El IPC LyP arrojó un aumento de 2,7% en octubre 2024, lo que implicó una desaceleración de 0,8 puntos porcentuales respecto a la medición oficial de septiembre (3,5%). Con este resultado, el IPC consolida su desaceleración y alcanza su menor tasa de crecimiento mensual desde noviembre de 2021 (2,5%).
De esta manera, en los primeros diez meses del año el IPC acumula una suba de 107,0%, mientras que a la misma altura del año pasado la inflación acumulada fue de 120,0%. En cuanto a la variación interanual alcanza el 192,9%, marcando la sexta desaceleración consecutiva y lleva bajados 96,5 puntos porcentuales desde el máximo de 289,4% interanual registrado en abril.
Al analizar el comportamiento semanal, en la tercera semana, se registró una suba de precios similar al de la primera semana (que suele registrar la mayor suba del mes), impulsado principalmente por el rubro de Alimentos. Este último sector mostró una aceleración en la segunda mitad de octubre, lo que deja un efecto arrastre mayor y podría derivar en una suba en la tasa de inflación para noviembre.
Por su parte, para noviembre esperamos que la inflación presente un leve repunte y se ubique cerca del 3,0%, motivada por el efecto arrastre más importante que dejó la última semana del mes.
Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, menciona que “la inflación viene bajando más rápido de lo esperado. Esto se puede ver claramente en lo que son las proyecciones del REM del BCRA, que fueron bajando mes a mes desde el cambio de gobierno. Para 2025, la inflación se espera en todo el año por debajo del 30%, compatible con IPCs que podrían empezar con un 1 delante en la segunda mitad del próximo año.”
Marí agregó que “el ancla cambiaria está funcionando para bajar la nominalidad de la economía. No obstante, que la apreciación cambiaria sea sostenible solo es compatible con una mejora en la productividad media de la economía. Es así que se vuelve cada vez más importante avanzar en la agenda de reformas estructurales, acelerando la desregulación, la apertura de la economía, el saneamiento del sistema educativo y de salud, y la baja de impuestos.” Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señala que “los resultados de la política monetaria son evidentes, y no es casualidad que la inflación esté en caída, alcanzando su valor mensual más bajo de los últimos tres años. Si esto se mantiene a lo largo del tiempo, Argentina seguirá el proceso sostenido de desinflación en los próximos años hasta normalizarse. Esto no solo beneficiará la capacidad para tomar decisiones a mediano y largo plazo; facilitando la inversión y así a la recuperación de la actividad económica, sino que también contribuirá a la recuperación del poder adquisitivo de los salarios; lo cual favorecerá al consumo interno.”
Clara Alesina, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dice que “Los esfuerzos de estabilización macroeconómica comienzan a rendir frutos, y los resultados son cada vez más visibles. Esto se refleja en los últimos datos de la UTDT, que muestran un incremento en la confianza en el gobierno del 12,2% mensual y una mejora en la confianza del consumidor del 8,8%, señalando un optimismo creciente que refuerza las expectativas positivas para el futuro.”
Además, Alesina agregó que “la inflación mantiene su tendencia a la baja, acercándose al 2% mensual previsto en el régimen de crawlingpeg. Esta evolución, junto con el repunte en la actividad económica y la mejora de los salarios reales, perfila un escenario de estabilización que, de sostenerse, podría sentar bases sólidas para un crecimiento económico sostenible a largo plazo.”
Theo Ellmann, analista económico de la Fundación Libertad y Progreso, explicó que “alcanzar una inflación mensual del 2,5% es importante porque representa el punto donde el nivel de precios local converge a lo que el oficialismo denomina inflación inducida por el programa: el 2% mensual del crawling peg, sumado a la inflación internacional. Llegar a este nivel permitirá fortalecer el anclaje de expectativas y facilitar la gestión de la política monetaria. Esto permite pensar a su vez en un levantamiento del cepo con menores riesgos, brindando una mejor proyección tanto para las empresas como para los hogares, que podrán tomar decisiones financieras con mayor certeza y estabilidad.”