Subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE.
ÁMBITO.- Si los pronósticos del último informe de Consensus Economics para Latinoamérica son acertados, la economía argentina caerá un 2,3% hasta el año 2015 (-1,6% en 2014 y -0,7% en 2015). Por su parte, el PBI de Venezuela caerá un considerable 3,6%, mientras que el de Colombia crecerá un 9,7%, el de Perú el 8,5% y el de Chile un 5,1%.
Por el lado de los precios, las estimaciones indican que en Venezuela, en 2015, éstos serán un 181,2% más altos que los de 2013, mientras que en la Argentina la diferencia será del 64,1%. Chile, Colombia y Perú, en cambio, tendrán subas acumuladas, para el mismo período, inferiores al 8%.
Como se observa, mientras que algunos países de América Latina crecen con baja inflación, otros enfrentan períodos de recesión con inflación alta, un fenómeno no muy común en el mundo de hoy.
Los motivos para esta gran diversidad en las economías de la región pueden encontrarse en el manejo de las cuentas fiscales. Si tomamos los datos del incremento del gasto público total en moneda local para todos estos países, nos encontramos con que Venezuela y la Argentina fueron los que más lo incrementaron durante los últimos años. Como era de esperarse, Venezuela encabeza la lista dado que -de 2003 a 2013- aumentó, en promedio, un 35,4% el gasto por año.
Esto quiere decir que si en 2002 el Gobierno venezolano gastaba 100 bolívares, en 2013 gastó la astronómica cifra de 2.804 bolívares, multiplicando el gasto público total por 28. En Argentina las cosas no son muy distintas, y tomando el gasto a precios corrientes, tenemos un aumento promedio del 29% anual, lo que hace que en 2013 el gasto haya sido 16 veces más grande que en 2002.
El problema con este incremento exorbitante del gasto (además de su escasa productividad) es que no fue precedido de un incremento similar de la recaudación de impuestos y tanto el Gobierno venezolano como el argentino decidieron financiar la diferencia con emisión monetaria. Al enfrentarse con las consecuencias de ese incremento de la emisión, a saber, la inflación, ambos gobiernos buscaron combatirla con controles de precios y controles de cambio en lugar de revertir las políticas que habían emprendido en el pasado.
Los resultados están a la vista. Los precios siguen subiendo “por el ascensor”, mientras que los controles y regulaciones sólo sirven para asfixiar al sector privado y destruir las perspectivas para la inversión. En Chile, Perú y Colombia el aumento promedio del gasto fue del 11% anual. Además, ese gasto en general estuvo en línea con la recaudación de impuestos, por lo que no hubo necesidad de acudir al banco central para financiar excesos. El resultado de esta prudencia fue un crecimiento económico menos acelerado en los primeros años, pero que sin lugar a dudas demostró ser un crecimiento más sostenible en el largo plazo.