Doctor en Economia y Doctor en Ciencias de Dirección, miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias.
CRONISTA – En todas partes el debate sobre ideas de fondo determina la coyuntura. Lo que ocurre día a día en diversos países es inexorable consecuencia de la comprensión o incomprensión de los conceptos que se tengan acerca de las cosas. Si se piensa que puede paliarse la pobreza con recetas que en realidad la agudizan, el resultado indefectiblemente será la adopción de políticas que extienden las situaciones de pobreza y así sucesivamente.
Entonces lo primero, primero. No tiene sentido poner la carreta delante de los caballos. Si se corre tras la coyuntura se está comenzando por el final, puesto que, como queda dicho, las ocurrencias diarias son la consecuencia de las metas que se fijen y, a su turno, estos objetivos son el resultado de considerar ciertos medios como idóneos para el logro de los fines propuestos.
Es por cierto muy natural y necesario que los diversos medios de comunicación destinen espacios a la coyuntura, es decir, a las noticias cotidianas pero de allí no se desprende que deba abandonarse el debate de ideas de fondo ya que sin esa brújula los sucesos diarios quedarían a la deriva. Sería equivalente a darle importancia a los efectos sin importar las causas. Sería como el perro que da vueltas para morderse la cola.
Es tragicómico prestar atención a quienes machacan con que “lo importante son los hechos y no la discusión de ideas” como si los hechos aparecieran por ósmosis, como si cayeran del cielo sin explicación alguna.
Desde luego que otra cosa bien distinta es la ideología, no en el sentido inocente del diccionario de conjunto de ideas, ni siquiera en el sentido marxista de falsa conciencia de clase, sino en la acepción más generalizada de algo cerrado, terminado e inexpugnable lo cual contradice la visión más elemental del conocimiento que por definición trata de un proceso evolutivo y abierto en cuyo contexto se traduce en una adquisición provisoria, siempre abierta a refutaciones.
En todo caso debe recordarse que nada hay más práctico que una buena teoría, los hechos se interpretan en base a un andamiaje conceptual que puede ser acertado o equivocado. Los hechos aislados no significan nada, el significado se lo otorga la explicación de su naturaleza y consiguientes causas que, precisamente, provienen del debate de ideas en competencia entre sí.
Por esto es que los medios de comunicación de mayor prestigio reservan espacios para la opinión y no se agotan con las noticias del momento. Esos debates y distintas perspectivas enriquecen las interpretaciones que así permiten comprender y eventualmente corregir y encaminar los sucesos diarios. En este sentido, en orden de importancia la opinión prevalece sobre la noticia ya que hace de guía, mojón o punto de referencia al efecto de no dar palos de ciego. En nuestro país da la sensación que se corre tras la coyuntura y se otorga poco espacio para el debate de ideas.