La sanción del Paquete Fiscal y la restitución del Impuesto a los Ingresos Personales (mal llamado Ganancias), habilita a que Argentina reduzca y elimine impuestos distorsivos, incluyendo el impuesto inflacionario, y tenga una estructura impositiva más similar a la de los países desarrollados.
Según las estadísticas de la OCDE, los países que integran esta organización tienen una estructura impositiva muy diferente a la de Argentina. Estos países se financian principalmente con impuestos a los ingresos, de las personas y empresas, que explican el 35% de los ingresos tributarios. En cambio, en Argentina, tras la última reforma del Impuesto a las Ganancias para personas humanas, la participación de los Impuestos a los Ingresos sobre el total cayó a un 14%; menos de la mitad que en la OCDE y también menos que en el promedio de América Latina, que es del 25%.
La segunda gran diferencia tiene que ver con el uso de Impuestos Específicos a los Bienes y Servicios, que en general son los más distorsivos. En la OCDE la participación de estos impuestos sobre el total recaudado es del 12%, mientras que en América Latina este porcentaje crece al 20% y en Argentina es del 27%. En el caso argentino, en este grupo de tributos se incluyen varios que son contrarios al crecimiento, como el Impuesto PAIS, los Derechos de Exportación y el Impuesto al Cheque.
También en importante destacar que en Argentina la participación de los impuestos sobre la Propiedad (esencialmente Bienes Personales) tiene una participación mayor que en los países desarrollados (10% vs 5,5%). Esto está vinculado a que en Argentina las alícuotas de este impuesto son mayores y que hay menores deducciones que en otros países, lo que a su vez desincentiva el ahorro nacional.
En promedio, los países de la OCDE, tienen un PBI per cápita que es 3,1 veces el argentino. Es decir, en promedio, los habitantes de la OCDE tienen un ingreso anual que es más del triple que el del argentino medio. Avanzar hacia una estructura impositiva más equilibrada y similar al de estas economías es una de las principales reformas que necesita el país para crecer y que el ingreso por habitante converja al de las economías desarrolladas.
HACIA UNA REFORMA TRIBUTARIA INTEGRAL
Argentina hoy tiene una estructura 90/10. Si bien existen 148 impuestos y tasas, el 90% de la recaudación está explicada por solo 10 tributos. Esto nos señala que existe una gran cantidad de impuestos y tasas que no están cumpliendo una función recaudatoria significativa, pero que sí afectan negativamente a quien trabaja y produce desincentivando invertir capital en el país, la formalización de la economía y la creación de empleo.
La clave es que las medidas que se introducen en el Paquete Fiscal, siendo las más importantes la restitución del Impuesto a los Ingresos Personales (Ganancias para personas humanas), sea el punto de partida para que el Estado empiece a financiarse con impuestos menos distorsivos y, en consecuencia, se puedan eliminar otros tributos que perjudican la actividad económica y la acumulación de capital sin comprometer el equilibrio fiscal. No hay que perder de vista que este tipo de impuestos, que incluyen al impuesto inflacionario, recaen más que nada sobre los más vulnerables, que también son los más afectados por el estancamiento económico.
El sistema necesita una reforma impositiva integral, que incluya a la Nación, las Provincias y los Municipios. La reforma tributaria que proponemos desde la Fundación Libertad y Progreso incluye la eliminación de la Coparticipación Federal de Impuestos y la devolución de potestades tributarias a las provincias, en línea con lo definido en la Constitución Nacional. Esto incluirá la creación de un IVA provincial que deberá suplantar la recaudación de Ingresos Brutos, lo que vendrá de la mano de una reducción de la alícuota del IVA nacional para no crear una presión impositiva excesiva.
Además, se deberá avanzar lo más rápido posible en la reducción de los Impuestos al trabajo para favorecer la creación de empleo formal. Y se deberá establecer un cronograma gradual de eliminación del Impuestos a los Bienes Personales, cuya existencia desincentiva el ingreso de capitales y el ahorro en el sistema financiero argentino. Y en eliminar los impuestos distorsivos que ahogan a la economía: el Impuesto PAIS, los derechos de exportación, el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios, el Impuesto a los Sellos e Ingresos Brutos.
