El IPC LyP arrojó un aumento de 3,2% en septiembre, lo que implicó una desaceleración de 1,0 puntos porcentuales respecto a la medición oficial de agosto (4,2%). Con este resultado, el IPC vuelve su sendero a la baja, luego de la aceleración de 0,2 puntos que se había registrado en agosto.
De esta manera, en los primeros nueve meses del año el IPC acumula una suba de 101,1%. La variación interanual alcanza el 208,3%, marcando la quinta desaceleración consecutiva y lleva bajados 81,1 puntos porcentuales desde el máximo de 289,4% interanual, registrado en abril.
A la hora de analizar el comportamiento mensual se destacan dos elementos claves que ayudan a explicar la desaceleración. En primer lugar, la baja del impuesto PAIS tuvo una incidencia que descomprimió la suba de los bienes transables. En segundo lugar, la estabilidad cambiaria jugó en el mismo sentido y la inflación núcleo se ubicó en 3,4%, volviendo a desacelerarse respecto a la medición de agosto.
Por su lado, esperamos que el IPC de octubre se ubique en torno al 3%. Con esto, mantendría su tendencia a la baja, motivada por la estabilidad cambiaria, que ha llevado a los bienes transables a converger hacia un ritmo del 2% mensual.
La nueva fase de la política monetaria, que consiste en el congelamiento de la base monetaria amplia, podría ayudar a que la inflación siga bajando. Si este contexto se combina con un incremento de la demanda de dinero, entonces el peso dejará de perder valor al ritmo al cual venía haciéndolo.
LA OPINIÓN DE NUESTROS EXPERTOS
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, menciona que “el superávit fiscal es fundamental para seguir bajando la inflación y que el nivel de precios se acerque a la velocidad del crawling-peg del 2% mensual. Esto a su vez permite que los salarios se vayan recuperando en términos reales y que los índices de pobreza empiecen a bajar luego del fogonazo inflacionario de diciembre. Con esto en el segundo semestre la pobreza otra vez bajaría por debajo del 50%”.
Además, Marí agregó que “dada el ancla fiscal, el año que viene la inflación podría estar acercándose al 30% anual, con índices mensuales que se ubiquen entre el 1% y 2% para la segunda mitad del 2025”.
Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señala que “la reciente caída del tipo de cambio financiero ha devuelto la calma al mercado, evitando una aceleración de los precios. De hecho, observamos una nueva fase de desaceleración inflacionaria, coincidente con la implementación de la nueva etapa del programa monetario. Esto permitió quebrar nuevamente la barrera del 4% de inflación, y estimamos que podría mantenerse cerca del 3% o incluso bajar un poco más hacia fin de año”.
Clara Alesina, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dice que “las proyecciones de septiembre resultaron muy alentadoras. La desaceleración de la inflación general y subyacente refleja cómo los mercados han reaccionado de manera positiva a las decisiones adoptadas, especialmente con la baja del impuesto PAIS. Los resultados fiscales favorables, junto con una base monetaria razonablemente constante, brindan incentivos para suponer que las desaceleraciones continuarán, lo que eventualmente nos llevará a converger hacia una tasa de inflación del 2% mensual.”