LA GACETA La inflación bajará un peldaño y su ubicará en torno al 1% mensual. Es clave la reforma del Estado que ensaya el gobierno libertario, considera Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso. ¿Cuánto ruido pueden introducir en la economía las elecciones legislativas?
El inicio de un nuevo año trae aparejado siempre cierta inclinación hacia la ilusión y la esperanza. Entre las burbujas de los festejos mirar hacia adelante implica preguntarse en alguna medida qué se traerá bajo el brazo este flamante 2025.
Más allá de lo que pueda anidar en el terreno del deseo y las expectativas, los economistas manejan proyecciones que están ancladas en la más dura realidad. En la libreta de anotaciones de Aldo Abram, director Ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, hay algunos puntos subrayados con rojo: crecimiento en alza; inflación en baja; cepo perseverante; reducción del entramado impositivo; y ruido electoral.
-¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la economía en 2025?
-El principal desafío es salir a una unificación cambiaria como medida de aliviar el lastre que implica el cepo para el nivel de actividad y para la eficiencia de la economía. Después van a quedar regulaciones porque el anterior gobierno dejó infinidad de regulaciones. Es kafkiano el esquema. Eso lo hizo para sostener el cepo. Hay que ir quitándolas con el transcurrir del tiempo. Que todas las personas y empresas terminen operando en un mismo mercado cambiario ya sería un avance fenomenal. Después se quita el resto de las regulaciones.
-¿Están dadas las condiciones, como viene el mercado, para avanzar con eso en el primer trimestre?
-El Banco Central ha logrado un muy buen manejo de la política monetaria pero dudo de que lo haga en el primer trimestre. Creo que será una decisión a tomarse en el segundo trimestre. Quizás para el mes de junio se va a sentir más cómodo. El Gobierno viene actuando con suma cautela en todos los temas sobre los que avanza. Siempre ha tomado decisiones con el mínimo riesgo posible. Desde un punto de vista político ellos creen que existen una cantidad importante de corporaciones políticas, intelectuales, profesionales, gremialistas, que están esperando el menor traspié para echárseles encima y empujarlos. Van a esperar entonces a consolidar un poco más las posiciones de las reservas y no me extrañaría que también se pueda dar en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Tal vez el acuerdo no tenga la cantidad de fondos que muchos pronostican pero seguramente va a implicar un fondeo para darle más liquidez al Banco Central.
“El principal desafío es salir a una unificación cambiaria para aliviar el lastre del cepo”.
RESERVAS
-¿Qué lectura hace de la dinámica de acumulación de reservas a futuro, teniendo en cuenta que este verano se irán muchos dólares al exterior por turismo?
-No veo ahí ningún riesgo. Las últimas ventas del Banco Central, impulsadas por la demanda de los importadores, era lo esperable. ¿Para qué iban a importar cuando en pocos días el Gobierno tenía decidido levantar el Impuesto País? La lógica es dejar de importar hasta que esto ocurra. Por eso al comienzo de diciembre el Banco Central compró un montón de dólares. Los importadores hicieron la lógica. No hay inversión en el mundo que otorgue un 7% y si riesgo. La lógica era esperar y comprar los dólares cuando ya no existiera el impuesto.
-¿Ve una vocación aperturista del gobierno en materia económica? ¿Están los dólares para financiar este tipo de política?
-Esta pregunta surge precisamente porque no hay una unificación cambiaria. Eso lamentablemente da para una discusión de atraso cambiario que para mí no existe. Un dólar unificado no tendría porqué superar los $1.200. Debería ubicarse por debajo. Es cierto que yo pienso eso por determinadas razones y otros piensan otra cosa porque sacan el cálculo pensando en la historia del país. Están mirando un país que, con un poco de suerte, ya dejó de existir. Si el país que vamos a tener hacia adelante es con un dólar a $1.800 yo me voy al diablo. Quiere decir que vamos a seguir con las mismas crisis que tuvimos hasta ahora y que mantienen el dólar excesivamente alto. Claramente tiene que ser muchísimo más bajo. También tendría que preguntar porqué se irían a demandar tantos más dólares por las importaciones. Yo creo que más que por la apertura, que se va a dar, será por el crecimiento fuerte que tendrá la economía. Si está creciendo fuerte la economía es porque están entrando muchísimos ahorros de argentinos y extranjeros desde el exterior. Y eso es un poco lo que hemos estado viendo en los últimos meses. Por eso se achicó la brecha y el dólar está por debajo de los $1.200. Cuando yo en el tercer trimestre decía que el dólar paralelo iba a terminar en la línea de $1.200 todo el mundo me miraba extrañado. Eso es porque me imaginaba que en la medida en que se consolidara el programa económico iban a empezar a entrar dólares, más allá del blanqueo. Este mayor ingreso de capitales, de ahorros, la verdad es que se va a seguir incrementando y mucho. Le guste o no a los que en algunos sectores producen ineficientemente ciertos bienes, se van a tener que acostumbrar a ganar en eficiencia e invertir, cosa que antes no necesitaban porque estaban protegidos por un dólar alto o por un sistema de protecciones fenomenal.
El crecimiento de la economía permitirá una rápida baja de la carga impositiva, advierte Aldo Abram, director Ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso.
ECONOMIA
-¿Proyecta un crecimiento de la actividad?