La opinión de nuestros expertos
Aldo Abram, Director de la Fundación Libertad y Progreso, consideró que “es un error hablar de aumento de impuestos con la sanción del paquete fiscal. En realidad, se está reestructurando el sistema tributario que, cuando asumió esta gestión, estaba muy basado en el impuesto inflacionario. Este último es sumamente injusto; que quienes tienen la mayor parte de su propiedad en pesos son los sectores de menores ingresos; por lo que son los que pagan más respecto a lo que tienen. Para buscar eliminarlo y tener equilibrio fiscal se lo sustituyó por el Impuesto País que es sumamente distorsivo y dañino para la economía; por lo que hay que eliminarlo o acotarlo cuanto antes. Cosa que, además, es condición necesaria para poder salir del cepo a una unificación cambiaria rápido. Lo justo es que lo sustituya un impuesto a los ingresos para aquellos que ganan más que el promedio de la población, como tienen casi todos los países normales del mundo”.
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso señala que el incremento del número de empleados estatales en el sector público provincial “no tuvo ningún justificativo posible”, sino que además “no se explica en nuevas funciones estatales o contraprestaciones a los ciudadanos, sino en los impulsos de la política y de la propia ineficiencia estatal, sumado en algunos casos el clientelismo o el copamiento partidario de áreas de gobierno”. El economista destaca que este aumento repercutió negativamente sobre el desarrollo del sector privado y la creación de empleo genuino.
Clara Alesina, Economista de la Fundación Libertad y Progreso, dijo que “la restitución del Impuesto a los Ingresos Personales es una medida muy acertada para encarar el rumbo de crecimiento. Si bien estamos hablando de un impuesto, que a priori genera rechazo, permite la abolición de otros impuestos que son más distorsivos para la economía y la sociedad. Estos últimos, causan más perjuicios que beneficio ya que, además de desincentivar la producción y la inversión, impactan en el comercio, los precios y por ende en el consumo, afectando en mayor medida a los sectores de menores ingresos. Por lo tanto, para impulsar la recuperación económica es importante generar una estructura tributaria más favorable para el crecimiento, generando una mayor competitividad y equidad”.
Lautaro Moschet, Economista de la Fundación Libertad y Progreso, estimó que “una economía con menores impuestos funcionará sin dudas de manera más eficiente. Sin embargo, en el corto plazo, existen restricciones desde el punto de vista de la política económica para poder reducir los impuestos, ya que el Gobierno tiene un fuerte compromiso con mantener el equilibrio fiscal. No obstante, es posible comenzar a reemplazar los impuestos más distorsivos, como el impuesto PAIS, que perjudica significativamente la productividad de gran parte de la economía. A futuro, a medida que la economía crezca y el gasto público continúe disminuyendo, habrá margen para reducir los impuestos y avanzar hacia una reforma impositiva que alivie la presión tributaria. Esto, a su vez, impulsará la recuperación de la actividad económica y aumentará la tasa de crecimiento a largo plazo”.
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, opinó que “la estructura impositiva argentina es el resultado de múltiples administraciones que fueron creando impuestos para atender a las subas del gasto público. Incluso, la mayoría de estos impuestos fueron transitorios, aunque se quedaron de manera permanente, como Bienes Personales, la suba de la alícuota del IVA, los derechos de exportación o el Impuesto PAIS. El acierto del gobierno es que está avanzando en una reducción del gasto, lo que le permitirá eliminar de manera creíble varios de estos impuestos que mencionamos”. Además, Marí agregó que “la cuestión la tenemos que analizar desde el punto de vista del equilibrio general. Si se baja el gasto y se eliminan impuestos de manera creíble, esto creará una mejora en la rentabilidad del trabajo y las empresas, fomentando la creación de empleo y la inversión”.