ÁMBITO FINANCIERO – Para Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso el advenimiento de Nicolás Dujovne en el Palacio de Hacienda ha generado más interrogantes que la salida de Prat Gay, a quién culpa por no haber hecho nada con el rojo fiscal. Si bien Dujovne es más proclive al saneamiento de las cuentas públicas, Abram considera que sólo contará con el apoyo del Presidente, lo cual implicará una dura faena no sólo contra la oposición sino también en el seno de Cambiemos. A continuación el diálogo mantenido con el economista.
Periodista: ¿Cree que no lo hubieran echado a Alfonso Prat Gay si la economía marchaba?
Aldo Abram: Para nada, es que seguimos pensando en términos de un ministro de Economía que no existe más. En realidad, aún, es ministro de Hacienda y Finanzas y no hay que desmerecer dicho cargo, ya que todas las crisis argentinas tuvieron origen fiscal. Justamente el rol de APG era reordenar las caóticas cuentas públicas.
P.: ¿Cómo evalúa la gestión según lo hecho en esta materia?
A.A.: Tuvo dos grandes éxitos: el arreglo con los holdouts y el blanqueo. Para evaluar lo hecho en materia de reordenamiento fiscal tomemos los objetivos que APG anunció a fines de 2015. Planteó una reducción del déficit primario de 1% del PBI y, con suerte, será de 0,3%. Incluso, si excluímos los recursos extraordinarios del blanqueo, es probable que termine siendo mayor al de 2015. Para 2017, dijo que lo reduciría en 1,5% y el Presupuesto que hizo aprobar anuncia que la caída será de 0,6%. Por eso, cuando hablan de ajuste, pregunto cuál. El sector público no hizo ninguno. Incluso, la baja del gasto primario respecto al PBI se debe a la quita de subsidios a los servicios públicos. O sea, no lo hizo el Estado, si no que ajustó el bolsillo del sector privado. Los empleados públicos aumentaron. Frente a una inflación esperada del 17%, el gasto primario se espera que crezca 22,4%, demasiado cuando es necesario bajar el déficit primario y la enorme presión tributaria.
P.: ¿Pero Prat Gay argumentó que si no lo aumentaba, abortaban la reactivación?
A.A.: Eso es un error. ¿De dónde piensan que va a salir la plata? Un argentino que paga impuestos trabaja para el Estado más de la mitad del mes y recién después empieza a hacerlo para su familia. Entonces, cómo nos va a extrañar que no nos alcance el sueldo o no aumente el consumo, si trabajamos para que los políticos suban el gasto público. El Presupuesto Nacional 2017 y de casi todas las provincias y municipios nos avisa que crecerá la carga fiscal sobre la economía; cuando estamos entre los países con carga más elevada y el Banco Mundial anunció que estamos entre los 12 países que más exprimen con impuestos a sus empresas, entre 190. Después, nos extraña que ni garúen las inversiones, hay 178 países que les brindan mejores condiciones. Como ni así les alcanza el Estado se queda con casi todo el crédito. ¿Y nos llama la atención que la tasa de interés sea alta y que el sector privado tiene poco financiamiento para consumir, invertir y producir? Mientras sigamos dando estas señales mejor olvidarse de la inversión y corremos el riesgo de que la reactivación que se inicia termine siendo sólo un rebote más, como los últimos años.
P.: ¿Cambia esto con Nicolás Dujovne?
A.A.: Por lo que conozco del pensamiento del nuevo ministro de Hacienda, tiene claro que no se puede pretender que la Argentina se desarrolle si mantenemos semejante peso del Estado sobre el sector productivo. Tiene la vocación de reducir este lastre que impide la creación de riqueza y empleo para los argentinos y, encima, cada tanto nos lleva a una crisis. Luego, habrá que ver cómo lo implementa. La idea de que congelando el gasto en términos reales se reduce por incremento del PBI es linda; pero el problema es que, la carga inicial, es muy alta para que gane dinamismo el nivel de actividad, lo que haría el arranque muy lento. Pensar que se puede hacer pidiendo recortes a los ministerios es imposible y, además, implica pensar que el gasto es el único problema. No es así, el Estado no sólo creció excesivamente, sino que no cumple con las funciones que le son útiles a los ciudadanos. Por lo tanto, lo que hay que hacer es ver qué rol debe tener, luego definir la estructura que más eficientemente permita cumplirlo y, luego, migrar a esa nueva administración estatal.
P.: ¿Eso implica mucha gente fuera de esa estructura?
A.A.: Así es, pero no en la calle. Quedarían en disponibilidad, cobrando un sueldo y se deberían generar incentivos para que el sector privado los absorba. Por ejemplo, si un empresario toma a alguien que está en disponibilidad, el Estado se hace cargo de sus cargas previsionales. El exempleado público, si se está pasando, es porque estará mejor. El sector público se ahorra parte del costo de dicho empleado, con lo que gana la sociedad en su conjunto; porque pasa a ser productiva, una persona que no le prestaba ningún servicio y era una carga para los contribuyentes.
P.: ¿Podrá hacerlo en año electoral?
A.A.: Lamentablemente, la tarea de Dujovne será quijotesca. No solamente tendrá que pelear contra la gran mayoría de los políticos y economistas de la oposición que piensan que el Estado está para financiar la política; sino que también con una parte de los de Cambiemos. La única chance que tiene es contar con el apoyo del Presidente; pero, sobre todo, el nuestro. Los argentinos debemos empezar a exigir a los políticos que dejen de tratarnos como súbditos vaciando nuestros bolsillos para tener más plata para gastar y que nos respeten como ciudadanos. Deben administrar las finanzas del Estado como nosotros lo hacemos con las de nuestra familia. En definitiva, nosotros nos sacrificamos mucho para que nuestras familias no pasen penurias y, luego, por los estropicios de los políticos entramos en crisis y nuestra familia sufre. Así que tenemos que elevar la voz y exigir que controlen el gasto y empiecen a dejar de exprimirnos.