Lic. en Administración de Empresas. Magister en Economía Aplicada de la UCA. Doctorando en Economía en la UCA.
CRONISTA.- Al observar las cifras del riesgo país de Argentina, se puede apreciar cómo se ha vuelto a disparar desde junio de 2011 superando los niveles que se veían al inicio de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. Además, en octubre de 2008 se dio una increíble subida que se debió a los primeros actos del gobierno en contra de los derechos de propiedad, como por ejemplo la resolución 125 o la estatización de Aerolíneas Argentinas. Al año siguiente, se sumó la expropiación de los fondos jubilatorios.
¿Por qué es malo que el riesgo país sea alto? Es grave debido a que el índice muestra cuan atractivo es un país para la inversión extranjera. Si una economía no recibe capitales extranjeros, su crecimiento se encontraría comprometido en el largo plazo. En última instancia, que el riesgo país aumente implica problemas para el mandatario de turno en lo que respecta a la inversión en el país y para su desarrollo a futuro.
Si se compara esta situación con la de algunos países vecinos (Brasil, Uruguay) se observará que ambos países presentan cifras mucho más bajas, lo que genera que los capitales extranjeros vayan a esos países y no al nuestro. Esto también brinda una pauta de que algo se está haciendo mal. Después de todo, tanto Brasil como Uruguay son países limítrofes y no debería ser tan difícil obtener un comportamiento similar al de ellos.
Las cifras del índice de riesgo se encuentran correlacionadas con la calidad institucional de un país. Violentar las normas y la Constitución Nacional vigente para apropiarse de los ahorros previsionales, de las reservas del Banco Central y del 51% de YPF no hace más que debilitar la calidad institucional y aumentar el riesgo país. El gobierno tiene tanta necesidad de caja que no le importa hipotecar el futuro a cambio de hacerse de dinero en el corto plazo. Es cierto que podrá obtener efectivo ahora, pero el costo institucional es muy caro y tarde o temprano habrá que pagarlo.
Considerando los resultados obtenidos del Índice de Calidad Institucional (ICI) 2011 y del Índice Internacional de Derechos de Propiedad (IIDP) 2012 no es de extrañar que el riesgo país siga creciendo. Por un lado, en el ICI, Argentina se encuentra en la posición 125 de 194 países analizados. Esto quiere decir, que hay 124 países que respetan más el rol de las instituciones que la Argentina. En otras palabras, hay 124 países que tienen mayor probabilidad, en términos institucionales, de recibir inversión extranjera. Más aún, Argentina (junto con Nicaragua) es el país que más posiciones descendió (32) desde que comenzó a publicarse el ICI en el 2007. Con estos resultados, el incremento del riesgo país parece tener sentido.
En lo que respecta al IIDP, los resultados tampoco son alentadores. En este caso, la Argentina obtiene el puesto 87 de 130 y en el sub-indicador de Derecho de Propiedad Física se encuentra entre los 10 peores. Nuevamente, puede observarse una correlación entre calidad de instituciones y riesgo país. De esta manera, los requisitos para invertir exigirán una tasa de retorno cada vez más alta, la cual será más difícil de satisfacer y esto espantará a las inversiones.
Obviamente, es la necesidad financiera del gobierno la que lo lleva a tomar decisiones que comprometen la calidad institucional del país. La necesidad de caja pesa demasiado. En 2009, se obtuvo un resultado financiero negativo. En 2010, fue levemente positivo (hay que tener en cuenta que hubo apropiaciones de reservas del BCRA). El año pasado también fue negativo (lo que llevó a la reforma de la Carta Orgánica del BCRA).
La necesidad de caja se hizo fuerte y por eso se realizó la reciente expropiación del 51% de los activos de YPF pertenecientes a Repsol. Sin embargo, por más expropiaciones que realice el gobierno, no puede solucionar el problema de fondo; ya que se apropia de stocks de caja y no de flujos (YPF dará flujos de caja solamente si está bien administrada aunque Aerolíneas Argentinas no parece marcar un buen precedente al respecto).
En síntesis, al gobierno se le achican las alternativas de financiamiento: Aumentar impuestos no sería políticamente viable debido a que ya están demasiado altos; vender activos o privatizar sería ir contra sus principios; emitir moneda terminaría por acelerar el alto proceso inflacionario que ya se vive y endeudarse es cada vez más difícil por la poca credibilidad que genera el país. Por último, la situación se agravará más en el 2013 debido al faltante de caja ya mencionado y a que el gasto se incrementará por las elecciones legislativas.