentina. Será esencial mantener el esfuerzo y la dirección para lograr una nación desarrollada y competitiva para las futuras generaciones .

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