Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.
No hay economía que pueda funcionar sin un sistema monetario sano, porque la moneda, finalmente, facilita las transacciones entre los particulares
ECONOMÍAPARATODOS.- Si en esta campaña me presentara como candidato a presidente o a legislador y dijera que hay que cerrar el Banco Central, la mayoría de la gente me denunciaría como un loco impresentable. Como un políticamente incorrecto que dice barbaridades. ¿Cómo eliminar el Banco Central? En todo caso, dirían, tiene que estar bien administrado.
A continuación voy a intentar mostrar que aquellos que dicen que no hay que cerrar al BCRA y que hay poner gente idónea, son los que están delirando.
Veamos, desde que fue creado el BCRA tuvimos inflación, megainflación e hiperiflación. La tasa de inflación promedio anual desde 1935 hasta 2014 fue del 54%. Han pasado 80 años desde que fue creado el BCRA, por lo tanto, como la inflación crece a tasa compuesta, para ver el acumulado de inflación hay que elevar 54 a la 79 (un año menos porque hago la cuenta hasta 2014). Eso me da una inflación acumulada de 7,35% billones de aumento, si no me equivoqué entre tantos billones de inflación. Aclaro que el 54% es un número redondeado para hacer más fácil la redacción porque cualquiera que haga la cuenta con el 54% la va a dar algo menos. Los decimales que no agregué, generan una diferencia a tasa compuesta en 79 años.
Pero no solo el BCRA generó esa descomunal inflación, sino que además destruyó 5 signos monetarios. El peso moneda nacional, el peso ley 18.188, el peso argentino, el austral y este peso que está en terapia intensiva y ya no es moneda porque no cumple con el requisito de ser reserva de valor.
Como decía antes, desde que fue creado el BCRA, el promedio la tasa de inflación estuvo en el 54% anual. Ahora bien, veamos la inflación anual graficada desde que fue creado el BCRA en 1935 hasta 2014.
El gráfico 1 muestra la inflación anual pero la dispersión de datos entre los mínimos como en la convertibilidad en que incluso hubo deflación y los máximos como la hiperinflación no permiten ver claramente la tendencia de la inflación. Por eso ahora va el gráfico 2 hecho a logarítmica que sí permite percibir la tenencia. Las zonas en que la curva desaparece, es porque cuando se transforma a esa tasa logarítmica no toma los datos con valores negativos (deflación) y la raya de la curva queda en blanco.
El gráfico 2 muestra, entonces, la inflación en escala logarítmica y permite visualizar mejor en qué niveles estamos actualmente. Como puede verse hoy la inflación está en el mismo nivel que va desde mediados de la década del 40 hasta los 70, aproximadamente. O sea, estamos en un rango de inflación alta o, si se prefiere, retrocedimos casi 70 años en la lucha contra la inflación. Pero también queda muy en claro la tendencia ascendente de la inflación desde que fue creado el BCRA.
Cuando uno ve estos datos de inflación, advierte que a lo largo de la historia del BCRA, dicha institución destruyó sistemáticamente la moneda, porque el Central se transformó en el financiador más importante el déficit fiscal. Una vez que los gobiernos tuvieron la maquinita de emitir moneda sin límites, no pararon de subir el gasto público hasta llegar a este nefasto kirchnerismo que lo llevó a hasta niveles insospechados.
Pero lo cierto es que gobierno tras gobierno usó el impuesto inflacionario como mecanismo de financiar su populismo. Eso hizo que se destruyera la moneda y que el argentino buscara un sustituto. Ese sustituto fue el dólar, por eso, Kicillof, que supuestamente se especializó en historia económica, ni siquiera sabe esa materia porque con solo analizar estos datos advertiría que la fuga hacia el dólar no es ninguna maniobra especulativa de grupos de poder, sino simples reacciones de la gente que se refugia en el dólar como forma de defenderse de sus ahorros y su ingreso.
Desde que fue creado el BCRA cuento que tuvo 58 presidentes, a un promedio de 1,3 por año, lo cual me indica que este no es un problema de poner personas serias y confiables, sino de sistema. El BCRA es una institución que conspira contra el pueblo argentino destruyendo su moneda, el crédito y el crecimiento. Es un virus de destrucción monetaria.
Pero aun con esta nefasta trayectoria estoy dispuesto a ceder en mi propuesta de eliminar el BCRA y que la gente use la moneda que quiera, y optar por eliminar el curso forzoso del peso. Es decir, que la gente pueda hacer sus transacciones en la moneda que desee. En ese contexto el BCRA tendría que producir una moneda de buena calidad o desaparecería como una fábrica de alpargatas que pierde el monopolio que el otorga el gobierno y produce alpargatas de mala calidad.
No hay economía que pueda funcionar sin un sistema monetario sano, porque la moneda, finalmente, facilita las transacciones entre los particulares. Actúa como una autopista que permite agilizar la circulación del tránsito.
La historia del BCRA muestra que esa institución sistemáticamente se ha encargado de destruir la autopista.
¿Por qué existe el cepo cambiario? Porque es la forma que tiene el gobierno de “obligar” a la gente a usar pesos y de esa manera cobrarle el impuesto inflacionario. Es una especie de corralito para cobrarle el impuesto inflacionario. El cepo es tan perverso como el corralito y el corralón. Estos confiscaban directamente ahorros. El cepo confisca ingresos y ahorros en forma indirecta vía el impuesto inflacionario. El cepo es como cazar en el zoológico.
Recordemos que la moneda no es un invento de los gobiernos, sino un descubrimiento del mercado que luego se lo apropiaron los gobiernos. La era de la inflación comienza en el siglo XX con la nefasta proliferación de los bancos centrales.
Insisto, la solución a esta locura inflacionaria es desregular el mercado monetario y dejar que la gente opere en la moneda que desee. En ese escenario, el BCRA estará obligado a producir una buena moneda o se condenará a desaparecer.