EL CRONISTA – Cada uno de los argentinos que pagamos impuestos deberíamos preocuparnos cuando los políticos o los funcionarios claman para que no haya ajuste o garantizan que no lo habrá. Eso quiere decir que ellos no harán el ajuste y que lo tendremos que hacer nosotros los contribuyentes.
Lamentablemente, hemos dejado que los políticos construyan un monstruoso Estado al servicio de la política y que se sirve de los ciudadanos.
Para ejemplificar en forma sencilla y didáctica lo sucedido con el Estado argentino, la Fundación Libertad y Progreso lanzó un video animado llamado La Gran Raviolada, que se puede ver en su sitio de YouTube (https://goo.gl/NNWxYw). Su nombre juega con el término raviol, vulgarismo que refiere a cada repartición del Estado, reparticiones que se han multiplicado hasta rondar los 3.000 a nivel nacional. Seguramente, si se realizara un estudio similar para las provincias y municipios mostrarían un desmadre aún mayor, sobre todo en los últimos tiempos.
Para entender el problema que enfrentamos, imaginémonos que nos encontramos en el fondo de un valle con un montón de trabajadores y empresarios del sector productivo tirando de una enorme carreta, el Estado, donde van subidos los políticos. Para salir del valle, la recesión, el sendero es cuesta arriba así que no es una tarea fácil y se complica cada vez más cuando los políticos empiezan a subir a más y más funcionarios públicos arriba de la carreta.
Por supuesto, los trabajadores y empresarios empiezan a desplomarse por el excesivo esfuerzo; mientras los políticos, generosos, los suben a la carreta que cada vez anda más despacio y exige mayor sacrificio a los que quedan tirando. Así hasta que apenas avanza o queda inmóvil por la imposibilidad de acarrearla.
Eso es lo que hemos logrado en la Argentina. Un Estado que asfixia al sector productivo privado. Donde 8 millones que trabajan en el sector productivo y pagan los gastos de un Estado del que 20 millones reciben un cheque. Donde los empleados formales trabajan, por lo menos, alrededor de la mitad del mes para el Estado, por lo que no debería extrañar que le cueste llegar a fin de mes con su familia.
Un país que se ubica entre los 12 que más exprimen a sus empresas con impuestos, o sea que hay 177 otras economías en el mundo que les ofrecen mejor trato tributario a los inversores. Donde cualquier bien o servicio que uno compra incluye entre 40% y 60% de gravámenes y tasas en su precio; por lo que todo es más caro que afuera. Así, es imposible pensar en una economía que se desarrolle impulsada por inversiones que generen buenos empleos bien pagos y generando mayores oportunidades de progreso para todos.
Por eso, debemos ser nosotros los que le exijamos a la dirigencia política que haga la reforma del Estado necesaria para que éste sirva a los ciudadanos y que, además, podamos pagarlo con niveles razonables de impuestos y tasas municipales.