-Pienso que el nivel de actividad en el año 2025 va a subir más del 5%. Y cuando vean las próximas proyecciones creo que cada vez seremos más los que sostengamos eso. Si se miran las últimas proyecciones del REM, es evidente. Hace algunos meses la proyección era de un crecimiento del 3,3% promedio. Ahora van a estar todos por arriba de 4%.
-¿A partir de allí se dará este encadenamiento de crecimiento del consumo y generación de empleo?
-Exactamente. Eso ya se está dando. De hecho, parte de lo que está movilizando en el tercer trimestre el nivel de actividad es justamente el consumo, que empezó a crecer. Los salarios empezaron a crecer antes pero evidentemente la gente no utilizó ese dinero para gastar sino para ahorrar. Por eso en el segundo trimestre no pegó en el consumo. Pero en el tercero el consumo creció y se generalizó la suba de los salarios. Creo que ya la gente dejó de pensar que podía haber una crisis. Lo que nos llevó a una recesión es que la gente en el segundo semestre del 2023 descontaba que íbamos hacia una crisis hiperinflacionaria.
-El último no fue el diciembre que muchos pronosticaban.
-Para nada. De hecho, fue absolutamente distinto a lo que vivimos en noviembre y diciembre de 2023, cuando la gente estaba ahorrando en dólares a más no poder. Dejaban de consumir e invertir. ¿Cómo no íbamos a caer en una recesión si todos dejaron de consumir e invertir esperando la llegada de la crisis? La demanda interna se desplomó y con ella el nivel de producción. Hasta que no nos convencieron que esa crisis no iba a venir, que tardaron hasta mediados de año, no hubo respuestas. En el primer semestre de 2024 el gobierno se dedicó a resolver los problemas que dejó la administración anterior y a generar la confianza necesaria para que la gente viera que la crisis no iba a venir. A partir de ahí la población empezó a preguntarse para qué estaba ahorrando dólares si no iba a haber crisis. Ahorrar no es el objetivo de la vida sino vivir mejor. Por supuesto que estamos hablando de la gente que todavía tiene capacidad de consumo y no lo usaba porque tenía miedo. Hablamos no de la empresa que se fundió o quedó tecleando sino de la compañía que todavía tiene resto y ve que la crisis no viene. Eso es lo que empieza a dinamizar la economía. Es un proceso que va a continuar, consolidado por la desregulación de la economía y un proceso de reforma de la economía. En la época de Menem hubo una gran reforma del Estado pero no de la administración central. Tuvo más que ver con las privatizaciones de las empresas públicas, que eran un desastre y perdían mucha plata. Ahora se está encarando una reforma de la administración central del Estado que va a continuar.
EL ESTANDARTE
-¿El equilibrio fiscal no se negocia?
-No se negocia y ya aclaró el Gobierno cómo será la dinámica. Todos los candidatos presidenciales tenían en mente hacer en mayor o menor medida el ajuste de urgencia que se hizo ahora. Sí es cierto que discutían la profundidad, pero las partidas son exactamente las mismas. ¿Cuál es la diferencia que tiene este gobierno con respecto a los anteriores? Cuando se licúa el gasto como forma de achicarlo, cuando la economía mejora los licuados quieren ganar más y tienen razón. ¿Qué pasa ahí? Cuando no se hace ninguna reforma, el gasto vuelve a subir. Ahora, lo que hay que hacer es recortar todo el gasto político, por ejemplo los empleados que están al divino botón, para poder pagarles a los empleados que realmente son útiles a la sociedad. Eso es lo que está haciendo el Gobierno, lo cual hace que esta política sea sustentable en el tiempo. El otro punto que permite ganar en sustentabilidad es que el crecimiento de la actividad aumenta la recaudación. Eso, en la medida en que el gobierno ha dicho que no aumentará el gasto en términos de la producción, quiere decir que todo aumento de la recaudación se puede volcar a bajar los impuestos.
25% es el nivel al que escalaría la inflación a lo largo del año 2025.
-¿Recortarán los impuestos como lo promete el presidente?
-Totalmente. Cuanto más crezca la economía más rápido van a bajar los impuestos. De hecho ya se han eliminado algunos tributos.
-¿La inflación bajará otro escalón?
-La inflación en el año 2025 estará en alrededor del 25%. Probablemente veamos que en el segundo trimestre las cifras mensuales comiencen con 1%. Puede haber algún aumento en el tercer trimestre, en la etapa preelectoral, que en algún mes vuelva al 2% pero sería algo natural dada la incertidumbre. Si el Gobierno llega a las elecciones con una posición muy consolidada hay que ver qué ocurre con esa incertidumbre. Tal vez sigan con poco más de 1% mensual.
-¿El ruido político de las elecciones legislativas interferirá en el proceso económico?
-Sí, más si uno se imagina que habrá un mercado unificado del tipo de cambio. El ruido va a estar y de la fuerza del ruido dependerá cuánto se modere la demanda de pesos. A más incertidumbre, la gente modera su aumento de demanda de pesos y eso hace más difícil consolidar el valor de la moneda. Con lo cual, es lógico que por ahí se acelere un poco la suba del tipo de cambio y los precios. Pero será algo muy coyuntural y vamos a estar hablando de algunas décimas, no de saltos fuertes.