Marruecos vive su propia primavera

Por Norberto Frigerio

Alejada aquella “primavera árabe” de 2010, que hizo temblar y estremecer a tantos países de la región como Egipto, Libia, Túnez, Siria, Argelia, que aún hoy siguen con profundos cimbronazos; Marruecos, estabilizado, crece con buenos vientos.

Recientemente, el rey Mohamed VI, en ocasión del 16° aniversario de su entronización, afirmó que la riqueza del país deberá ser aprovechada por la totalidad de los ciudadanos, y aseguró que la región deberá constituirse en un polo de desarrollo integrado con equilibrio y con una fuerte complementación entre sus principales ciudades.

Marruecos, capitalizando sus vínculos con Europa y África, ha crecido últimamente con ritmo sostenido y bajos costos laborales, en busca de una economía abierta, de mercado y competitiva.

Este país gobernado por una monarquía constitucional, con una población de casi 34 millones de personas en un territorio de la misma dimensión del estado de California, se ha desarrollado en los últimos años con paso firme, y así lo confirma el Banco Mundial, que consignó para 2014 un crecimiento económico del 2,6% y proyectó para 2015 otro de 4,6%, previendo para 2016 un 4,8%, y para 2017, un 5%, lo que marca una clara tendencia.

A todos estos datos se suma el haber alcanzado una cosecha cerealera récord de 115 millones de quintales, mantener un fortísimo incremento de ingresos por el turismo, así como inversiones hoteleras significativas. Su renovado puerto de Tánger, la gran puerta de África con generosos intercambios comerciales, la electrificación masiva de todo su territorio, así como la integración territorial mediante autopistas y pavimentación de ciudades y aldeas interconectadas expresan estabilidad y oportunidades de negocios .

Allá lejos quedaron los camellos, los burros y los típicos mercados. Hoy el marroquí puede acceder a la vivienda, al automóvil, a la moto, así como al empleo, y esto se ve, a poco de hacer memoria y recorrer su territorio, aun en sus zonas más desérticas .

Un flamante plan de gobierno dispuesto por el rey, con una base de 5000 millones de dólares para atender intereses y necesidades que asisten a más de 12 millones de personas, da muestra de dónde está el peso específico en estos tiempos.

Simultáneamente, la Bolsa de Marruecos suscribió con el London Stock Exchange, la Bolsa de Londres, el lanzamiento de un programa para pymes marroquíes denominado Elite, con el fin de facilitarles el acceso a los créditos que ofrece el mercado internacional , así como mercados de capitales en particular. Este posicionamiento internacional es clave.

Por último, en un ranking reciente del Banco Mundial sobre el clima de negocios de 189 países, Marruecos se ubicó en el puesto 71 (la Argentina ocupa el 124) .

De toda esta información, podemos inferir que cuando existen decisión política y una fuerte afirmación de las instituciones, es posible superar situaciones de alto riesgo, como los extremismos religiosos. Y esto mientras el país sostiene férreamente la identidad nacional, su identidad islámica, marcando sus fronteras con firmeza y efectuando las reformas políticas y económicas que aseguran su crecimiento,

Marruecos superó sus propias sombras y emerge en el contexto internacional con previsibilidad, confianza, certeza sobre su futuro y, fundamentalmente, como un Estado capaz de ofrecer a sus ciudadanos orden y prosperidad.

Publicado en La Nación.-

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