La realidad es que la caída del nivel de actividad tiene otros motivos. Durante todo el segundo semestre de 2023 fue creciendo la percepción de que se venía una crisis. Para moderar el impacto negativo que esta última podría tener en el bienestar de sus familias, la gente ahorra en divisas; ya que los pesos se diluyen en ese tipo de situaciones. Eso significó reducir su consumo e inversión, y lo mismo hacen las empresas preocupadas por ese potencial escenario. Así, se desploma la demanda interna; lo que hace bajar la producción y las posibilidades de trabajo, gestando una recesión. Al principio, el anterior gobierno pudo compensar la merma de demanda privada con gasto en base a endeudamiento externo tomado por el Banco Central, pero, cuando se terminaron esos recursos, el nivel de actividad empezó a derrumbarse en el segundo semestre.
Para que se recupere la economía es necesario modificar dichas expectativas. Es decir, cambiar el rumbo de colisión, como pidió la mayoría del electorado el 19 de noviembre de 2023. Si bien el Poder Ejecutivo tiene algunos instrumentos para hacerlo, los sistemas económicos y políticos se fijan por leyes, y se deben modificar sancionando otras normas similares dentro del Congreso. Lamentablemente, la mayoría de nuestros legisladores se ha mostrado reticente a dar un golpe de timón para evitar el iceberg y poner proa a ser un país normal. De hecho, es el primer gobierno democrático al que no le aprueban ninguna ley en sus primeros seis meses de gestión. Más claro, echarle agua.
Si nuestros parlamentarios no cambian su actitud, ¿por qué la gente cambiará su decisión de ahorrar por temor? Necesitamos que aprueben las normas necesarias para que baje la incertidumbre y aquellos que tienen aún capacidad de invertir o consumir empiecen a hacerlo. Esperemos que en la Cámara de Diputados cumplan con su responsabilidad hacia los argentinos e insistan con la versión original mandada al Senado; ya que hay que recuperar la confianza en que Argentina puede ser un país normal. Necesitamos una recuperación fuerte de la economía que permita sacar a la gente de la pobreza, el desempleo, la informalidad, el asistencialismo político servil y darle un trabajo digno a aquellos que tienen un seguro de desocupación disfrazado como un puesto público, que gestaron décadas de políticas absurdas.