Miembro del Consejo Académico de Libertad y Progreso. Licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Es consultor económico y Profesor titular de Economía Aplicada del Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica del Master de Economía y Administración de CEYCE.
Es lamentable que un gobierno que venía a cambiar siga utilizando los mismos parámetros que usaba el kircherismo para establecer derechos
Un patético debate surgió durante el fin de semana cuando el titular del PAMI, Carlos Regazzoni, salió a argumentar que los remedios que se entregan 100% gratis a los jubilados no correrá para aquellos que tengan yates, autos con menos de 10 años de antigüedad y no sé cuántas cosas más, además de decidir que todos los jubilados que tengan obra social privada no tendrán derecho a recibir remedios gratis.
Por empezar no hay tal cosa como un programa de remedios gratis, alguien lo paga y ese alguien es el contribuyente. En segundo lugar, el jubilado debería tener la libertad de poder elegir si quiere que le descuenten de la jubilación un porcentaje para el PAMI. El que quiere aporta al PAMI y recibe las prestaciones de esa institución y el que no quiere se paga los remedios de su bolsillo o bien contrata una obra social privada y se maneja con ella pero sin que le descuenten de su jubilación recursos para el PAMI.
La realidad es que a la Argentina la hundió los supuestos planes “sociales” del estado porque se han transformado en una fuente de corrupción, caja para la política o bien una forma de buscar clientelismo político. Bajo el argumento del estado solidario, algo que no existe porque el estado no tiene recursos propios sino que son recursos de los contribuyentes, hoy el estado no presta el servicio básico de seguridad pero se ocupa de implementar centenares de “planes sociales” que se reparten con criterio político y nadie controla qué se hace con esa plata. Son simples cajas para comprar voluntades políticas.
En todo caso si hoy hay que implementar un programa de remedios que se le entregan sin pagar a los jubilados porque no tienen dinero suficiente para pagarlos, es porque fuimos a una política populista de jubilaciones.
Ahora, lo que más molesta de la propuesta del gobierno de no otorgarle el beneficio de remedios sin cargo a quienes tienen una obra social privada es el criterio discriminatorio con fuerte contenido populista. Esa eterna historia de discriminar entre vos sos rico no tenés derecho. Aquél otro que es pobre tiene derecho a que otro le pague los remedios, la casa, las vacaciones y lo mantenga de por vida.
Pero el pecado original de todo este problema sobre si tiene que suspenderse el programa de remedios gratis para los jubilados que tienen obra social viene del nefasto sistema jubilatorio de reparto que ha hecho de las jubilaciones un agravio a la gente que trabajó toda su vida. Matemáticamente ningún sistema de reparto funciona en el mundo porque aumentó la esperanza de vida de las personas y cada vez hay menos trabajadores en actividad por cada pasivo que hay que financiar. Encima, en Argentina la fenomenal carga tributaria sobre la nómina salarial hace que el trabajo en negro sea gigantesco o desestimule la contratación de personal. Agreguemos a esto la cantidad de gente que vive de planes sociales sin trabajar lo cual disminuye los ingresos del sistema de reparto y tenemos un combo perfecto para que los jubilados cobren una miseria.
Como los jubilados cobran una miseria, entonces empiezan a inventar estos planes de remedios gratis, cuando en rigor cada uno debería ir armando su cobertura a lo largo de la vida para cuando se retire. Pero tantos años de populismo llevan a estos parches como el de remedios gratis que cuando pretenden emparcharlos, se cometen barbaridades como decir que el que tiene obra social privada no tiene los mismos derechos frente a la ley que el que no tiene obra social privado. Hay infinidad de casos en que los hijos les pagan la obra social a sus padres jubilados para que en caso de ser necesaria una internación puedan ir a un sanatorio digno y no a los destrozados hospitales públicos.
Esta propuesta es tan disparatada que es como si a quien tiene auto le vendieran la SUBE más cara que al que no tiene auto. O si tengo un matafuegos en mi casa, entonces los bomberos se encargan de apagar solo una parte del incendio. Llevado al extremo se ve la ridiculez en que acaban estas propuestas de romper con el principio de igualdad ante la ley. Si todos los jubilados están obligados a aportar al PAMI tienen que tener el mismo derecho ante la ley por más obra social que tengan.
En definitiva, dudo que la gran estafa haya estado en jubilados que fueron a buscar medicamente gratis siendo dueños de yates, autos último modelo y cosas por el estilo. Habrá habido casos, pero con un costo marginal menor dentro del agujero negro que es el gasto público.
La parte más patética es esto de seguir dividiendo a los argentinos entre los que tienen cierto ingreso o patrimonio y los que tienen menos para otorgar derechos. Es insistir con el discurso que hace pensar que los pobres son pobres porque el otro es rico. Una forma de enfrentar a la sociedad.
Francamente pensé que con Cambiemos, al menos esta parte tan nefasta del kirchnerismo iba a desaparecer. Es lamentable que un gobierno que venía a cambiar siga utilizando los mismos parámetros que usaba el kircherismo para establecer derechos. Así, con la sociedad dividida y tratando como ciudadano de segunda a quienes logran algún éxito económico en forma lícita, no van a cambiar los valores que hay que cambiar para poner a la Argentina en una senda de crecimiento de largo plazo